Nø cønfíes en nađie. [OffGun]

08. 1 de Mayo

EL DIARIO DE GUN ATTHAPHAN POONSAWAS

Miércoles, 1 de mayo

El reloj de mi móvil acaba de dar las cuatro, Nawat aún tardará en volver a casa, pero mientras escribo estoy pendiente de oír su coche. La caja de zapatos se encuentra en el suelo, junto a mis pies, y el papel que envolvía este cuaderno asoma por ella. Si viene guardaré el cuaderno en el ropero y le diré que he estado descansando.

Es mentira, pero una mentira pequeña, y no tiene nada de malo que quiera mantener el contenido de mi diario en secreto. Tengo que escribir lo que he visto, lo que he descubierto, lo que recuerdo, todo, pero eso no significa que quiera que otra persona, la que sea, lo lea. Además, él oculta cosas peores, como el hecho de que tenga un hermano y ni siquiera me lo mencione.

Hoy he visto a Off. Nos sentamos cada uno a un lado de su escritorio en la consulta. Me preguntó cómo me iba.

- Supongo que bien - dije.

Era una pregunta difícil de responder; las pocas horas transcurridas desde que me desperté esta mañana eran las únicas que podía recordar con claridad. Había visto a mi prometido, como si fuera la primera vez, aunque yo sabía que no lo era, y me había llamado mi médico, el cual era amigo mío y me contó lo de mi diario. Después de comer me recogió y me trajo en coche hasta su consulta.

- El martes, después de que me llamases, escribí en mi diario - dije.

Parecía contento de oír eso.

- ¿Crees que te ayudó en algo, Gun?

- Sí.

Le hablé de los recuerdos que había tenido. La visión del club de teatro, de que él estaba en mi recuerdo, de nuestros amigos, sus nombres, de mis padres y mi hermano, del día en el que Chimon y yo supimos de la enfermedad de nuestro padre. Le conté casi todo, lo único que no le dije fue lo del rayo y la estrella, lo que sentí al recordar eso, la sensación que tuve de que éramos mucho más que amigos, me parecía raro contarle eso a alguien que acababa de conocer.

Aunque al mirarle era como si le conociese de toda la vida, sobre todo al leer sobre él en mi diario. Pero aun así prefería guardarme todo eso de momento, no estaba preparado para contarle todo eso.

Off iba tomando apuntes mientras yo hablaba.

- ¿Todavía recuerdas esas cosas? - me preguntó. - ¿Las recordabas cuando te despertaste esta mañana?

Vacilé. Realmente no las recordaba. O solo recordaba una parte. Esta mañana había leído mi entrada del martes sobre el desayuno con mi prometido, sobre el paseo que dimos hasta el Sky Bar. Me pareció tan irreal como una novela, una historia que nada tenía que ver conmigo. Leí y releí la misma entrada una y otra vez para grabarla en mi mente, para fijarla. Tardé más de una hora.

Leí las cosas que Nawat me había contado, cómo nos conocimos, cómo vivíamos, y no sentí nada. Otras, en cambio, se quedaron conmigo. Como Chimon y Off, por ejemplo. Mi hermano y mi amigo o algo más que amigo. No podía recordar los cristales rotos, el escenario del club de teatro, ni otros amigos que mencionaba, pero el recuerdo de ellos dos seguía vivo en mí y esta mañana, conforme leía y releía mi entrada del martes, recordé otros detalles.

Recordé las gafas de mi hermano, su preferencia por la ropa clara, la gorra floreada que llevaba a todas partes, sus mejillas algo coloradas, cómo hacía que jugar en un parque fuese lo más guay del mundo. No recuerdo momentos que hayamos pasado juntos, pero sí recuerdo el día en el que le conocí:

"Todo era muy blanco, azul y gris, con mucha luz. Iba de la mano de mi padre por un pasillo muy largo, olía a desinfectante y a los laterales había muchas habitaciones, algunas con las puertas cerradas, otras con las puertas medio abiertas. Papá me decía que tuviese cuidado con él, que era muy pequeño.