• CAPÍTULO 13 • - "2/2"

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- nn...o

Nos paramos del sillón, para enfrentar a ruggero.

- hola Pasquarelli - Germán lo saluda.

- Garmendia. Veo que ya se arreglaron, bueno, no hay tiempo para momentos de cursilerías, vamonos. No hay tiempo. - dicho eso, ruggero caminó hacia la salida, no nos quedó de otra que seguirlo.

Si que sería un laaargo día.

(...)

- llegamos. - anuncia Elena al bajarse del coche.

Ella y ruggero se fueron en la parte de enfrente, a Germán y a mi los mandaron en la parte trasera.

Germán se había ofrecido a llevarme en su coche, pero ruggero tan amablemente le contesto un "no" exacto, nótese mi sarcasmo.

Entramos, era un lugar demasiado grande, y lindo, había unas cuantas personas, todos hacían unos giros muy padres y muy expertos...

Me quedé parada, viéndolos.

Pues se me había olvidado un pequeñito problema.

- no se andar en patines... - me susurré.

Mierda, pero cuando creí que nadie me había escuchado, una voz sobre mí cuello, hizo que me estremeciera

- no te preocupes, no dejaré que te caigas.

Giré, y lo tenía cara a cara. Era ruggero.

Le sonreí, ¿Cómo puedo ser tan tonta? ¿Cómo me puedo apuntar para venir a patinar sobre hielo y... ¡No sé patinar sobre hielo?!

Mierda, eres un fracaso Karol...

Aunque las palabras de ruggero me ponen un poco más segura "no dejaré que te caigas" confío en él.

...

Nos metimos a la pista de patinaje, Germán y Elena se metieron primero, al parecer Germán también sabía andar.

- así que, ¿De dónde te conozco? - pregunta la irritante voz de Elena hacia Germán

- no lo sé, yo a ti ni te conozco. - dicho eso, se fue patinando a dar una vuelta.

- ¡Ey! ¡Yo te conozco! ¡Estoy segura! - le grita Elena patinando hacia él... Dejándonos a ruggero y a mi, solos.

Yo me estaba tomando sobre un tuvo que estaba aún costado, sentía que me caería, está todo muy resbaloso jejeje

- ¡Auch! - Casi me caigo, pero ruggero me toma de la cintura sosteniéndome

- tranquila, te dije que no dejaría que te cayeras, - le sonreí - te lo prometo.

- gracias... - no me di cuenta de que estábamos muy Serca... Podía sentir su aliento a menta chocar contra mis ojos.

- ¿Vamos? - comenzamos a avanzar poco a poco, me trataba con suma delicadeza, como si en verdad quisiera que no me cayera...

Aún tomandome de la cintura, recorrimos por toda la orilla lentamente.

Esta sensación es muy linda, me siento como si estuviera en una cita con el chico que me gusta...

¿Cómo La Bella y La Bestia? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora