Capítulo 22

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Pasos acelerados se escuchan aproximandose. James abrió la puerta de par en par, Icaro entró con el cabello húmedo.

Se acababa de bañar.

- Detalles -

- se prensó una mano en el trabajo, en la mañana - me miró como si estuviera loca, pues ya casi anochecía. Sabía su duda de ¿por qué hasta ahora? - Ninguna se puedo contactar con la otra. -

Reviso su mano. Miro a James y este negó.

- Aún no puedo leer mentes, ¿Que pasa? -

- Nina no podrá usar la máquina -

- y tendrá un proceso largo de recuperación - Icaro mordía con fuerza su labio.

Ahora empezaba a sentir la impotencia de él con la maldita máquina.

- Largo y doloroso. ¡No! , usa la maldita máquina - me levante de su lado. Los miré a los dos. - ¡Por favor! - los miraba a ambos.
Tome a James del brazo y lo lleve a la puerta - Dejé de insistir con lo de Olek, hice lo de Brasil, tu maldita cena y ahora lo de los Parish, por favor... -

No tienes que decir por favor, deben de obedecerte, eres una bestia. Ellos no son nada. La voz de mi tío resonaba en mi cabeza

- Hazlo sin registro - se dio la vuelta y se fue.

Icaro no tardo en correr por la tableta y hacer el procedimiento de curación.

- Debes cambiarte, tenemos una misión - sentada en el suelo veía a Craig, mientras éste miraba a mi mamá desde los pies de la cama.

Nina seguía dormida después de haberle roto nuevamente los huesos para reacomodarlos, la máquina ayudó un poco pero no lo suficiente como para no hacerla gritar de dolor.

Le hice caso, concéntrate en otra cosa Gundelina , una vez con el uniforme me dirigí a la pista de aterrizaje, pesaba más, con la mirada de todos fija en mi, pesaba más el traje. Todos estaban listos en un avión de carga, yo era la última.

Todos tenían su casco. Me senté a lado de Cerbero, a broche el cinturón a mi cintura, recargue mi cabeza en su hombro, el puso su mano en mi rodilla. Podía ver claramente que transportaban una caja de metal y varias de suministros.

No sabía a donde íbamos.

Después de ver el avión cientos de veces y las cajas, repare en los uniformes de dos frente a mi. Vestían lo mismo pero estos solo tenían una letra de sus iniciales.

Z. Zotico
C. Craig

¿Y el resto de sus nombres?, todos teníamos dos iniciales. El mío era G.B

Después de contar cada minuto durante dos horas caí dormida.

- Cinco minutos - la voz de Abadie sonó en mi casco haciendome despertar. Se planto frente a nosotros sosteniéndose de unas correas. - Valientes hasta el final -

- ¡uah! - contestamos en unísono.

Abrieron la compuerta en el aire, el cielo nocturno, las nubes y la luna se burlaban de mi vértigo, miré a Cerbero, este desabrochaba su cinturón, hice lo mismo.

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