• CAPÍTULO 80 •

3.2K 153 73
                                    

PENÚLTIMO CAPÍTULO

- ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Mmh! ¡No deberíamos! ¡Ah! ¡Estar haciendo esto! ¡Ah! ¡Rugge! !Te puedes lastimar! ¡Ah! ¡Mmmh! - por más que quería parar para no hacerle daño con mis saltos sobre él, no podía, el placer que sentía me hacía demasiado egoísta como para parar...

- No sabes cuánto extrañé esto mmmh... Ah, correte para mí nena

- ¡Ah!

Al paso del tiempo, me di cuenta que Ruggero hablaba muy en serio en el hospital cuando dijo que me haría llegar al orgasmo una y otra vez. Estás son las cosas que extrañaba mucho.

Mi respiración estaba agitada, estaba bañada de sudor por todo lo que hicimos. Es medio día, ruggero se ha agotado mucho, así que he dicidido prepararle algo para cuando despierte, bien dice el doctor que debe de ser algo nutritivo, nada de sales, nada de ácidos. Así que mi mejor elección fue prepararle comida dietética. Abrí el refrigerador, a mi la verdad no se me antoja para nada la comida que le hecho, así que me comeré un poco de helado para saciar el hambre un poco jeje

- Veo que ya estás comiendo sin mi - giro asustada al escuchar a ruggero, quien viste solo con su pantalón de vestir - ¿Me das helado? - quiso tomar la cuchara pero lo quité rápidamente.

- Tu no puedes comer esto, te hace mal. Te he preparado comida dietética - señale a la mesa

- O sea que, ¿Tú comes helado y yo como lechuga seca? - ríe - está Bien, me lo comeré solo porque me lo has preparado tú.

Ambos nos sentamos en la pequeña mesa del comedor, yo solo lo veía comer mientras que lo acompañaba con mi bote de helado

- Te va a gustar, lo sé - mentira, a mi sinceramente no sé me antoja en lo más mínimo lo que está comiendo

- Tenemos que traer a María de vuelta aquí

- Yo puedo cocinar

- Necesitas a alguien que te ayude, ese es un trabajo agotador

- Pues no lo sé, podrías ayudarme tu todos los días - reí

- Si, si, claro. Cómo tú digas. - rueda los ojos sabiendo que es un pésimo cocinero - ¿Vamos a salir hoy en la noche? Podemos ir a un restaurante que está afuera de la ciudad, dicen que está muy bueno y que tiene muy buen vino para...

- No puedes tomar vino

- Si puedo.

- Es alcohol, te hará daño

- agh, bien...

Al terminar de comer levantó su plato y lo puso en el fregadero. Yo solo lo miraba mientras que daba mi último bocado al helado, exacto, me he acabado un bote de helado yo sola jajaja

Camina hacia mí muy sutilmente - ¿Ahora que Pasquarelli? - reí al ver como tomaba el bote y lo dejaba aún lado

- Reclamo mi postre - sonríe, tomándome de la cintura apegándome a su cuerpo

- No puedes, los postres son dulces y te hacen daño - me besó

- No me refería a comida. - sin darme tiempo de responder me bajó mi short junto con mis bragas colocándome sobre la mesa, todo sin dejar de besarme. Se bajó su pantalón, y sin darme tiempo de siquiera hablar me penetró

- ¡Ah! - se quedó un momento quieto, tenía todo su miembro metido en mi vagina, lo abracé del cuello

- este es mi postre Sevilla - jadeó en mi oreja

- Te... Te va a ser daño... ¡Ah! - comenzó a moverse dentro y fuera una y otra vez

- Vale la pena.

¿Cómo La Bella y La Bestia? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora