Capítulo 32

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Observaba a Christopher muy en detalle, llevaba unos minutos con Richard apartado de nosotros, no era por desconfianza, pero con ellos nunca se sabe.

- ¡Qué! - exclamé riendo.

- Deja de mirarlo, ni que estuviera tan lindo - bromeó Zabdiel.

- Oye, Chris es hermoso - defendí.

- Uh, sí que le gusta - añadió Joel.

- Claro, no estaría con él si no me gustara.

Tanto Christopher como Richard se acercaron nuevamente a nosotros, iba a confiar en él.

Nos mirábamos como esperando a que alguien diga algo, pero solo nos reímos.

- Podríamos hacer algo, no sé, el viernes por ejemplo - propuso Richard.

- ¿Algo como qué? - preguntó mi novio.

- Boys night, algo se nos ocurrirá.

- Después de esto no sé si me darán permiso, y tú estás castigado - hablé para Christopher.

- ¿Qué le dirás a tu mamá? - preguntó Zabdiel.

- Dile que te intentaron robar tus cosas - propuso Joel.

- ¿Quién va a querer robar cuadernos y lápices? - reí.

- ¿Y si te acompañamos? Podemos decirle que nos intentaron robar a todos.

- Claro, y solo me golpearon a mi.

Agradecía la intención que tenían de ayudarme, pero mi madre no era tonta.

Los escuchaba intercambiar ideas, algunas sonaban más creíbles que otras, sin embargo, nada me aseguraba que no recibiría un regaño.

- ¡No! ¿Están locos? Chris, diles algo - pedí.

- ¿Prefieres que te castiguen? Ya con este castigado nos basta. Dale Zabdiel, pero no tan fuerte - dijo poniéndose de pie.

Por más que me negué, no fue suficiente. Apenas empuñó su mano cerré mis ojos, no quería ver esa estupidez.

- Están locos man - negué.

- Te pegué suave, no te aproveches - advirtió Zabdiel para Richard.

Negué caminando por parte del living, sabía que estaban locos, pero no a un extremo como este.

- Tenemos buenos amigos - escuché en mi oído.

- Ahora falta que los castiguen a ellos, no era necesaria esa estupidez - respondí.

- A ver - dijo girando mi cuerpo.

- No creas que no les agradezco, solo que...

- Nos quieren ayudar, ya nos tocará devolver el favor - interrumpió.

- ¡NOOO! - gritó Joel poniéndose detrás mío.

- ¿Qué?

- Me quieren golpear, a mi sí me van a castigar si llego como ellos.

- Qué porquería, no seas así - dijo Zabdiel intentando agarrarlo.

- Hey, cuidado con Erick - pidió mi novio.

Me tenían en medio de ambos, a veces eran peor que niños pequeños.

Al menos podía decir y tenía la certeza de que mis amigos eran únicos, a pesar de ser todos distintos en nuestra manera de ser, nos complementamos a la perfección.

Iba muy nervioso camino a casa, ojalá esta mentira dé sus resultados.

- ¡Oye! - exclamó Joel ante la cachetada de Zabdiel.

- Al menos para que te vea una mejilla roja, si vamos a mentir, que sea parejo.

- En ese caso...

- ¡Richard! ¿Por qué le pegas? - pregunté acariciando la cara de mi novio.

- Pa que sea parejo bro, ahora sí, toca - dijo empujando mi cuerpo.

Toqué en tres ocasiones la puerta, apenas abrió dirigió su mirada a mi golpe.

- ¿Qué te pasó? ¿Qué les pasó?

- Nos intentaron asaltar mamá.

- Dios mío, miren sus caritas - dijo observando a cada uno.

- Al menos no lograron quitarnos nada - comentó Richard.

- Vengan, pasen - dijo mi madre.

Esperé a que pasen los chicos junto a ella, de seguro les daría de comer, algo muy típico en mi madre.

- Quédate, aunque sean unos minutos - pedí.

- ¿Me quieres meter en problemas?

- No - bajé la mirada.

- Bueno, entonces me meto en problemas solo, me quedaré contigo.

Amor En Libertad - ChriserickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora