18. 7 de Mayo

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EL DIARIO DE GUN ATTHAPHAN POONSAWAS

Martes, 7 de mayo, por la tarde.

Off seguía leyendo. A pesar de que ciertas cosas que había escrito me avergonzaban, decidí dejarle leer todo el diario, sin perder detalle.

Notaba, a medida que avanzaba, cómo sus expresiones y gestos iban cambiando. Cuando leía algo sobre nosotros se sonrojaba; si se trataba de un escrito íntimo con Nawat, el sonrojo disminuía un poco y fruncía el ceño; y al llegar a las partes violentas... la rabia se apoderó de él, sujetó el diario con más fuerza y su respiración se volvió más agitada.

Al terminar dejó el diario sobre la mesa y lo observó en silencio. Alcé mi vista a él de nuevo, pero Off evitó mi mirada y se llevó la mano al rostro, tapándose los ojos; aunque ya la había visto, una pequeña lágrima deslizándose por su mejilla. Lloraba.

Acerqué mi mano hacia él para intentar calmarle, o calmarnos, verle así hizo que mis lágrimas también quisieran salir, reprimí tanto con Nawat que no pude retener más el llanto.

Entonces Off se levantó de su silla y vino hacia mí, se arrodilló y posó la cabeza en mi regazo.

- Lo siento - murmuró entre sollozos - siento no haber podido protegerte,  haber tardado tanto en encontrarte, lo siento. Todo esto es culpa mía...

No, no digas eso, pensé. ¿Culpa tuya? ¿Qué podrías hacer? ¿Qué podrías haber hecho? Eres quien ha estado siempre a mi lado, incluso después de tantos años.

- Estoy recordando gracias a ti - me oí decir - si aquí hay un culpable, ese es Nawat.

Me abracé a él y enredé su pelo entre mis dedos. Olía a bebé. Recordaba ese olor, recordaba haber hecho esto mismo hace tiempo, juguetear con su pelo. Off era mi detonante, él era la pieza que faltaba para reunir todos mis recuerdos.

- Pero, si yo hubiese...

- Shh, calla, no sigas culpándote por algo del pasado - le alcé el mentón e hice que me mirara. - Ahora estás aquí, me buscaste y me encontraste. Has hecho mucho más de lo que podría haber imaginado, gracias a ti he llegado hasta este momento. Gracias a ti sé la verdad. Y ahora que te tengo, no tendré que luchar solo.

***

Tras la exaltación estuvimos unos minutos sin decir nada. Off seguía pegado a mí y yo continuaba acariciando su pelo.

Por suerte no había nadie paseando por esta calle que nos viera así, pero noté que la dueña de la cafetería sí nos observaba. Éramos sus únicos clientes.

Nos miraba con preocupación, la mirada de una madre. Entonces vi que cogía algo del mostrador, pero no pude ver claramente lo que era porque tuve que desviar la mirada, la mujer venía hacia nosotros.

- Off, levanta, rápido, se acerca la señora de la cafetería - susurré.

Miró hacia atrás e intentó volver a su sitio antes de que llegase, pero se dio en la cabeza con la mesa y terminó sentado en el suelo, no pude evitar reírme antes de ayudarle a levantarse.

- ¡Oh, querido! ¿Estás bien? - dejó una bandeja en la mesita con tres platos pequeños. En uno de ellos había varios sándwiches en tamaño mini, en otro un trozo de tarta de fresa y plátano con hojaldre y en el último dos bolas de helado.

- Sí, estoy bien, no se preocupe - Off volvió a su sitio y vio todo lo dispuesto en la mesa. - Disculpe, no hemos pedido esto.

- Lo sé querido, es un regalo, para que os animéis un poco, tenéis los ojos tristes. Me recordáis a mi hijo, él también tenía esos ojos a veces.

- Muchas gracias, aunque es demasiado, déjenos pagar más por los tés - Off cogió su maletín y empezó a buscar su cartera.

- No, no, no, no. Un regalo es un regalo. A cambio, podríais volver aquí otro día, no suele venir mucha gente.

- Me parece bien - respondí. - Es un sitio muy acogedor, creo que nunca había estado antes en un lugar así.

- ¡Cuánto me alegra oír eso! ¿Sabes muchacho? Montar esta cafetería fue idea de mi hijo, Temo. Estaba contentísimo de realizar su sueño, siempre había querido una pequeña cafetería de cuento.

Por cómo hablaba de él, parecía que ya no estuviese, al hablar de él sus palabras detonaban tristeza, nostalgia. Quería preguntarle, pero no me atreví, podría pensar que soy un entrometido. Entonces escuché a Off.

- Debe echarle mucho de menos - dijo.

- Sí, mi niño, así es - nos sonrió con melancolía - cada día. Vosotros me recordáis a él. Pero bueno, ya no os molesto más, os dejo disfrutar del postre tranquilos. Si necesitáis algo sólo tenéis que llamarme, mi nombre es Godji, pasad una buena tarde mis niños.

- Muchas gracias por todo Godji - le devolví la sonrisa y esperé a que volviese dentro de la cafetería para hablar con Off.

No sabía cómo íbamos a proceder ahora que sabíamos la verdad, o al menos parte de la verdad, pero algo teníamos que hacer.

- Bueno... - comencé. Pero Off me interrumpió.

- Tienes que dejar esa casa inmediatamente, no puedo dejar que sigas con Nawat, a su lado estás en peligro - noté que se tensaba, su respiración volvió a agitarse y cerró la mano en un puño. 

- Lo sé, yo también quiero dejar ese sitio, pero si lo hago ahora Nawat lo descubrirá todo y aún no sabemos todo lo que pasó. Necesito averiguar toda la verdad, poder recordarlo con claridad, de lo contrario no tendremos pruebas para poder encerrarle. 

- Pero Gun, es muy peligroso, no puedo protegerte cuando te encuentres en la casa con él, ni siquiera sabe que existo. Cree que solo le tienes a él, se cree invencible. Menudo miserable...

- Si algo pasa te llamaré, lo prometo, tendré cuidado.

- Está bien. Y hablando de eso, deberías tener mi número personal, si algo pasa no podrás decírmelo a través del número de la consulta - tras decir esto cogió de nuevo su maletín y sacó una libreta.  En ella escribió su número, arrancó la hoja y me dio el papel. 

Por fin tenía su número personal, podría parecer una tontería, pero para mí era algo muy importante, así podría hablar con él siempre que quisiera, escribirle... 

- ¿Puedo llamarte aunque no pase nada malo? - guardé el número en un bolsillo pequeño de mi bandolera.

- Claro que sí, me encantaría que me llamaras, porque... respecto a lo que escribiste en tu diario... - se interrumpió y cogió su vaso de té para dar un sorbo. - ¿De verdad piensas así de nosotros? ¿De mí? 

Me mordí el labio, al enseñarle el diario sabía que terminaríamos hablando de esto, pero no pensaba que sería tan rápido. ¿Cómo podía poner todo lo que sentía hacía él en palabras? No me veía capaz de expresarme con suficiente claridad, no cuando ni siquiera puedo organizar mis recuerdos, mi vida era un desastre. Y aún así él se las arreglaba para hacerme olvidar lo roto que estaba. 

- Sí Off, todo lo que escribí es verdad, es lo que siento, yo...

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Hola mis babiis! 🤗

¿Cómo están? Espero que bien ~ ✨

Espero que lo hayáis disfrutado y que tengáis muchas ganas de leer el siguiente.

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Nø cønfíes en nađie. [OffGun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora