05. Diarios

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No es lo que te pasa lo que determina lo lejos que llegarás en la vida;

es la forma de manejar lo que te pasa.

Zig Ziglar

(Escritor estadounidense 1926-2012)

HOY

- ¿Por qué no sabe mi prometido que te estoy viendo? - le pregunto entonces. Él suspira y cierra los ojos.

- Voy a ser sincero contigo, desde el principio te pedí que no se lo contaras.

Una punzada de miedo me recorre por dentro, casi como un eco. Sin embargo, Off no me parece alguien de quien deba desconfiar.

- Continúa - le digo. Quiero creer que puede ayudarme.

- En el pasado, muchos médicos, tanto psiquiatras como psicólogos, os han dicho a ti y a Nawat que querían trabajar con vosotros, pero tu prometido siempre se ha mostrado muy reacio a permitir que veas a tales profesionales. Ha dejado muy claro que ya recibiste un tratamiento exhaustivo en su momento y que nada se consiguió salvo aumentar tu angustia. Seguramente quiera ahorrarte y ahorrarse más decepciones.

Esto último no parece decirlo muy convencido, pero la verdad es que tiene mucho sentido. No quiere que me haga ilusiones.

- ¿Y lograste convencerme de que nos viéramos a sus espaldas?

- Sí. Primero se lo planteé a Nawat. Hablamos por teléfono. Le propuse que nos viéramos en persona para poder explicarle lo que podía ofrecerte, pero no quiso, y cuando le dije que te conocía se enfadó mucho, así que me puse en contacto contigo.

- ¿Cómo?

- Fui a verte. Esperé a que salieras de tu casa y me presenté.

- ¿Y yo accedí a verte sin más?

- Al principio no. Tuve que convencerte de que podías confiar en mí, de que quería ayudarte. Te propuse que nos viéramos, aunque solo fuera una vez, para tomar algo y, a ser posible, sin que Nawat estuviera al corriente. Te dije que te explicaría por qué quería que nos viéramos y lo que creía que podría ofrecerte.

- Y yo estuve de acuerdo... accedí...

- Sí, Gun - pronunció mi nombre con una especie de nostalgia. - Te dije que después de la primera visita la decisión de contárselo a tu prometido sería tuya y solo tuya, pero si decidías no contárselo entonces te llamaría para recordarte nuestras citas.

- Y decidí no contárselo.

- Exacto. Dijiste que querías esperar a que hiciéramos algunos progresos. Pensabas que era lo mejor.

- ¿Y ha sido así?

- ¿Qué? - me parece imposible, pero creo que estaba despistado mirándome los labios.

- ¿Hemos hecho progresos? - pregunto sin darle importancia al hecho de que sí que me estaba mirando los labios.

Bebe un sorbo de su café con nerviosismo y deja la taza sobre la mesa.

- Er, sí. Aunque son difíciles de cuantificar con precisión. Durante las últimas semanas parece que te han venido multitud de recuerdos, muchos de ellos, que sepamos, por primera vez. Y hay ciertas realidades de las que ahora eres consciente con más frecuencia que antes. Por ejemplo, hay días que te despiertas recordando que estás prometido y... creo que estás ganando independencia.

- ¿Independencia?

- Así es. Ya no dependes tanto de Nawat. Ni de mí - esto último pareció decirlo con un atisbo de tristeza, pero fue solo un segundo.

Nø cønfíes en nađie. [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora