Día 42.

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El aire de la mañana, el sol entrando en su ventana y el líquido entrando por sus venas, hacían que Minwoo se sintiera aún más débil y melancólica.
Su días en el hospital comenzaban a ser buenos y agradables, con esas citas casuales que tenía con el doctor Seokjin a la hora del almuerzo; pero al éstas dejar de existir, su ánimo también desapareció.

—Tienes visitas. —Sonrió Taehyung con los labios, después de abrir la puerta.

—Sabes que no quiero verlo.

—No es él; es tu familia.

Entonces, el rostro de Minwoo se mostró un poco sonriente: —¿Algún día dejarán de venir? —Preguntó entre risas.

—Espero que no. —Sonrió Taehyung, ésta vez mostrando sus lindos dientes. —¿Los dejo pasar? —Minwoo asentó y Taehyung salió al pasillo de nuevo.
Su madre después de agradecer los buenos tratos del enfermero, entró y con una sonrisa melancólica, alegre y muy sentimental, se acercó a su hija.

—¡Mi linda Minwoo! —Dijo atrapandola entre sus brazos. La antes mencionada sonrió a las palabras de amor que su madre le daba y a los ojos que su padre le daba. —¿Como te sientes hoy? ¿Ya has comido algo?

—Me duele el cuerpo. —Se quejó un poco, después de separarse de su madre. —Pero, el doctor Min me dijo que tal vez en unos días ya pueda regresar a Oncología. —Sus padres asentaban a lo que ella decía, sin jamás dejar de sonreír. —¿Como está Eunwoo? —Preguntó e hizo que sus padres bajaran la mirada y dejaran de sonreír como antes lo hacían.

—Está bien. —Soltarón al instante. —Hoy nuevamente le invitamos a venir, pero, ya sabes...

—Lo entiendo. —Minwoo suspiró.

—Eso no significa que él no te quiera, es solo que, aún es complicado para él. —Su padre habló por primera vez, desde su llegada el día de hoy. Después de un “Lo sé, lo entiendo.” de parte de Minwoo, su padre tomó su mano y le sonrió.

—¿Y esto? ¿Ya escribes cartas de amor? —La señora Ahn tomó la libreta que Minwoo dejó junto a su cama y con una sonrisa llena de picardía miró a su hija, pero ésta rápidamente negó y tomó las cosas de las manos de su madre.

—No, no, no. —Dijo riendo nerviosa. —Solo es para pasar el tiempo; ya saben, para no aburrirme.

—Eso decíamos tu padre y yo, después Eunwoo nació.

—¡No digas eso! —Exclamó Minwoo riendo y tapando su rostro con sus manos. Su madre rió a sus propias palabras y después hizo que la rubia artificial la mirara de nuevo: —¿Como está ese doctor? Con el que comes en el almuerzo y te va a ver a tu cuarto. ¿Te ha visitado? —Minwoo dejó de reír y miró hacia abajo.

—No lo he visto, tal vez está ocupado. —Mintió, pues sabía que aún si lo estaba, él no ha dejado de preguntar por ella desde que está en ese piso. Pero, así como él lo hizo en algún momento, Minwoo lo está evitando, con el fin de evitar que su corazón se rompa más.

Sus padres terminaron su visita una hora más tarde, y a pesar de haber visitado a Minwoo todos los días de ésta semana, prometieron regresar mañana sin falta alguna.

El doctor Min llegó a terminar con la soledad que comenzaba a crecer al rededor de Minwoo y la rubia de pecas marcadas hizo todo lo que el doctor le pidió hacer con tal de que éste viera su proceso de sanación.

—¿Crees poder ya caminar? —Preguntó acomodando la pierna derecha de Minwoo, pero mientras ésta acción era ejercida, la rubia negó con la cabeza.

—Siento que si lo intento caeré de nuevo. Me siento demasiado débil.

El traumatólogo asentó y caminó hacia la puerta: —Llamaré a tu oncólogo. —Dijo y después salió en busca de quién dijo que llamaría.
Minutos después, el oncólogo moreno de lentes llegó junto con el pálido traumatólogo, y con una sonrisa saludó a su paciente.

—¿Sientes que si caminas, caerás de nuevo? —Preguntó el doctor Namjoon con las palabras que Minwoo ya había dicho; la que está en cama, solo asintió con la cabeza y ambos doctores soltaron un suspiro. —Minwoo, tus lesiones fueron graves, de eso no hay duda; pero, incluso un niño podría recuperarse y podría volver a correr o cualquier otra cosa. —Antes de que el doctor llegara a donde quiere llegar, Minwoo ya sabía lo que sucedía.

—Dejaré de caminar, ¿Verdad?

Ahora el doctor Min comenzó a hablar: —Tus huesos ya no son lo suficientemente fuertes como para soportarte; si puedes caminar, pero eso haría que estés más tiempo en traumatología que en oncología. —El labio inferior de Minwoo temblaba ligeramente al retener su llanto.

—Por lo que ahora debes aceptar usar la silla de ruedas permanentemente. —Volvió a tomar la palabra el doctor de tez morena. Minwoo con la mirada baja escuchaba las palabras de ambos doctores, pues sus lágrimas ya salían de sus ojos.
Después de minutos más de explicaciones, recomendaciones y revisiones, el traumatólogo Min Yoongi y el oncólogo Kim Namjoon, salieron del cuarto; dejando a Minwoo sola con sus lágrimas, su cáncer, sus huesos débiles y un corazón aún más roto.

Después de minutos más de explicaciones, recomendaciones y revisiones, el traumatólogo Min Yoongi y el oncólogo Kim Namjoon, salieron del cuarto; dejando a Minwoo sola con sus lágrimas, su cáncer, sus huesos débiles y un corazón aún más roto

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152 días. › 𝗞𝗶𝗺 𝗦𝗲𝗼𝗸𝗷𝗶𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora