Me arrojé sobre la chica con todo mi peso haciéndola caer al suelo desprevenida. Sonreí satisfecha ante su cara de sorpresa y planté un puñetazo en su nariz. Esta empezó a sangrar al momento y me miró asustada. El siguiente golpe casi lo fallé al no ver nada a causa de los efectos del alcohol, aunque empezaba a considerar la opción de tirarle de los pelos. Tras largos segundos en los que nadie intervino y una gran multitud de asesinos nos acorralaba gritando para que la chica se levantara y me diera mi merecido, dejé de arrojar golpes.
-Espero que ahora sí me dejes entrar, cariño. - comenté con superioridad.
Me levanté con algo de dificultad para entrar, cuando de pronto, escuché una risa bastante conocida.
-Te había subestimado. - dijo Liam a unos metros de mí, con una cerveza en la mano.
-Estás de suerte. - respondí haciendo una reverencia. - Hoy no he venido por ti.
Di unos pasos hacia delante para finalmente entrar, por lo que él se apresuró para plantarse junto a mí y pasar su fuerte brazo alrededor de mis hombros.
-¿Has venido a por otra de tus aventuras? - preguntó con una sonrisa.
No entendí directamente porque Liam estaba siendo mínimamente amable conmigo. Al parecer, apuntarme con su arma empezaba a ser un hábito, y el hecho de que me dejara entrar en el pabellón sin entrometerse era muy extraño, aunque su olor a mariguana me aclaró dichos comportamientos.
-He venido a disfrutar de la fiesta. - respondí haciendo lo posible por deshacerme de su brazo.
No obstante, me atrajo más hacia su cuerpo y sonrió picaramente.
-Entonces, te ofrezco una cerveza. - puntualizó acercando mis labios a los suyos.
Quisiera o no, esa era una gloriosa oportunidad para sacarle información. Era perfectamente consciente de con quien estaba tratando y del estado en el que se hallaba. Y aunque eso sonaba como aprovecharse de su estado, me repetí constantemente que él se lo había buscado.
Ambos nos acercamos a la barra y Liam pidió nuestras bebidas. Brindamos por algo que no entendí, y sonreí falsamente acercándome a él perversamente.
-Dime, Liam. ¿Como entraste al Clan? - pregunté cogiendo de su camisa y tirando de ella sensualmente, yendo directamente al grano.
-Es una larga historia. - susurró rozando mis labios con los suyos.
-Entonces, ¿cualquiera se puede unir? - insistí.
-Somos exigentes. - siguió diciendo cerca de mi boca. - Es necesario pasar ciertas pruebas.
-¿Y con quien tengo que hablar para hacerlo?
-Puedes darme un beso y consideraré tu oferta.
-Ambos sabemos que si te beso, no pensarás en mí supuesta oferta. - dije evitando hacer una mueca de repugnancia.
-Me gustaría ver si tienes razón. - aclaró.
Dicho así, intentó juntar ambos labios, por lo que yo me aparté ligeramente. Me pareció estar consumiendo un terreno de marihuana con solo su aliento. Sin embargo, me repetí continuamente que eso debía hacer para conseguir lo que quería.
Miré fijamente sus ojos, mientras inspeccioban mi boca con curiosidad. Eran negros y profundos. Toda chica caería en la tentación de su perfecto cuerpo. Incluída yo, si no supiera lo arrogantemente loco que solía ser.
-Entonces, ¿qué tipo de pruebas tengo que pasar para entrar? - pregunté con curiosidad.
-Si no estuviera drogado, pensaría que me estas interrogando. - respondió sonriendo de lado.
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ARIA
Ação> Tras la muerte de su hermano, Aria queda completamente devastada. Decide alejar a todos sus amigos y odiar todo lo que le rodea. Sin embargo, cuando descubre que el chico no murió accidentalmente, no puede evitar buscar al culpable. De esa forma...