—¿Los Ángeles? —mascullo. No escondo mi sorpresa.
Siento que palidezco por completo. Había olvidado ese detalle, ese detalle que me habían dicho. A veces hay que viajar y al ser su secretaria, me veo obligada a acompañarlo.
—¿Tiene algún inconveniente?
—Para nada, solo me tomó por sorpresa. ¿Cuándo es la fecha exacta y la duración del viaje?
—El lunes que viene, el vuelo sale a las ocho de la mañana. Mi chofer la recogerá y la llevará hasta el aeropuerto. Estaremos allí por dos o tres días como mucho. Eso es todo.
No me deja preguntar nada más, pues se da la vuelta y abandona la habitación. Me llevo las manos a la cara y reprimo las ganas de gritar del estrés. ¿Qué es lo que haré ahora?
Tengo que hacerme cargo de Lucas, él acaba de llegar a casa y yo tendré que viajar. Sé que es un viaje corto y el destino no se encuentra muy lejos, pero aún así, quería quedarme aquí en Nueva York.
¿Qué se supone que haré ahora?
Carla tiene trabajo y no podrá quedarse vigilando a Lucas... Es decir, a veces puede quedarse, pero... no creo que pueda todo el tiempo.
Mierda. Debo conseguir a alguien que me dé una mano con esto. Intento dejar mis pensamientos a un lado y me pongo a trabajar antes de que mi jefe aparezca nuevamente y me vea haciendo absolutamente nada por pensar demasiado. Podría despedirme muy fácilmente.
Mi jornada laboral se basa en eso; acompañar al señor Haste a reuniones, agendar nuevos acontecimientos, hacer llamadas y anotar. Cuando empieza a anochecer, mi jornada laboral llega a su fin. Recojo mis pertenencias y bajo a la primera planta del edificio que está un tanto deshabitada.
Camino hacia la salida, pero una voz me interrumpe.
—Señorita.
Volteo y allí la veo a Camille. Lleva un vestido ajustado y trae su cabello rubio suelto, esta vez lo tiene ondulado. Sonríe con diversión mientras me examina con la mirada. En definitiva, creo que nunca voy a lograr entender por qué esta mujer sonríe tanto al verme.
—Señorita.
Le correspondo el saludo y me marcho.
Cuando llego a casa, dejo mis pertenencias a un lado, me desinfecto las manos y me cambio de ropa antes de ir a saludar a Lucas, quien se encuentra en la sala de estar con la mirada puesta en la televisión.
Se percata de mi presencia a los pocos segundos y corre a saludarme, lo cual logra elevar mi humor notablemente.
—¡Mami! —exclama y me agacho a recibir sus besos— Te extrañé mucho.
—Yo también te extrañé, hijo.
Sonrío y le acaricio la mejilla.
—¿Carla está en la cocina?
—Sí.
—Iré a verla.
Me dirijo a la cocina, en donde hallo a mi amiga con la mirada puesta en su teléfono.
—Eveline —nota mi presencia.
—¿Qué haces?
—Hablo con Harmony.
¡Harmony! Podría pedirle su ayuda a ella. Al fin y al cabo, era ella quien solía hacerse cargo de Lucas antes.
—¿Por qué tienes esa cara? —interroga, sonriendo.
—Tengo que acompañar al señor Haste a un viaje a Los Ángeles.
—¿Los Ángeles? —asiento—. ¿Y cuál es el problema?
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Todo Por Mi Hijo
RomanceDUOLOGÍA TORMENTO - LIBRO I El dolor, la pena y la pérdida fueron inminentes protagonistas en la vida de Eveline Morrison durante años en los que sufrió al ser repudiada por las personas que más amó; su familia. Sin embargo, siguió adelante con su v...