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~•~

Narra Tyler:

Sacó las llaves de su casa del bolsillo y entró cabizbajo.

Escuchó ruidos provenientes de la zona de la cocina y la parte de arriba de la casa, y se asomó para ver de que se trataba, encontrándose con su madre yendo de un lado para otro de la cocina con ingredientes en la mano.

– Hola. – Saludó Tyler más seco de lo normal.

Kelly se giró hacia él justo cuando ya se había dado la vuelta para irse, frunciendo un poco el ceño, y le interrumpió.

– ¿Te pasa algo Ty?

El castaño tenía un nudo en la garganta que apenas le dejaba hablar, pero intentó ocultarlo lo mejor que pudo.

– No, ¿Por qué? – Volvió a girarse hacia ella.

La mujer no dijo nada pero siguió observándole, hasta que el chico decidió por fin darse la vuelta y subir las escaleras directo a su habitación, con la mala suerte de haberse encontrado con su hermano Zack.

– Hola Ty.

El castaño solo hizo un movimiento de cabeza en forma de saludo y entró en su habitación cerrando la puerta tras él.

Nada más lo hizo, no pudo evitar deshacerse de aquel nudo de su garganta que lo estaba ahogando y las lágrimas salieron por sí solas.
Se llevó las manos a su rostro y se tumbó en la cama, soltando pequeños sollozos silenciosos para que no se dieran cuenta.

][

Los días pasaban y Tyler cada vez se sentía peor, se sentía solo. No había vuelto a recibir ningún mensaje del teñido ni lo había vuelto a ver, y eso le preocupaba demasiado.

¿Qué es lo que habría pasado después de aquello? ¿Habrían empeorado las cosas?

Cogió su móvil por décimo octava vez aquel día para entrar en los mensajes y escribir a Josh, sin ninguna esperanza de que fuera a contestar.

T: Por favor, no me ignores. Cuéntame qué ha pasado.

T: Te echo de menos...

Envió el mensaje, pero pasados unos veinte minutos seguía sin contestar, y sabía que no lo haría.

Se sintió fatal. Se sintió culpable. Se sentía vacío y extrañaba el calor del alfa a su alrededor.
Tampoco podía ignorar la horrible sensación de que las cosas no serían de la misma manera. No podía pensar en eso. Tampoco quería pero le era inevitable.

¿Y si todo fue algo pasajero? ¿Y si al final de todo nunca más podría estar con él? Solo de pensarlo sus ojos se llenaban de lágrimas de nuevo.

Pasaron dos horas hasta que decidió salir de casa y dirigirse al bosque de siempre, su lugar de desconexión.

Las copas de los árboles las notaba no sabía por qué más altas que otras veces. El sonido de las hojas moviéndose le relajaba, pero no aliviaba su vacío en el pecho.

Se sentó junto al riachuelo de otras veces y observó fijamente el agua por dos minutos enteros, pensando.
Más bien recordando. Recordando ciertos momentos con una sonrisa sobre su rostro.

Luna llena • Joshler ;(omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora