¿Cómo La Bella y La Bestia?

• CAPÍTULO 78•

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Antes de poder contestar algo mi mirada fue hacia un doctor que va saliendo del área de terapia intensiva. - familiares de Pasquarelli - aunque mi cuerpo estaba frente al doctor, mi mente se encontraba en Mónica ¿Cómo es que siempre va muchos pasos adelante de nosotros? ¡Maldita sea! ¡Te odio!

- Si, aquí estamos - le contesté rápido al doctor - ¿Qué le pasa a Ruggero?

- Vera... ¿Señorita Sevilla? - asentí -Bien, pues el señor Pasquarelli hace un par de minutos qué ha abierto los ojos. - solté un gran suspiro, gracias a Dios - lo primero que le ha dicho a una enfermera a sido "Karol" - mi corazón empezó a latir A mil por hora. De nuevo mis mejillas empezaron a humedecer por las lágrimas ¡Ruggero acaba de despertar y lo primero que ha dicho es mi nombre!

- ¿Podemos pasar a verlo? - pregunta Bruno

- Dentro de unos minutos, sólo le estamos haciendo unos cuantos análisis, no tardará mucho. Se tendrán que poner una bata, un cubrebocas y guantes. Terapia intensiva es un lugar donde hay muchos gérmenes, y lo que menos queremos es que ustedes también tengan algo. - el doctor hablaba, pero mi mente no estaba en este lugar. Mónica sige libre, Ruggero acaba de despertar después de 5 días. Todo es tan difícil de asimilar... ¡Quiero entrar a verlo ya! ¡Quiero pedirle disculpas! ¡Quiero decirle lo mucho que lo amo! ¡quiero decirle que todo saldrá bien y que dentro de muy poco estaremos en nuestra nueva casa! Juntos... Como siempre debimos haber estado. De repente siento que todo me da vueltas, empiezo a ver todo borroso... Retrocedo unos cuantos pasos hasta chocar con el cuerpo de mi amigo.

- ¿Estás bien? - asentí mientras que me sujetaba de su brazo.

El doctor terminó de hablar, él nos informaría en qué momento entraríamos a verlo. Muero de ansias, pero sé que mi corazón se va a partir si lo veo conectado a cables. Todo esto nunca hubiera pasado si me hubiera separado de él cuando me lo propuse... Sabía que tarde o temprano le harían daño, y miren, aquí está la causante de todo eso.

Me volví a sentar donde mismo, Pero esta vez ya nadie se acercó para consolarme, todos han de saber que necesito un espacio. Todos están platicando entre si, emocionados porque Ruggero a abierto los ojos. Mi Ruggero... Mi lindo Ruggero. Siento un enorme nudo en mi garganta, no me imagino abriendo los ojos y lo primero que diga  fuera mi nombre.

Los minutos pasaron, alrededor de 40 o 45 minutos. Bruno y Antonella han venido hacia mí, me han dicho que yo sea la primera en entrar, les dije que podíamos entra todos juntos, luego les dije que entraran ellos primeros ya que ellos son sus padres. Pero me han dicho que para él lo más importante soy yo... Y muy en el fondo amo ser la primera en verlo... No es por ser egoísta pero siento mucha necesidad de verlo.

Unos cuantos minutos más pasaron, me han colocado unos guantes, una bata y un cubre bocas. Estoy fuera de su habitación. Me abrieron la puerta y... Ahí estaba. Reposando. Con sus manos a sus costados. Mi amor... Di un paso, pero de nuevo sentí que todo me daba vueltas. Sentía una gran presión en mi cabeza ¡Diablos! Me tomé de la pared, haciendo un ruido que fue lo que hizo que abriera los ojos - Karol... - sentí que me faltaba el aire. Lo último que vi, fui una luz negra. - ¡ENFERMERA!

(...)

Abro los ojos, estoy recostada en una pequeña camilla, agustin está a mi lado viéndome - ¿Que... pasó? - intenté pararme, pero él me detuvo

- Espera, aún no te pares... Dijo el doctor que te desmayaste por ver a Ruggero... Dicen que fue por qué te dolió verlo así, se te bajó la presión - ¿Que?

- ¿Y ruggero? ¿Cómo está ruggero?

- Bruno, Antonella y Miranda están adentro. Tu padre se ha tenido que ir por una emergencia de no se qué... Nada de que preocuparse. - me puse la mano en la cabeza. Estoy en una pequeña habitación, muy pequeña, Leo un letrero que dice "Emergencia" mmmh... Estoy en el área de emergencia - Él se ha preocupado mucho por tí - lo mire - te vio caer, ha gritado a más no poder a los doctores, y antes del que muy imbécil se quitará los cables para levantarte entré yo. Miranda corrió a tranquilizarlo