Capítulo 12

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La semana que faltaba ya había pasado, estábamos hechos un relajo tanto por los preparativos de la fiesta y por mi parte por el deber de esa obra que debía presentar, y sí, aún no se me ocurría nada para escribir.

-¡No, eso no va ahí, va más para la izquierda!-yo gritando como loca porque no ponían bien el cartel de feliz aniversario.

-¿Ahí, está bien?- me pregunto el chico que me nos estaba ayudando.

-Si ahí lo está-me dirigí a la otra parte de la sala donde Kyana, se estaba encargando de poner bien las copas y dejando el espacio justo para el pastel, sin duda, lo repito, esto parecía la fiesta de un matrimonio, era muy exagerado.

-¡JENYY!-grito Alicia desde la habitación donde estaba para arreglarse. La fiesta comenzaría a las cinco y a esta niña se le ocurría llamarme cuando iba a ponerme a preparar los bocaditos que se iban dar.
Justo ese día, se les ocurre a los padres de Kyana darles el día libre a los que estaban en la cocina, se me había ocurrido llamar a mi madre, por suerte ella estaba desocupada pero hasta que viniera ya había que adelantar.

-Dime ¿qué pasó?-le dije al entrar.

-Estaba sacando las cosas y me di cuenta que traje todo menos el vestido-por Dios que la quería ahorcar.

-Ya voy por el-se supone que debería ir ella pero debía arreglarse y sí que se iba a demorar-Dame las llaves de la casa-me las dio y de milagro llegó mi madre más rápido de lo que suponía-Que bueno que vienes, tengo que ir a ver el vestido de Alicia ya vengo y te ayudo, gracias.

-No hay problema ve con cuidado-dicho eso salí de corrida, le pedí al chofer que me llevara.

Me llevó lo más rápido que pudo, al llegar entré disparada a la habitación y saqué el vestido que estaba en una funda, salí de una y me metí al carro.

-Ya vienes-me dijo aquella niña tan olvidadiza, sé que yo lo soy más pero se pasa.

-Sí, ya voy-colgué y miraba a cada rato el reloj, ya eran las tres, hasta llegar capaz las tres y veinte, todo esto no hubiera pasado si no se hubieran confiado en que todo estaría listo a tiempo. Ganas de todo me daban, cuantas veces no les insistí que ya hiciéramos algo pero no, tan caprichosas como siempre, "si nos alcanza el tiempo Jenny, tranquila", gran cosa lo que habían dicho ahora estamos ajustadas, corriendo de un lado a otro.

Gracias a  Dios las cosas salieron bien, los bocadillos estuvieron listos, las chicas se arreglaron, Kyana termino de ordenar todo. Obviamente al último las dos nos arreglamos, mi madre se fue a lo que yo me negué, pero ella dijo que era una fiesta para jóvenes, y tenía razón.

Poco a poco los chicos iban llegando, la celebración no solo iba a ser entre nosotros, habían invitado a  compañeros con los que se llevaban.

Una vez más tocaron el timbre a lo que yo fui a abrir la puerta separándome de mi grupo, encontrándome con los esperados de la noche, y sin duda quedaron asombrados por la sorpresa, pero lo quedarían aún  más cuando recibieran los regalos extravagantes. Ellos estaban con unos ternos muy elegantes, Justin y Julián llevaban el obsequio a sus queridas.

-Oh cariño-dijo Kyana al darse la vuelta ya que estaba de espaladas, lo cual llamó la atención de las otras haciendo que se diera cuentan de que sus amores habían llegado. Rompiendo el círculo que habíamos formado fueron donde ellos, los cuales elogiaron lo muy bien que se veían.

Pasamos un rato hablando, hasta que de nuevo tocaron el timbre, esta vez fue el empleado a abrir, ganándome, quedamos viendo a ver quién era y pues era de ser, Matías, pero este no estaba solo, venía acompañado de una chica, la misma de aquella vez. Eso nos sorprendió mucho a nosotros, más que todo a sus amigos.

Qué será de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora