Capítulo 31

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-No sabes cuánto lo lamentamos-dijo Alicia mientras me sobaba la espalda.

-No se preocupen-intenté sacar una sonrisa.

Ya habían pasado dos días desde que Matías se devolvió a California. Como las chicas se enteraron de lo que pasó, nos fuimos a tomar un café. No habían podido ponerse en contacto antes por cosas del trabajo.

-Él-volvimos nuestras miradas a Amanda- Bueno le dijo a Julián y él me dijo a mí-soltó una risa nerviosa-Que esperaba que se te fuera el enojo, no quiere que estén así-calló y después dijo-Además fuera de lo que mandó a decirte habló un poco con los chicos y les dijo que él nunca había recibido un mensaje tuyo-la chicas asintieron afirmando lo que dijo.

Mi boca quedó abierta en forma de un circulo-¡¿Co-como se atreve a decir eso?!-alce mi voz-Ustedes son testigos de que yo si lo hice, hasta Hugo lo es.

-Sí, claro que lo sabemos, pero tú sabes, los chicos no sabían, y nosotras no estábamos ahí cuando lo dijo, y peor Hugo, él ni fue.

-Sí, lo sé, él estaba en mi casa-la verdad es que Hugo se integró en nuestro grupo por decirlo así, y se hizo muy bien amigo de los chicos y las chicas, pero él nunca se llevó con Matías por lo que ¿para qué iba a ir?

-Aja, pero ya no le tomes importancia –dijo Alicia.

-Es verdad, pero debemos ponernos a pensar, no que tú para el eres como su hermana, por qué no te contestó, algo debe de haber ahí, para mí que Angélica hizo eso.

Jugué un poco con mis dedos, luego la miré-Hubiera sido o no Angélica ya no tiene importancia, él se fue después de todo, fue detrás de una amor que no es verdadero ni puro-me miraron con nostalgia.

Seguimos hablando, esta vez de cosas sin relevancia hasta que nos tocó irnos. Por mi parte me detuve en el parque al que fuimos Matías y yo. Me senté en la misma banca y unas lágrimas salieron, pero estas eran de enojo, no me importaba en realidad el que no me quisiera, claro que me dolía, pero me dolía aún más el que se deje engañar, el que ella se aprovechara de él.

Me sequé las mejillas y me dirigí a mi casa.

-Hola-dijo todo sonriente.

-Hola-le devolví la sonrisa.

-¿Quieres comer?

-No gracias.

-Bueno más para mí-se encogió de hombros y se sentó en el sofá mientras ponía algo para ver.

-Pon una película-le dije mientras iba a mi habitación-Ya bajo-llegue hasta mi cuarto y me puse una pijama-¿Ya está?-pregunté.

-Si-me sonrió-Ven-palmeó su mano sobre el sillón. Fui.

Estábamos tan cansados que no nos dimos cuenta en que momento nos caímos dormidos, hasta que nos levantamos por una llamada que le hicieron. Me estiré y luego de quedar media ida por unos segundos, me fui a mi habitación. Me eché rápidamente en mi cama, cogí mi peluche y lo abracé fuertemente hasta que mis ojos se cerraron.

-Jen, Jen-sentía que me movían para despertarme, pero me negaba a hacerlo-Hoy llegaras tarde, o mejor dicho llegaremos tarde, muévete.

Respiré profundo- Ahh, que flojera-me senté en la cama con un ojo guiñando y el otro no.

-Mueve, estoy diciendo-hice un sonido con mi boca en forma de fastidio, hasta que me fui rápidamente al baño, tomé una ducha creo que fue de un segundo y me vestí.

Bajé corriendo y salí junto a Hugo-­­­­­¿Por qué me esperas?-dije ya en la puerta del auto.

-Porque eres mi hermana y no quería ir solo a trabajar.

-Aww, que lindo eres-dije en forma sarcástica.

-Eso me pasa por ser buena gente.

-Lo siento-no esperamos más y subimos arrancando para irnos.

-Señorita-me dijo Erika al llegar-Llamaron de la otra empresa quieren saber su respuesta.

-Ah, ya los llamaré-me fui a sentar y cogí el teléfono para llamar-Si, buenos días, disculpe soy la señorita Gray a la que le ofrecieron el puesto de trabajo.

-Claro, es usted-dijo una señora en la otra línea.

-Bueno, no lo voy a aceptar, estoy bien aquí, gracias disculpe.

-Ni hay problema.

-Gracias-no dije nada más y colgué la llamada.

Pasaron las horas. Recibí una que otra llamada, en una de esas me avisó que ya estaban hechas las copias del nuevo libro. Me alegré en cierta parte, una parte mía decía que iba a salir todo bien, pero nada se sabe con certeza en estaba vida.

Ya para el almuerzo decidí no salir a comer, en vez de eso la llame a mi madre.

-¿Hola?-dijo.

-Mamá, soy yo.

-Oh cariño ¿qué pasa?

-¿Estas ocupada?

-No, dime.

-Es que ya sabe Matías todo lo que siento por él.

-¿En serio?

-Sí, pero no fue nada bueno, me volvió a recalcar en la cara que soy su hermana y eso no es lo peor él va a volver con Angélica después de lo que le hizo.

-¿Qué le hizo?

-Lo traicionó, ya te conté, pero aun así quiere estar con él, esta vez creo que te equivocaste, no estamos destinados para nada.

-¡Ay mi amor!-exclamó dramáticamente- Tu y él lo están, créeme, pero los dos cometieron un error y ahora eso les va a costar.

-Mamá-reí-No lo estamos de eso estoy segura.

-Está bien, si tú lo dices, pero algo ten presente, cuando dos personas están destinadas, no importa lo que pase siempre se volverán a reencontrar-me quedé callada, eso ultimo me dejó muy pensativa.

-Está bien mamá, gracias.

-No mi amor, no agradezcas para eso estoy, pero que no se te olvide lo que te dije-no me dijo nada más y colgó.

Mi cabeza no dejaba de pensar en lo que dijo, causando que me haga la pregunta del millón ¿será verdad?

Qué será de élDonde viven las historias. Descúbrelo ahora