Capítulo 8

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Las suaves olas del mar se escuchan afuera, me cuesta trabajo abrir los ojos pero me siento fría. Paso la mano por la cama buscando a Llane, toco por todos lados aún con los ojos cerrados y no lo siento, así que abro los ojos de golpe. Examino la habitación con la vista ¡No está!. Me levanto de la cama y camino directamente a la cómoda, tomo mi celular y veo la hora, son las 5 de la mañana, el sol aún está oculto, camino por la pequeña habitación al baño y no hay nadie. ¿Dónde puede estar?.

Me siento en el borde de la cama con las manos sobre mi rostro ¿Y si me dejó?. Me cuesta trabajo respirar.-Tranquilízate Alana.-Me repito varias veces.-Él debe estar aquí. Esto es una pesadilla.- Respiro profundamente y me quedo mirando el suelo durante un rato, siento que ha pasado una eternidad y no tengo noticias de él.-¿Y si le llamo?. No, Alana. Relájate.-Vuelvo a levantarme y reviso los cajones de la habitación buscando alguna pista, alguna nota u algo que me deje en claro donde se encuentra. Al saquear todos los cajones, el baño, revisar dentro de las maletas, debajo de la cama no encuentro nada, realmente me siento desesperada.

Las lágrimas se acumulan sobre mis ojos ¡Maldición, me dejo!.-No seas tonta Alana.-Habla por fin mi subconsciente.-Él no es capaz de dejarnos, deja de pensar idioteces y mejor revisa tú celular quizá simplemente a salido a caminar.-Camino de nuevo a la cómoda y reviso mi celular, solo tengo mensajes de las chicas deseándome unas buenas vacaciones y un mensaje de mi mamá preguntándome como nos ha ido. Le contesto a mi mamá y le digo que la estamos pasando de maravilla en las vacaciones que más tarde le llamaré para contarle.

En estos momentos no tengo cabeza para platicar simplemente quiero encontrar a Llane. Vuelvo a revisar mi celular, mensajes de texto, llamadas, buzón de voz, todo pero el simplemente no aparece. Me tiro al suelo y comienzo a llorar, me siento impotente. Escucho pasos en el pasillo y me quedo callada tratando de identificar si es él. Pero el chico habla y me doy cuenta que es nuestro vecino de cuarto, un joven americano que vino a pasar las vacaciones aquí, una chica habla. Me levanto del suelo y pego el oído a la puerta, el joven arrastra la voz está demasiado alcoholizado, la novia le pregunta que si pueden bajar a ver el atardecer y él dice que si, que entren al cuarto a bañarse. Reviso mi celular y veo que son casi las 6 de la mañana, realmente me siento desesperada.

- Basta.-Me grito, tomo mi celular y le llamo a Llane, al primer timbre, comienzo a escuchar el sonido de su celular en la habitación. Corro siguiendo el sonido y lo veo debajo de la almohada ¿Cómo no me di cuenta antes? Lo tomo entre mis manos con cuidado es la primera vez que lo hago sin que el este aquí, el celular sigue vibrando en la palma de mi mano mientras yo veo que me tiene registrada como "Alana y un pequeño corazón al lado", cuelgo la llamada y el celular pone su pantalla en negro, la curiosidad me consume y oprimo el botón del centro, la pantalla cobra vida y veo de fondo una fotografía de nosotros, mirándonos fijamente. Esa foto seguramente la ha tomado Lucho, las lágrimas corren por mis mejillas de nuevo.-Tengo que encontrarlo.- Me pongo un pants, por encima de mi ropa de dormir, tomo un suéter de Llane y salgo de la habitación trayendo conmigo las llaves del cuarto.

Bajo las escaleras sigilosamente, esperando escuchar su voz pero no hay rastro de él. Camino al módulo de recepción para pedir información pero no hay nadie en así que bajo directamente a la playa, mi instinto y subconsciente creen que él debe estar aquí. Observo a mí alrededor, el sol comienza a vislumbrarse al final del agua.-Dios, tú que eres tan grande y generoso por favor ayúdame a encontrarlo. Camino por la orilla del mar siguiendo mi camino derecho, el agua golpea sobre mis pies en distintas ocasiones, no sé por cuánto tiempo he caminado pero a lo largo de ello he visto a bastantes personas, todas me han mirado como bicho raro o quizá simplemente es lo que he percibido, a lo lejos hay un puente y ahí hay alguien sentado con los pies colgando, se le ve relajado y concentrado mirando el agua. Mi corazón me dice que lo siga y esta vez le hago caso, corro lo más rápido que mis piernas me permiten y al llegar justo al inicio del puente, lo veo, sin duda es él, lleva una sudadera rosa puesta y un pantalón de mezclilla.

Una Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora