Día 86.

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Minwoo sabía que recibiría visitas, más no esperaba que la primera fuera de Nayeon y un par de jeringas.

—Buenos días, Woo. —Saludó la de dientes de conejo. —Lamento que lo primero que debas hacer hoy es ésto.

Minwoo hizo de sus labios una línea: —Me alegra que seas tú. —Dijo y sonrió. Nayeon también lo hizo.

La enfermera de delgada complexión se acercó a Minwoo para vaciar el líquido de las jeringas en su cuerpo; Minwoo con reprimidas quejas, dejó que las agujas picaran su piel y vaciaran antes mencionados líquidos en su organismo.

Minwoo no es una chica con muchas fobias, siempre se consideró alguien valiente y fuerte. Pero, las inyecciones jamás fueron algo que disfrutara; y aún si lleva ya varios meses viviendo con ellas, aún no puede pensar en ellas sin tener escalofríos recorriendo su cuerpo.

—Ya puedes recostarte, Woo. —Dijo Nayeon después de que la última inyección fuera puesta. La nombrada se recostó como la enfermera le indicó y después de soltar un gran suspiró, le sonrió. —¿Seokjin vendrá a verte? —Preguntó la enfermera sabiendo que la respuesta era positiva.

—Dijo que lo hará. —Sonrió Minwoo. —Aunque no estoy de acuerdo. Nadie debe pasar sus vacaciones en un hospital.

—Pero no las pasará en un hospital. —Minwoo mostró su confusión en un gesto demasiado gracioso que provocó la risa de Nayeon. —Las pasará contigo. Él viene a verte a ti, a nadie más. Por lo que el lugar será lo menos importante. —La de mascada azul no sabía si debía sonreír por las palabras de Nayeon o por el hecho de que veía al doctor Seokjin caminar a su habitación con un bonito suéter del mismo color de la mascada que cubría el lugar donde iba su cabello. —¡Seokjin! —Le saludó la enfermera y el mencionado solo le sonrió.

—Nayeon, que gusto verte. Supongo que vienes a darle a Woo su medicina. —Nayeon asentó: —Pero he terminado. Te veo después, Woo; adiós, Seokjin.

La enfermera se retiró de la habitación y dejó que el doctor girara a ver a quien es el motivo de su llegada.
Minwoo ya sonreía por el que Seokjin estuviera ahí, pero su sonrisa creció al mirar que una enorme sonrisa adornaba el rostro del doctor también.

—Apuesto que si hubiéramos intentado combinar, no lo hubiéramos logrado. —Rió señalando la mascada de Minwoo y después su suéter.

—Todo es más lindo cuando es una coincidencia. —Seokjin jamás había estado tan de acuerdo.
El cirujano libre de trabajo, caminó hasta Minwoo y después de acomodar la carga que tenía en el hombro derecho, se sentó junto a la cama y miró a quien estaba sobre ella, como si fuera algo que debía hacer por horas.

Minwoo no sabía cómo ocultar el rubor que los atentos ojos de Seokjin le provocaban, por lo que solo reía nerviosa: —No me mires así, me pones nerviosa. —Entonces Seokjin comenzó a reír con ella y trató de mirar a otro lado.

—Te ves demasiado linda, lo siento.

—Un muerto se ve mejor que yo. —Dijo la enferma moviendo la cabeza y mirando hacia otra parte.

—¿Entonces debería tomarle una foto a un muerto? —La pregunta del cirujano hizo que Minwoo lo mirara de nuevo, y al encontrarse con el celular de éste enfocandola, de inmediato cubrió su rostro con sus manos: —No lo hagas, ¡Me veo terrible!

—¿Terrible? Minwoo, no mientas, una modelo mataría por verse así de linda. —La voz rápida y alta del doctor hizo reír a la que cubría su rostro. —Si me dejas tomar una foto de ti, dejo que tú tomes una foto de mi, ¿Trato hecho?

La de labios pálidos, soltó un suspiro y después asentó: —Solo una. —Condicionó y Seokjin sonrió: —Trataré de conformarme.

Minwoo trató de dejar sus inseguridades y miedos de lado al ver qué el celular de un sonriente doctor la enfocaba, sus labios formaron una sonrisa y con mucho esfuerzo, trató de hacer qué su rostro no luciera cansado y débil.

Al capturar el rostro sonriente de Minwoo, Seokjin miró la foto unos segundos y sonrió con tanto amor en los ojos que Minwoo casi se enamoraba de ella misma.

—Te quiero mostrar algo. —Habló Seokjin después de guardar su celular en su bolsillo. —Hace poco encontré la guitarra que compré cuando entré a la universidad, y al parecer aún no pierdo el toque. —La carga que su hombro derecho tenía cuando llegó y después acomodó para sentarse junto a Minwoo, llegó a sus piernas y mientras hablaba, sacaba dicha guitarra de su estuche. —¿Hay algo que quieras escuchar en especial? Puedo tocar lo que quieras.

—Creo que lo que sea es bueno. —Seokjin agradeció al cielo el que Minwoo dejara a su elección la música, pues realmente no sabía si iba a poder tocar lo que fuera.
Minwoo comenzó a sentir como su corazón volvía a latir, y como su alma volvía a la vida en cuanto Seokjin comenzó a tocar.

La melodía era tan melancólica que ni siquiera tenía sentido que Minwoo se sintiera feliz al escucharla.
Por lo que, eso lo hacía mejor; pero para completar la felicidad que ésta sentía, decidió usar la parte que le tocaba en el trato que hizo con el cirujano que tocaba con total concentración.

El celular de Minwoo estaba a su costado, por lo que ni siquiera iba ser notorio el momento en el que ella tomara con discreción la foto a la que tenía derecho; pero, segundos después de que dicha foto fuera guardada, Seokjin terminó de tocar: —¿Salí guapo? —Preguntó acomodando la guitarra junto a la cama.

—¿Que foto? —Preguntó Minwoo con confusión falsa.

—La que tomaste hace un segundo. Woo, soy cirujano, puedo mirar algo con total concentración, pero también estoy al pendiente de todo. —Minwoo rió y miró su celular.

—Si, te ves bien. —Sonrió.

—Yo decidiré eso, déjame ver.

—¡No! —Exclamó alejando el celular.

—¿Por qué no? —Preguntó el doctor.

—No me mostraste la foto que tú tomaste de mí. —Seokjin rió de inmediato: —No tienes porque preocuparte por esa foto, eres preciosa todo el tiempo; yo también, pero no está de más asegurarme de eso. —La risa del doctor comenzó a sonar en cuanto la de Minwoo se escuchó primero.

—No te la mostraré. —Dijo Minwoo con seriedad, entonces Seokjin dejó de insistir para después comenzar una serie de varias risas a causa de la fuerte y firme voz de ésta.
Aunque de hecho, las risas jamás dejaron de estar durante toda la visita de Seokjin; la cuál, los dos describen como demasiada corta, pero de hecho no lo fué, para nada.

Pero aún así, el tiempo había terminado y según las indicaciones del oncólogo de Minwoo y hermano de Seokjin, la paciente debía dormir para tomar un poco de fuerzas, por lo que quedarse no era una opción para Seokjin.

—¿Que harás mañana? —Preguntó Seokjin como si Minwoo tuviera a dónde ir.

—Estaré en cama todo el día. —Dijo riendo.

—¡Eso suena maravilloso! —Exclamó con expresivos gestos. —¿Podrías invitarme?

Minwoo no dejó de reír ni un solo momento: —Siempre serás bienvenido. —Dijo con una sonrisa enorme. Seokjin compartió la sonrisa de Minwoo unos segundos, y después de dejar un beso en su mejilla, tomó sus cosas y caminó a la salida.

—Te veo mañana, Woo.

—Hasta mañana, Seokjin. —Se despidió sacudiendo su mano derecha.

Pero antes de que el cirujano pusiera un pie fuera de la habitación, miró a Minwoo unos segundos más: —Cuídate mucho, ¿Si?

—Tranquilo. —Habló con serenidad. —Hoy es un día más para luchar contra la muerte.

 —Hoy es un día más para luchar contra la muerte

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152 días. › 𝗞𝗶𝗺 𝗦𝗲𝗼𝗸𝗷𝗶𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora