Día 145.

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Los días pasaron, aunque tal vez no los suficientes como para dejar de sentir dolor por la partida inesperada de Jungkook; pero ahora todo era menos trágico, los ojos de Taehyung ya no estaban rojizos o con pocas lágrimas escondidas en ellos, Minwoo ya podía hablar sobre los recuerdos que tenía con Jungkook sin sentir un nudo en la garganta y los demás que convivieron con el lindo chico sonriente de silla de ruedas, lo recuerdan con felicidad y no con tristeza. Pues eso habría querido él.

Minwoo estaba con sus padres y hermano, sus visitas ya no eran diarias como al principio, pero seguían siendo frecuentes.
Sería una completa mentira decir que los señores Ahn y Eunwoo no se iban con el corazón roto después de visitarla, pues no saben cuando será la última vez. Sin mencionar que su aspecto cada día lucia más desgastado y cansado.

Pero algo que les llena el corazón y el alma es, que su hija mayor haya encontrado el amor. Y no solo un amor romántico, sino un amor incondicional y definitivamente real; como el que ella siempre soñó y deseó tener.

—Realmente nos alegra mucho volver a verte, Seokjin. —El nombrado se sentía honrado al ser tratado con tanto amor por parte de la familia de Minwoo.

—Siempre es muy grato escuchar que están por aquí. —El cirujano sonreía con genuina felicidad al hablar que hacía que todos en ese pequeño cuarto sonrían igual. —Los acompaño a la salida. —Se ofreció y los señores Ahn y Eunwoo encantados aceptaron; pero no salieron antes de despedir llenos de amor a su hija, temerosos de no abrazarla ni besarla lo suficiente.

Cuando la familia Ahn y el cirujano se vieron a pocos metros del elevador, Seokjin les sonrió con los labios, como si todo lo que ha pensado decir para no quedarse en silencio hubiera desaparecido.

Pero el silencio no iba a ser mucho, no con el padre de Minwoo a punto de hablar: —¿Cómo está? Ella dice que está bien, pero su aspecto no dice lo mismo; se ve cansada, demasiado cansada.

En ese momento, Seokjin deseó haber hablado sobre béisbol y no el haber esperado a que el señor Ahn hablara: —Ha estado débil. —Fué lo primero que pudo responder. —Después de la muerte de un amigo nuestro, ella se ha mostrado un poco desmotivada. Aunque también creo que le dió fuerza, porque ha recibido sus tratamientos con mucha más accesibilidad.

—¿Cómo si creyera que puede sanar? —Preguntó Eunwoo con rasgos de esperanza.

—Como si creyera que puede sanar. —Repitió Seokjin. —Pero no lo puede hacer. —Tomó el terrible atrevimiento de romper la ilusión. —Minwoo lo sabe; por lo que a lo único que ella puede aspirar es a recuperarse. Recuperar fuerza y poder vivir la vida de un paciente de cáncer.

Todos los Ahn asentaron con la cabeza, mostrando su comprensión a la situación de su hija y a la explicación de el novio de ésta.

—Gracias, Seokjin. Por todo. —Dijo la madre de Minwoo, mientras lo abrazaba. —Esperamos verte pronto.

—Y yo a ustedes. —Se despidió sonriendo y sacudiendo la mano mientras la puertas del elevador se cierran.
Seokjin volvió con Minwoo no mucho tiempo después de despedir a sus padres y hermano. —Jamás creí tener una relación tan buena con tus padres. —Dijo cerrando la puerta del cuarto.

—¿Estás diciendo que no creías parecerle a mis padres el niño bueno que siempre juras ser? —Seokjin juntó sus labios y trató de evitar reír, pero Minwoo no lo hacía fácil.

—Soy un niño bueno. —Replicó haciendo un pequeño puchero con sus labios, y Minwoo rió un poco más.

—Claro que lo eres, Jinnie. —El cirujano borró su puchero en el momento en el que escuchó la tierna manera en la que Minwoo le llamó, y la miró sin decir nada. —¿Que? ¿Tengo algo en la cara? —La demacrada chica pasó sus manos por su rostro tratando de quitar la mirada fija de su novio.

—No tienes nada, Woo. —Seokjin caminó hasta la cama en la que ésta está recostada y después de besar dulcemente su mejilla, sonrió. —Es solo que no puedo asimilar lo enamorado que estoy de ti.

Los labios resecos de Minwoo sonrieron y con timidez acercó su rostro al del cirujano y besó sus hidratados y carnosos labios, haciendo que éste sonriera a la mitad del beso.

Minwoo sentía timidez al tan solo abrazarlo y el cirujano lo sabía, por lo que él siempre era el que se atrevía a besarla; y no tenía ningún problema con hacerlo, en absoluto.
Pero el que Minwoo haya tenido la valentía para besarlo primero, es algo que Seokjin jamás olvidará.

Algo que Seokjin va a atesorar hasta en sus sueños.

Algo que Seokjin va a atesorar hasta en sus sueños

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152 días. › 𝗞𝗶𝗺 𝗦𝗲𝗼𝗸𝗷𝗶𝗻.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora