Abrí lentamente los ojos, para despertarme con tranquilidad. Distinguí las cortinas de mi ventana completamente corridas, haciendo que toda la habitación se consumiera en una acogedora oscuridad. Mi teléfono vibraba constantemente, aunque decidí no tocarlo. Había tenido suficientes movidas el día anterior. Tan solo esperaba que Aiden hubiera vuelto de su caprichosa huída, y que no hubiera perdido nada después de la enorme fiesta que había sucedido horas atrás.
Un ligero dolor de cabeza apareció cuando intenté levantarme, obligándome a quedarme parada, para controlar el equilibrio. Mi estomago se revolvió con intensidad, y sentí la necesidad de dirigirme hacia el baño, para expulsar lo poco que había comido.
Encendí las luces rápidamente, y entrecerré los ojos por la intensidad de ellas. Me planté frente al espejo, y dí un pequeño salto, asustada por lo horrible que me veía. El maquillaje se hallaba completamente corrido, y mi pelo parecía desorientado. Resoplé indignada, ya que había durado más de dos horas en prepararme y entré en la ducha.
Me limpié con lentitud y calma, mientras todos los recuerdos de la fiesta golpeaban mi mente. Había bebido más de lo normal, bailado con un chico desconocido, y besado a mi mejor amigo.
Las fuertes imágenes de Aiden gritándome en medio de la calle saltaron a la vista, aunque no pudiera recordar la razón de su enfado. Mi hermano tan solo había cogido la moto enfurecido, y se había fugado por unas horas. Decía estar cansado de todo, aunque no entendí lo que quiso hacerme entender con ello.
Decidí no pensar más en el asunto, y preguntarle al finalizar mi relajante ducha. Salí de ella, con el pelo completamente mojado, y no tuve más remedio que peinarlo y dejarlo secar al natural. Envolví mi cuerpo con una toalla que me llegaba hasta las rodillas, y salí del baño.
Entré de nuevo en mi habitación y cerré la puerta con fuerza. Era domingo, por lo que no quise empeñarme en buscar ropa incómoda. Me vestí rápidamente, y cogí finalmente mi teléfono. Una infinidad de llamadas y mensajes, aparecieron en mi barra de notificaciones. Cuando quise revisarlo todo, un fuerte grito me hizo correr hacia el comedor.
Al llegar, vi a mi madre de rodillas, llorando desconsoladamente, con su celular en el suelo. Sentí mi pulso elevarse por completo, cuando mi padre la abrazó fuertemente, dejando caer lágrimas silenciosas.
Me temí lo peor. No supe cómo reaccionar. Miles de teorías invadieron mi mente, pero solo una me hizo entender la situación. No necesitaba palabras, no necesitaba ningún tipo de explicación. Sin embargo, no quise creerlo. Esperé hasta el último momento para asimilarlo.
Corrí rápidamente hacia la habitación de Aiden, y la encontré completamente vacía. No había vuelto desde su pequeña escapada en moto, y eso me hizo querer verle lo antes posible.
Volví junto a mis padres, a un paso más lento, intentando pronunciar alguna pregunta. Ellos se limitaron a negar con la cabeza, y mirarme con ojos de culpa.
No aguanté más tiempo. Necesitaba saber lo que estaba sucediendo, aunque ya lo suponía. Necesitaba escucharlo.
-¿Que está pasando? - pregunté entrecortadamente.
Tras varios sollozos, y gritos de desespero, mi madre encontró las fuerzas para mirarme con pura tristeza y pronunciar las únicas palabras que más iban a hacerme daño.
-Es Aiden. - se limitó a responder.
Mi respiración se cortó por completo, y un enorme dolor desgarró mi pecho con crueldad.
No quise saber el porqué. No quise saber el cuándo ni el cómo. Tan solo desee morir en su lugar, y desaparecer eternamente.
Porque una cosa era segura. La muerte de mi hermano, había sido culpa mía.
Hola queridas personitas.
He vuelto con una nueva historia.
¡Aquí les traigo el prólogo!
Sé que es corto, pero necesitaba que lo fuera.
No olviden dejar su pequeño voto y algún que otro comentario.
Eso es todo por hoy.
Gracias por todo el apoyo, y cuídense,
Em❤
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ARIA
Action> Tras la muerte de su hermano, Aria queda completamente devastada. Decide alejar a todos sus amigos y odiar todo lo que le rodea. Sin embargo, cuando descubre que el chico no murió accidentalmente, no puede evitar buscar al culpable. De esa forma...