—Definitivamente tenemos que celebrar por un logro más en este hospital. —Dijo Hoseok con completa seguridad. Las enfermeras y doctores al rededor de él lo miraron y asintieron al que acababa de hablar.
—Sonaría mejor si lo dijera un doctor, y no un pasante como tú. —Bromeó el que causó el éxito que se comenzaba a celebrar. Hoseok miró a Seokjin después de que éste le hiciera ver su lugar y lo golpeó en el hombro: —Si bueno, tú pagarás tus tragos. —Soltó. El doctor sobó su hombro y caminó sonriendo y riendo junto con todos los que estaban reunidos hacia la salida.
Ésta sería la noche del doctor Kim Seokjin.Pero no la de Ahn Minwoo.
Porque a pesar de haber ido a la cama a la misma hora de siempre, a pesar de haber comido sano y de haber ejercitado su cuerpo, ella llegó al hospital de urgencia.Su cuerpo se sentía tal falto de fuerza, su piel sentía tanto frío y no podía evitar sentir dolor por todas partes.
Su madre y su padre no entendían como Minwoo estaba en el hospital sí ella era el reflejo puro de la palabra “saludable”, pero aún con esa apariencia tan saludable el terrible y silencioso cancer dentro de ella no dejó de crecer más y más, al punto de comenzar a llamarlo, terminal.La noche de Minwoo fué lenta, silenciosa y extrañamente llena de soledad, aún si estaba rodeada de la mitad de su familia.
Minwoo se levantó al menos 5 veces de la camilla, pues no soportaba estar acostada escuchando como las manecillas del reloj le gritaban que su tiempo no sería mucho.La última vez que Minwoo miró el reloj, éste marcaba las 6:19 de la mañana; con pasos lentos caminaba al baño y durante el recorrido veía como doctores y enfermeras llegaban a cumplir con su deber.
Entró al baño de nuevo, se acercó al espejo y miró como su rostro cambió en una sola noche; examinó sus pecas una a una, miró el café verdoso que sus ojos tenían y sonrió al ver la cicatriz que tenía justo arriba de su ceja izquierda.
—¿Minwoo? —Sonó detrás de ella. La de cabellos rubios con raíces negras giró de inmediato al escuchar su nombre y le sonrió a su madre. —El doctor llegó. —Después de que su madre le dijera que llegó quien intentaría curarla llegó, Minwoo lavó sus manos y salió junto a su madre. Solo fueron minutos los que tardó dentro del baño pero cuando salió, más doctores, enfermeras y pacientes estaban ahí.
Su caminar seguía lento, pues su cuerpo aún dolía, incluso si no comprendía porque. Su madre tomó su mano y la sostuvo con fuerza para evitar que alguien chocara con ellas, pero lo único que chocó fué la mirada de Minwoo con la de un doctor lleno de quejas.
—Realmente fué divertido, pero fué una pésima idea querer beber un martes en la noche y tener que entrar en el turno matutino el miércoles. —Hablaba tapando sus ojos por la jaqueca que tenía. El chico vestido de enfermero pero con gafete de pasante solo reía ante las quejas que el doctor le daba. —Creo que tengo que ver a un nuevo paciente, ¿Me sostienes? —Dijo estirando el vaso de café que tenía en su mano al pasante que tenía frente a él.
Minwoo ya estaba bastante lejos como para escuchar lo que salió después de los labios de ambos, pero si pudo ver como leyó en los papeles que tenía en su otra mano y como comenzó a caminar detrás de ella.
La de pecas remarcadas por la palidez de su piel entró al ascensor junto con su madre y justo un segundo antes de que las puertas de éste cerrarán, el doctor con terrible jaqueca entró.—Buenos días. —Saludó cordialmente a ambas. Minwoo sonrió y no quitó la mirada de quién acababa de entrar; bastante guapo para ser un doctor y bastante amable como para ser un cirujano, pensó sonriendo.
El ascensor llegó al cuarto piso y entonces fué cuando Minwoo salió con su madre aún sosteniendo su mano. El amable doctor bajó a la par que ella y su madre y llenándose de ilusiones como una niña entrando a la pubertad, pensó en lo lindo que sería que él fuera quien le atendiera.
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152 días. › 𝗞𝗶𝗺 𝗦𝗲𝗼𝗸𝗷𝗶𝗻.
Fanfiction❛❛ ¡Yo nunca decidí entrar, leer su expediente y enamorarme de ella! ❞ Tienes 152 días para conocer, amar y despedir a una persona. Un doctor, dedicado y admirado, se ve con más cargas de las que su vida diaria le suministra. Y son cargas...