Luna llena • Joshler ;(omegaverse)

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~•~

La tarde del sábado no estaba siendo muy productiva para él, pues se encontraba viendo Netflix tumbado en la cama de su habitación mientras comía palomitas.

El día de ayer con Brendon había sido genial, habían disfrutado demasiado viendo a su banda favorita tocar en directo y estaba muy feliz por ello.

Jenna: ¿Cómo está el pelirrojo después de haber visto a Rage against the machine?

Un mensaje de Jenna en su teléfono le hizo pausar la serie y contestar de inmediato con una sonrisa.

Josh: Jenn!<3

Josh: Ha sido genial en serio, ojalá hubieras estado

Jenna: Me hubiera encantado :(

Jenna: Al menos he visto que vienen a California también

Josh: En serio?? Eso es genial!

Josh: Este verano tengo que ir a verte

Josh: Tenemos*

Jenna: Ya estoy preparando mi casa para dejaros dormir aquí

Josh: Lo sabía :)

Hubieron unos minutos en los que ninguno de los dos hablaba, hasta que lo hizo Jenna de nuevo.

Jenna: ¿Qué tal está Tyler?

Josh sabía que en algún momento preguntaría por él.
El castaño, según la rubia, apenas le había mandando mensajes y eso a ella le preocupaba.

Josh: No lo sé

Jenna: ¿Seguís sin hablaros?

Josh: Hace meses que no lo veo Jenna, lo siento

La alfa no contestó al instante, pero cuando lo hizo solo fue para decir que debía irse, algo que sonó a una excusa, pero el tintado no la culpó y se despidió de ella.

Pero él sí se sintió culpable, pues le prometió que de alguna manera cuidaría de él.

Siguió viendo la serie que estaba viendo hasta que se quedó dormido.

][

– ¡Josh! – Oía en la lejanía. – ¡Josh ayúdame!

Sus pies estaban inmovilizados, todo a su alrededor se volvía cada vez más frío y tétrico. Sus lágrimas corrían por sus mejillas sin parar.

– ¡Ayúdame!

La voz era desgarradora; un grito de socorro como nunca antes había escuchado que le martilleaba la cabeza por momentos.
Su lobo interior aullaba de tristeza y desesperación, queriendo correr a ayudarle, pero le era imposible.

– ¡No quiero morir! – Seguía pidiéndole ayuda. – Ayúd... – Pero su voz se fue desvaneciendo. – Ayúdame...

Frente a él pudo divisarlo ahora, siendo desgarrado bestialmente por cuatro lobos hambrientos.
Quería gritar pero su voz no salía, por mucho que se esforzara.