ARIA

9

No pude evitar que mi corazón palpitara con fuerza al poner un pie nuevamente en el pub donde todo había comenzado. Si esa noche no hubiera huido de casa, quizás nunca hubiera descubierto que Aiden había sido asesinado. Nunca hubiera sabido que Axel conocía a mi hermano, y que ambos hacían parte de un grupo de drogadictos alcohólicos que participaban a juegos extremadamente peligrosos.

Identifiqué la cabellera de Sarah al fondo del pub, en una mesa alejada de las demás. Supuse que quiso algo de intimidad y privacidad para hablar de lo que había sucedido la noche anterior. Tras llegar junto a ella vi que no había venido sola y que Milo también estaba presente. Me sonrió cálidamente al verme y se hizo a un lado para que pudiera tener espacio para sentarme en una de las sillas de madera. Sarah se hallaba bebiendo de su cerveza con impaciencia y suspiró al reconocerme.

-Creí que no vendrías. - dijo ella aliviada.

-Lo estuve considerando. - les miré sin ningún rastro de culpa y me encogí de hombros. - Siento el retraso.

Milo asintió comprensivo y Sarah bebió nuevamente. Un silencio incómodo se impuso entre nosotros. No sabía que estaba haciendo allí, ni para que me habían pedido que viniera. La imagen de Mike me vino a la cabeza y quise salir del pub cuanto antes para poder verle.

-No quiero ser grosera, pero tengo algo de prisa. Ya tenía planes para esta tarde. - puntualizé.

-Claro. - intervino la chica. - Es solo que me resulta algo estresante tener que hablar sobre esto.

-El caso es que pensamos que te debíamos una disculpa. Sabemos que los acontecimientos de anoche pueden haberte perturbado, y que la única opción que veas sea explicarle todo a la policia. - concluyó el rubio.

-Te dije que no lo contaría.

-Lo sé. Pero francamente, si yo estuviera en tu lugar ya habría avisado a todo el mundo.

-¿Y porque no lo haces? ¿Os han amenazado? - pregunté inquieta.

-Va más allá de eso. Cosas que no podrías llegar a imaginar. Cosas de las que todos nos arrepentimos. - retomó Sarah acabando su cerveza de un trago.

Fruncí el ceño sin entender y esperé a que hablaran nuevamente.

-Porfavor, Aria. Prometenos que no dirás nada. Las consecuencias podrían ser más numerosas de lo que crees. Además, tu vida correría peligro con tan solo pisar la comisaría. - imploró Milo cogiéndome de ambas manos.

-¿Acaso tenéis gente infiltrada - adiviné.

-El Clan es más extenso de lo que imaginas. - aclaró Sarah. - Nos juraron dejarte en paz si no hablabas. Axel logró convencerlos de una forma u otra. Quizás eso le haya costado una buena paliza, aunque lo importante es que tu ya estás a salvo.

-¿Axel? ¿Él les pidió eso?

Milo asintió tensando su mandíbula y relamió sus labios algo preocupado.

-Créeme, cuanto menos sepas mejor. Debes alejarte de nosotros. Tan solo quisimos reunirnos contigo para aclarar las cosas. No queremos arrastrarte con nosotros.

Asentí fingiendo seguridad y respiré hondo.

-No diré nada. Tenéis mi palabra.

Ambos parecieron aliviados al oír esas palabras, y Sarah me abrazó fuertemente.

-Espero volverte a ver algún día, en otras condiciones. - suspiró tristemente y se separó de mí. - Quizás podamos empezar de nuevo.

Asentí por última vez y le ofrecí una sonrisa a Milo. Sabía que todavía me quedaba mucho por descubrir y que volvería a verlos pronto, aunque quizás no de la mejor manera. Mi aventura tan solo acababa de empezar, y pensaba descubrir quién era el asesino de Aiden.