CAPÍTULO 25

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Eveline

Suelto un pesado suspiro mientras enfoco mi mirada en el ordenador. Estoy cansada, llena de trabajo y solo quiero irme a casa para ver a Lucas.
Esta última semana pasó muy rápido y ya es viernes, lo cual significa una sola cosa; un evento. Hoy, se lleva a cabo una gala benéfica. Y al ser parte del personal de la empresa, me veo obligada a ir. No iría, si no fuera porque lo probable es que el señor Haste se enfade, o eso es lo que creo.
De repente, la puerta de la oficina se abre abruptamente y alzo la mirada como una niña pequeña asustada. Mi primer pensamiento es que se trata de mi jefe, pero no es así; se trata de Canille. Como siempre, lleva su cabello rubio suelto y un precioso vestido que debe costar más que la renta de mi apartamento.

—Buenos días, secretaria.

Su voz se emite de manera tranquila, pero sus expresiones me dan a entender que busca algo. Últimamente actúa un poco extraño, he notado que me mira constantemente cuando salgo del edificio, a veces la veo en la puerta de la oficina del señor Haste mirando. Es como si buscara algo.

—Buenos días. Dígame.

Me limito a decir aquello y enfoco mi mirada en el ordenador de nuevo. Toma asiento en uno de los lugares libres y se cruza de piernas.

—Quiero que hablemos, y quiero que me mires a los ojos cuando me dirijo a ti.

De inmediato, clavo mis ojos en ella.

—¿Necesita algo? —interrogo.

—Así me gusta —murmura, airosa—. Necesito que hablemos un poco, Eveline. ¿Sabes de qué? —Niego con la cabeza—. Sobre tu jefe, William Haste.

No me da un buen presentimiento.

—Pienso que lo que tenga que hablar con el señor Haste debería hacerlo con él, no conmigo.

Sonríe.

—Me gusta tu carácter, podrías explotarlo de muchas maneras. —Hace una pausa—. Necesito que investigues si William se está viendo con otra mujer. Últimamente, actúa como un fumador solitario.

¿No siempre es así? No creo que sea un hombre cariñoso. Y, ¿qué es lo que cree que soy? Podría meterme en problemas.

—Disculpe, pero no haré eso —vuelvo a centrar la mirada en el ordenador.

—Sé que te interesa.

—Se equivoca. La vida del señor Haste no es de mi interés.

—A todas les interesa y tú formas parte de esa lista. —Se cruza de brazos—. Necesito saber si está follándose a otra para sacar a esa perra del camino.

—No lo haré.

—¿Cuánto dinero quieres?

Mete las manos en su bolso y saca una chequera.

—No quiero su dinero —digo, antes de que vuelva a hablar—. Estoy haciendo mi trabajo, y no pienso meterme en la vida de mi jefe. Si necesita hablar o discutir algún asunto pendiente, debería hacerlo con él. Yo soy una simple secretaria y no quiero meterme en líos.

Me pregunto por qué le interesa tanto. Camille me pareció ambiciosa desde la primera vez que la vi.

La ambición por hacer algunas cosas a veces nos hace perder la cabeza.

—Espero que no seas tú a quien se
folla, porque nadie se interpone en mi camino, ¿me oíste? Mi objetivo es casarme con William y así lo haré. Si te acuestas con él, déjame decirte que no eres más que un simple juguete. Nadie puede entender a Willliam como lo hago yo, soy la única mujer en su vida y la dueña de sus pensamientos.

Todo Por Mi HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora