Capítulo 3
[han transcurrido unos cuantos días de la semana de exámenes. Me ha ido bien, ya no sé si es porque estudié, no sé si sólo salí mal en biología por estar viendo a mi maestro. No sé si el señor Jotaro intervino en las demás calificaciones. Desde ese día no volví a estudiar con él, hemos sido solo alumno y profesor, ni siquiera familia. No me ha hablado ni dirigido la mirada, es como si me odiase o me tuviese asco. ¿Qué hice mal? ¿Fui indecente? Ese abrazo... ¿fue demasiado de mi parte? Debí haberme controlado, todo eso solo me ha puesto a pensar más, mi madre no ha notado nada raro en mi, aparte de ese asunto de comer, o por lo menos que lo haya mencionado, tan sólo está feliz por mis resultados y me prometió darme permiso de salir a una fiesta, esa de las que terminan tarde. Nunca he ido a una, Oyukasu y yo estamos muy emocionados por asistir.]
El muchacho se encontraba frente al espejo mirándose con prendas por encima del cuerpo, combinándolas en la mente y dando semivueltas para crear una mejor imagen mental. Shorts, pantalones holgados y todo tipo de prenda yace regada sobre la cama como si tuviera horas haciéndolo.
-Bien... Hace calor, pero la fiesta es en la noche... ¿qué deberé llevar? ¿Qué clase de ropa lleva alguien a una fiesta como esa? - Se pregunta el muchacho después de arrojar unas prendas a la pila de ropa existente y tomar una pequeña tarjeta de invitación en la cual sólo hay escrito un domicilio. Le habían hecho el favor de escribírselo, ya que era la primera vez que asistiría y no conocía la ubicación.
El tiempo se había consumido después de una intensa jornada de baño con shampoo suave y lociones fragantes, peinado impecable y un poco de maquillaje, nada raro en él. Había escogido una camiseta de tirantes y cierres en ambos lados del pecho, como la que usa bajo el uniforme sólo que esta llegaba hasta arriba del ombligo, que podía verse, un pantalón rosado claro, bastante holgado de las piernas y muy acinturado, seguido de unas plataformas de charol entre morado y negro brillantes, con insignias plateadas de corazones, llevaba por accesorios una gargantilla morada con también los mismos símbolos y un brazalete de cinta en el antebrazo, después de confirmar su look y dar unas cuantas vueltas ante el reflector. Baja las escaleras para despedirse de su madre y pedirle le dé suerte.
-Josuke... -Habló Tomoko, su madre, de manera asombrada. - ¡te ves tan guapo! Pero no seas tan metrosexual, las chicas te van a devorar, ¡y yo quiero un hijo completo!
-¡mamá! - Le respondió el chico, con la vergüenza propia de un adolescente.
-Hijo, cuídate, por favor no aceptes ninguna bebida con alcohol, sólo toma ponche o soda. Mira, yo también saldré y creo que me quedaré con mi novio. Si se te hace muy tarde preferiría que te quedaras con ese amigo tuyo Okuyasu, o que vengan a dormir juntos acá, no andes demasiado de noche en las calles.
-¡ya basta mamá! Yo me sé cuidar sólo y lo sabes. Sólo deseame suerte.
-Bah... - Suspiró Tomoko- De acuerdo mi niño, diviértete. ¿Tienes dinero para el taxi?
-Sí mamá, si tengo dinero. - Dijo el joven mientras le estaba dando vuelta al picaporte para salir. - ¡adiós mamá!
El muchacho del cabello extravagante se contoneaba, de una forma entre badass y coqueto, no demasiado, le daba unos aires de chico malo, por una acera a unas cuadras de su casa, fijándose en la pequeña tarjeta que contenía el domicilio del convivio. Volteaba a ver la indicaciones en los postes de entrecalles, cosa que rara vez hacía puesto que conocía esa parte de la ciudad casi de memoria y no necesitaba ver letreros. Esta ocasión era distinta. Caminaba y caminaba con su mirada alta a los letreros y al cielo que era un ocaso explosivo de tonos rojizos y aranjados, con nubes muy ligeras despejándose, toda una odisea que termina abruptamente al encontrar la meta. Su realización y contento se ve manchada por la imagen que tenía a su izquierda. Se encontraba enfrente de la casa que estaba a un lado de la casa de su profesor y sobrino Jotaro.
[maldición...] - Pensó el joven.
La sonrisa que ya se había borrado y vuelto lentamente en un rostro de melancolía y tristeza, cambia de un modo camaleonico a sorpresa cuando escucha su nombre ser gritado, era su mejor amigo el de las cicatrices en el rostro.
-Hey, Josuke, que bueno que viniste, Koichi no quiso hacerlo, ya sabes cómo es, decidió salir con la loca de Yukako. - Le dice emocionado, mientras posa una mano sobre el hombro de su amigo de cabello morado.
-Mmm... Sí, ¿dónde están todos los demás?
-Oh, pasa, pasa, por aquí, todos estamos en el patio trasero. Esta casa es enorme, todas aquí lo son, qué envidia.
-¿Hace mucho que llegaste?
-No, hace unos quince minutos...
Los muchachos entablaron una conversación mientras pasan por el barandal de la casa, y casi ignorando a Okuyasu, Josuke volteó hacia atrás por última vez antes de entrar. La casa de ese hombre alto que tanto le gusta, ni rastros de nadie.
Jotaro es un hombre solitario al parecer, o quién sabe, quizá sólo es reservado con su vida personal, quizá es un maldito loco. Todas estas preguntas y más rondaban por la cabeza del enamorado adolescente mientras veía a todos bailar, beber refrescos y comer botanas, algunos besarse, nada fuera de lo usual, aún era temprano.
Habían transcurrido unas horas desde que llegó a la fiesta, eran las diez de la noche y Josuke estaba sentado con su amigo Okuyasu en un sillón, pasándose un enorme bowl de papas, que estaba ya casi vacío. Josuke en un gesto de aburrimiento posa sus codos sobre sus rodillas y pone sus manos en su barbilla. Su mirada estaba dirigida hacia una alberca más o menos del mismo tamaño que el de su sobrino, esta estaba llena de pelotas y algún flotador, había vasos desechables y basura de pizza por todos lados, muchas sillas plegables y algunos sillones de jardín. Ya no quedaban tantos invitados como al principio de la fiesta, eran unas diez personas, contándoles.
-Okuyasu, creo que es hora de que me vaya a casa, ¿tú te quedarás?
Antes de poder escuchar una respuesta por parte de su compañero, fueron interrumpidos por un par de chicas, ambas mirando al joven de cabello más extravagante.
-Oigan, muchachos, ya se han ido los idiotas que tienen que ir a dormir temprano, - Dijo una de las jóvenes en un tono nefasto. - iremos a comprar unas bebidas, ¿quieren ir con nosotras?
Los amigos se quedaron estupefactos antes la propuesta de las jóvenes, y claro, de su belleza, principalmente el más moreno de ellos, que moría por tener una novia.
-Mmm, yo no sé si... -Replica nuestro protagonista con una mano tras de la cabeza, que es interrumpido rápidamente por su amigo.
-Claro que sí, bellas damas, las acompañaremos. No seas idiota Josuke, esta es nuestra oportunidad. - Diciéndole esto último al oído mientras se levantaban y disponían a salir del lugar.
Cruzando el gran portón, con hieleras en sus brazos, doblan hacia la izquierda, y nuevamente Josuke volteó a casa de su amado inalcanzable, de nuevo sola.
[ese bastardo engreído. "Uy sí, soy bien malote y nunca salgo de mi casa" pff... Debo olvidarme de él, nunca será nada mío además de mi sobrino... Si no puedo con él debo darme oportunidad con una chica... Debo estar confundido. Confundido todos estos meses.]
El joven quemaba su cabeza pensando todo el camino de vuelta de la licorería, habían comprado esas chicas con unas credenciales falsas. No es que se vieran menores, pero quién sabe cuánto tiempo llevaban utilizándolas. Cabizbajo corta en la calle de su destino e involuntariamente lo hizo de nuevo, miró hacia la casa de su profesor, y esta vez ahí estaba, descargando de su Mercedes negro varias bolsas del supermercado, ¿quién va al supermercado a última hora? Una tras otra y otra. Hasta que la mirada se vuelve mutua. Se ha encontrado un Josuke en la acera de enfrente, con una hieleras hasta el tope de bebidas embriagantes y lo lleva del antebrazo una chica que ya estaba saboreando su primer cóctel en lata. El muchacho ahora enerva terror de sus ojos, que rápidamente se convierte en arrogancia y despecho. Un despecho que no debería existir, no había de qué sentirse de esa manera más que en sus fantasías adolescentes, fue respondido con indiferencia, indiferencia pero quietud, quizá inconformidad por parte de Jotaro, sólo estaba viéndolo fijamente. No pudo ver otra reacción, esta vez Josuke no volteó, ya no se rebajó y siguió con sus planes, entró a la casa y cerraron el portón.
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La imagen no me pertenece.
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Baby~ [Jotaro x Josuke] [JotaJosu] [TaroSuke] Jojo's Bizarre Adventure YAOI
FanfictionJotaro se ha quedado por un tiempo indeterminado en Morioh, le gusta la costa y el modo de vida tranquilo del lugar, ha conseguido trabajo como docente en su materia. Un drama escolar, drama romántico, muchísimo Lemon, mucha lectura. La historia ti...