CAPÍTULO 54

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Eveline

Al abrir los ojos, me cuesta acostumbrarme a la luz que se cuela a través del enorme ventanal. Me tallo los ojos y observo mi entorno.

La habitación de William.

Recuerdo vagamente lo que sucedió anoche; los comentarios de Marcus, su forma morbosa de tocarme, los tragos con William, Stay With Me de San Smith y... No recuerdo mucho lo demás.

Por Dios, ¿tan ebria me puse? Me meto dentro del cuarto de baño para tratar de arreglar mi aspecto y me cepillo los dientes con los dedos. Luego, me coloco los tacones y salgo de la habitación. Llego al comedor y me sorprende hallar a William hablando por teléfono en lo que parece ser italiano.

Su voz es tan deleitante en aquel acento.

Al colgar la llamada, se vuelve hacia mí. Lleva una camisa negra que hacen juego con sus pantalones y trae el cabello desordenado, este le cae sobre la frente de forma rebelde.

—Buenos días —digo, aclarándome la garganta.

No dice nada, simplemente me mira.

—Buenos días.

—Yo... No fue mi intención terminar en tu penthouse —digo.

Sacude la cabeza y su mirada empieza a ponerme de los nervios.

»La verdad es que no recuerdo mucho de anoche. ¿Hay algo que deba saber?

—¿No recuerdas nada?

—Un poco —admito, sonriendo—. ¿Hice alguna tontería?

—Nada del otro mundo.

Suelto un suspiro de alivio. No sé por qué me esperaba algo peor.

—Vamos, te llevaré a casa.

Lo sigo hacia el ascensor, en donde nos metemos en silencio y mientras descendemos, no puedo evitar sentir algún tipo de tensión.

¿Acaso hice algo?

Las puertas se abren en la recepción, la recepcionista saluda a William con coquetería pese a que él la ignora y una vez afuera, nos subimos a su auto.

Pongo un poco de música para aligerar el ambiente. Pasan unos cuantos minutos hasta que aparca el coche frente a mi edificio.

—Gracias por traerme.

Ambos nos quedamos en silencio.

»¿Te gustaría pasar a tomar un café?

Ni siquiera me dirige la mirada.

—Estoy bien.

—Tu actitud me hace pensar que dije o hice algo que te molestó —admito.

—No hiciste nada, Eveline.

Volvemos a quedarnos en silencio y siento que mi corazón se hace trizas. Me aclaro la garganta antes de tomar la palabra de nuevo.

Todo Por Mi HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora