Nací mañana
hoy vivo
ayer me mató.
PARVIZ OWSIA
HOY
El dormitorio me es ajeno. Desconocido. No sé dónde estoy, ni cómo he llegado hasta aquí. Ignoro cómo volveré a casa.
He pasado la noche aquí. Me despertó la voz de una mujer. Al principio pensé que se encontraba en la cama conmigo, hasta que comprendí que ella estaba cantando en otro idioma y yo escuchando la alarma de un móvil. Y cuando abrí los ojos me descubrí aquí. En esta habitación que no reconozco.
Una vez que mis ojos se acostumbran a la penumbra, miro a mi alrededor. De la puerta del ropero cuelga una chaqueta azul con ribetes blancos, por su forma y aspecto parece la chaqueta de un traje; es masculina, propia de un hombre mayor que yo. Y sobre el respaldo de una silla, frente al escritorio del ordenador, descansa un pantalón vaquero negro cuidadosamente doblado, pero no alcanzo a vislumbrar mucho más. Cojo el móvil para apagar la alarma y me resulta complicado al principio; es un móvil mucho más moderno que el mío, al parecer no hace falta que desbloquees la pantalla para quitar la alarma. Consigo por fin apagar la alarma y entonces me doy cuenta de una cosa, este es mi móvil, hay una foto de Rufio, mi gato, en la pantalla de inicio. No sé de dónde habré sacado este móvil tan moderno, pero no me quejo.
En ese momento oigo una inspiración fluida a mi espalda y caigo en la cuenta de que no estoy solo. Me doy la vuelta. Veo una masa de piel caramelizada, y pelo moreno salpicado de los reflejos dorados que dejan los suaves rayos de sol que entran por la ventana. Un hombre. Tiene el brazo izquierdo sobre las mantas, y un anillo plateado, parece de compromiso, en el cuarto dedo de la mano. Ahogo un grito.
Este tipo no solo es más mayor que yo, pienso, sino que encima está comprometido. No solo me he tirado a un hombre comprometido, teniendo diecisiete años, sino que lo he hecho en la que imagino es su casa, en la cama que normalmente debe compartir con su pareja. Me recuesto e intento serenarme. Debería darme vergüenza.
Me pregunto dónde estará su pareja. ¿Debería preocuparme que pueda volver en cualquier momento? Me imagino a la persona en la otra punta del dormitorio, gritando, llamándome de todo. Me pregunto cómo voy a defenderme si realmente aparece, o si puedo siquiera. No obstante, el tipo que yace en la cama no parece preocupado para nada. Se ha dado la vuelta y sigue roncando.
Trato de no mover ni un músculo. Por lo general soy capaz de recordar este tipo de situaciones, pero hoy no. Según me han dicho, no recuerdo quién, la razón es que tuve un accidente hace unos meses; un accidente que me dejó secuelas, no puedo recordar nada de lo que hice el día anterior cuando despierto la mañana siguiente.
Probablemente estaba en una fiesta, o en un bar, o me había colado en una discoteca. Debía llevar un buen colocón. El suficiente para decidir irme con un tío de unos veintiséis, veintisiete años y prometido.
Retiro las mantas con la mayor suavidad posible y me siento en el borde de la cama. Antes que nada necesito ir al cuarto de baño. No hago caso de las zapatillas que tengo a mis pies, follarse al novio de otra persona es una cosa, pero nunca podría ponerme las zapatillas de otro. Así que, descalzo, salgo sigilosamente al pasillo.
Consciente de mi desnudez, temo equivocarme de puerta, toparme con un inquilino, o con algún niño pequeño. Compruebo, aliviado, que la puerta del baño está entornada. Entro y corro el pestillo.
Utilizo el retrete, tiro de la cadena y me doy la vuelta para lavarme las manos. Cuando voy a alcanzar el jabón percibo algo extraño. Al principio no sé qué es, hasta que lo veo. La mano que coge el jabón no parece mi mano. Es más grande de lo que debería, las venas notables resaltan contra la piel clara y suave y luce, como el hombre al que acabo de dejar en la cama, un anillo de compromiso.
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Nø cønfíes en nađie. [OffGun]
FanfictionTriggered warning (advertencia): historia con violencia verbal y física, abusos, violaciones, menciones a enfermedades mentales, etc. PD: EN ESTA HISTORIA NO SE ROMANTIZA NADA DE ESO Sinopsis: "¿Y si no recordaras quién eres realmente cada vez que d...