Día 48.

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—Hmm, ¿Lo conozco?

—¿Que haces aquí? —Respondió el doctor con otra pregunta.

—No responderé a su pregunta si usted no responde la mía. —El cirujano salió del ascensor que insistía en cerrar sus puertas para subir al piso que lo pedían; Eunwoo con el ceño fruncido, miró todas las acciones del doctor, tratando de pensar en si realmente lo conoce, pero está seguro de que no. —Yo iba a subir. —Dijo refiriéndose al ascensor.

—Pe-pero, ¿Por que? ¿Por que hasta ahora?

Eunwoo no tenía ni idea de que debía responder: —Mire, no creo que a usted le importe realmente si estoy o no aquí; así que por favor, dejeme en paz.

—Me importa Minwoo. —Respondió el doctor, haciendo que los pasos del de cabellos negros, se detuvieran. —Y por eso quiero saber porque hasta ahora estás aquí.

—Porque morirá. —Susurró Eunwoo sin girar su cuerpo. —Pero por esa misma razón jamás vine. Haciéndome eso un cobarde.

—También lo fuí. —Las palabras del doctor, hicieron que Eunwoo girara sobre sus talones y le mirara extrañado. —Me alejé de Minwoo, porque sabía, sé, cual es el final. Pero eso le trajo muchos problemas, y a mí, resentimientos.

—¿Y que hizo?

—Me arrepentí y traté de regresar a ella; pero, al final no lo conseguía. Hasta que, por fin pude acercarme a ella; y justo cuando pensé que después de tantos intentos por fin logré arreglar las cosas, me dí cuenta de que ella intentó más. Y al final ella fue quien arregló todo lo que rompí. —Eunwoo solo miraba con atención al doctor que hablaba frente a él.

—¿Entonces que debo hacer? —Preguntó con la enorme necesidad de respuestas para disculparse y arreglar el hecho de que abandonó a su hermana en el momento más difícil de su vida, o el último incluso.

—Sube, y deja que ella arregle todo. —Sonrió el hombre de bata impecablemente blanca. —Sus palabras siempre lo arreglan todo. —El doctor se fué, y dejó al hermano menor de Minwoo ahí, frente al ascensor como lo encontró. Éste, entró a dicho medio de transporte y esperó a que llegara a oncología para buscar a lo que sus padres describen como su desgastada y fuerte hermana.

Al no saber por dónde comenzar su búsqueda, caminó por la recepción en busca de alguien que pudiera ayudarle, y afortunadamente la encontró.

—Disculpa, ¿Como puedo encontrar a Ahn Minwoo? —La enferma giró al escuchar las palabras detrás de ella y al sentir un leve toque en su hombro.

—Estás de suerte. —Le sonrió. —Justo ahora iba a buscarla. —Eunwoo sonrió a la bonita enfermera y ésta comenzó a caminar después. —¿No vienes? —Preguntó después de dar 3 pasos sola, después el joven de peculiares y pequeños ojos comenzó a caminar junto con ella. —Seguramente está con Taehyung. —Comenzó a hablar para que el silencio no caminara con ellos. —Son muy buenos amigos, no hay día en el que no estén él y ella juntos, con Jungkook claro. Él también es inseparable de Minwoo. —Eunwoo solo sonreía con los labios a las palabras de la enfermera. —A propósito, ¿Quien eres tú?

—Eunwoo. Su hermano. —Nayeon abrió ligeramente los labios al escuchar su nombre.
Ciertamente Minwoo le había mostrado varias fotos de él, y bueno también a todos sus amigos en el hospital, pero al parecer jamás prestó la atención suficiente como para grabarse su rostro y reconocerlo en el instante en el que él le pidió ayuda.
La puerta de la bodega de expedientes estaba semi-abierta, ya que la mano de Nayeon seguía sobre ella, y su mirada seguía sobre el hermano de Minwoo; quien se mostraba nervioso ante la mirada de la enfermera. —Hmm, ¿Me llevarás con Minwoo? —Habló guardando sus manos en sus bolsillos.

—S-si. —Habló saliendo del shock que estaba pasando ante la respuesta que menos esperaba. —Espera aquí. Se supone que nadie que no esté autorizado puede entrar, pero Minwoo solo entra para amenizar el tiempo de Taehyung al conversar, mientras él trabaja. —Eunwoo asentó y sonrió con los labios.
Nayeon entró a la bodega y caminó hasta llegar a donde se escuchaba la voz de Minwoo.

—Solo creo que deberían hacer un viernes de peinados ridículos. —Decía Minwoo riendo. —El de Jungkook ya es bastante ridículo.

—Recuerda que vas a la misma peluquería que yo cada dos semanas. —Bufó Jungkook haciendo referencia a las quimioterapias que le quitaban el placer de vivir con cabello.
La risa de Taehyung sonaba levemente mientras él escribía en los reportes que tenía que entregar al final de su jornada: —Chicos, dejen de reírse de algo tan delicado como su enfermedad. No puedo trabajar mientras rio.

—Tae, reímos de nuestra desgracia para hacerla menos miserable. —Minwoo responde y Jungkook secunda asintiendo. Pero Taehyung solo negó con la cabeza y siguió escribiendo.

—¿Hola? —La voz de Nayeon llamó la atención de todos haciendo que tres pares de ojos cayeran sobre ella.

—Hola, Nayeon. —Saludó Taehyung con la voz, Jungkook con la palma de su manos y Minwoo con una sonrisa. —¿Sucede algo?

—Tienes visitas. —Minwoo le sonrió a sus dos amigos y a la enfermera, que también lo es, y comenzó a rodar su silla a la salida. —Creo que al final sí tuvieron tiempo. —Dijo riendo pensando en que la visita es de sus padres. Nayeon, comenzó a a empujar la silla de la rubia artificial y después de despedirse del enfermero y su canceroso amigo, esperó a que la castaña de dientes de conejo bebé, abriera la puerta y dejara mirar a sus visita.

La cual no es de sus padres.

—Eunwoo. —Dice entre asombrada, feliz y confundida.

—Minwoo. —Sonríe el de cabellos oscuros con melancolía, dolor y arrepentimiento en sus ojos.

Ninguno sabe quién tiene el corazón más roto de los dos; Minwoo, por no poder correr a los brazos de su hermano o, Eunwoo, por mirar la demacrada apariencia de su hermana.

—Te extrañé mucho. —Minwoo entre lágrimas de felicidad, rueda su silla hacia su hermano, pero éste con pasos pequeños hacia ella también, niega con la cabeza mientras las lágrimas caen en sus mejillas.

—No digas eso, por favor. —Sus rodillas estaban en el piso y los brazos de Minwoo cubrían la parte superior de su cuerpo. —Te abandoné en el momento más difícil de tu vida. Perdón. Perdóname. Por favor, perdóname. —Suplicaba en el hombro de su hermana mayor; pero ella con una sonrisa en sus labios y sus manos acariciando su suave cabello, dijo: —Soy tu hermana mayor. Mi más grande trabajo es, perdonarte antes de que si quiera me lo pidas.

Eunwoo levantó la mirada y con ojos tiernos y tristes, sonrió, pues no solo en éste momento, sino durante toda su vida, Minwoo se encargó de hacerle saber que siempre lo perdonaría, incluso cuando él no lo merecía.

Eunwoo levantó la mirada y con ojos tiernos y tristes, sonrió, pues no solo en éste momento, sino durante toda su vida, Minwoo se encargó de hacerle saber que siempre lo perdonaría, incluso cuando él no lo merecía

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152 días. › 𝗞𝗶𝗺 𝗦𝗲𝗼𝗸𝗷𝗶𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora