ENTRE EL COLOR GRIS Y UN VASTO ARCO IRIS

CAPÍTULO 7 LO QUE EN VERDAD SIENTO

Tras despedirse de la Corporación Tsubasa,  Daisei tenía frente a él  el comienzo de una nueva vida. Fuera de la Corporación Hideki, el edificio era enorme, compuesto por 3 edificios principales, de los cuales el que estaba en medio era el más grande con 150 pisos, mientras que los de a lado tenían 50, con cristales plateados, una gran fuente en la entrada, y arboles alrededor de ella, lo más impresionante de este edificio era sin duda el enorme jardín de árboles de cerezo que adornaba justo detrás de los edificios principales, alrededor de esta se encontraban las oficinas de Reuniones y de descanso, sencillos de un solo piso, la empresa vista desde arriba parecía formar un cuadrado, y en el centro de este cuadrado se encontraban los hermosos árboles de cerezo, a decir verdad dentro de la propia empresa, en recepción y oficinas se podía encontrar distintos tipos de arboles, debido a que el señor Hideki le encantaba los árboles, sentía una gran calma al estar rodeados por ellos, incluso su oficina estaba repleta de arboles  bonsai a los que cuidaba como si fueran sus hijos.

Fuera de la empresa se encontraba Daisei, quien estaba impresionado por la infraestructura, también  estaba algo nervioso y emocionado, las manos comenzaron a sudar,  mientras se acomodaba la corbata, y daba un último vistazo a su aspecto, todo estaba muy bien, zapatos limpios y lustrados, traje perfectamente planchado, mientras daba esa revisión pensó en Yoshimi con una gran sonrisa,  en ese momento ella no había podido estar con él debido a su trabajo, aun así él anhelaba que estuviera con él, cuando una suave voz se escuchó a sus espaldas, era así de suave como fría .

—Que galante te ves Shirai— Daisei se volvió hacia quien le había hablado, frente a él se hallaba un chico con ropa casual, en el hombro cargaba una mochila algo grande, lo miraba serio, pero al fin sonrió. 

—¿¡Kiel!?—Dijo Daisei algo sorprendido. —Con que has podido dar un gran paso, felicidades— Su tono de voz tenía un ligero aire de ironía. Ambos se miraron con cierta hostilidad, el silencio se alargó, hasta que Daisei forzó una sonrisa. 

—Sí, siempre me he propuesto ser mejor cada día— Kiel endureció su mirada, cruzó los brazos y habló, pareciera que estuviera susurrando. 

—Siempre desde que éramos jóvenes te has propuesto ser mejor, incluso me arrebataste a mi persona especial— Dijo algo molesto, dio una pausa antes de seguir hablando— Aunque eso ya no me molesta, aun así...— Se acerca a él y una vez que estuvo a un lado de él le susurró — Cuida muy bien de Yoshimi— Se va, mientras Daisei solo lo observa. Ambos llevaban años de conocerse, Kiel había sido su primer rival, y no había sido nada fácil, por ello decidió jamás tener otro rival, estaba muy seguro que Yoshimi lo amaba y él a ella y eso nada ni nadie lo cambiaría.

El día estaba nublado Daisei se dirigía a la escuela a pie, días anteriores lo había acompañado Sitri pero por cuestiones de trabajo Sitri tuvo que regresar a Suiza, así que esta vez tuvo que ir solo, pero a pesar de todo era lo que más le gustaba en vez de ir en auto optar por caminar, siempre la mejor opción, aunque ese día no había amanecido con un clima agradable, pese a eso el paisaje lucía hermoso, para él, todo había cambiado desde que conoció a Yoshimi, es más pensaba que en toda su vida no tendría ningún amigo, a excepción de.... se paró en seco y miró hacia el cielo, su semblante era serio, permaneció con la mirada en el cielo por unos cuantos segundos antes de pensar en que lo mejor sería dejar el pasado a donde pertenecía, siguió su camino,  ya que su vida en Inglaterra estaba dentro de 4 paredes, no asistía a la escuela, no tenía porque salir a menos que fuera con su padre, pues  tenía profesores particulares y eso lo hacía aburrido, a pesar de en cada sesión se mostraba sereno y concentrado lo cierto es que gritaba para sus adentros lo desesperado que se sentía por salir y conocer el mundo, pero esta vez el tomaba las riendas de su vida, y estaba dispuesto a proteger a las personas que quería y a disfrutar de cada minuto de su vida, juró que su vida jamás sería tomado por 4 paredes en un gris y desolado lugar.