Narra Christopher.
Los chicos iban comprendiendo más lo nuestro, no les incomodaba vernos juntos, pero también respetamos el espacio de todos, aún estaban adaptándose a vernos juntos como una pareja.
Tuve que contarle a Erick que encaré a Hugo, si yo no quería que me mienta, yo tampoco lo haría, se molestó un poco e incluso nos regañó junto con Richard, pero comprendió la situación.
- Feliz cumple mes - sentí un susurro.
- Chiquito, feliz cumple mes, el primero - sonreí.
- De muchos espero.
- Claro que sí.
- Toma, es algo pequeño pero con mucho, mucho cariño.
- Yo también tengo esto para ti, espero te guste.
Sí bien eran cosas sencillas, detalles pequeños, iban con las mejores intenciones mutuas, la clave estaba en valorar la intención.
- Supongooo...
- Me dieron permiso, peeero...
- No debes regresar tarde - completé.
- Exacto.
- Entonces andando, quiero que está tarde sea perfecta.
Aún nos costaba estar tomados de la mano frente a las personas, pero posiblemente sería un miedo el cual perderíamos con el tiempo.
No me quedaba de otra que llevarlo abrazado, las personas aún así nos quedaban mirando siendo que es un acto lo más normal.
- Dame tu mano - pedí.
- ¿Para qué? - preguntó desconfiado.
- Confía en mi, no es nada malo - dije.
Tapé sus ojos con una de mis manos, trataba de guiarlo para evitar que cayera y arruinar todo.
- Huele rico - comentó.
- Creo...que es lo mínimo que mereces - dije.
Destapé sus ojos, no soy muy bueno con detalles o decorando espacios, pero al menos hice mi intento.
- Te quiero, en serio gracias - dijo abrazándome.
- No es nada. Siéntate.
- Te ayudo si quieres.
- Atrás - empujé.
- Está bien, está bien - levantó sus manos en lo que se sentaba.
Realmente creía que el noviazgo me estaba haciendo bien, hacía cosas que comúnmente no, empecé a ver y valorar más los pequeños detalles, pero sobre todo, estaba siendo feliz a mi modo.
Comimos muy a gusto, tenía un poco de nervios al principio ya que no sabía si le gustaría.
- ¿Quién te enseñó a cocinar? No lo haces mal, debo admitirlo.
- Youtube, es como mi cerebro tecnológico - reí.
- Iré pensando en hacer ejercicio, me llevarás derechito a engordar.
- Eso me da igual, aunque si admito que me gusta que seas así, flaquito, no sé, como que quiero apretarte hasta que te rompas.
- Qué romántico fue eso - rió.
Me levanté por algo que había comprado, no sabía si era del gusto de él ya que al menos juntos nunca habíamos bebido.
- No sé si quieras...