Baby~ [Jotaro x Josuke] [JotaJosu] [TaroSuke] Jojo's Bizarre Adventure YAOI

Responsabilidad

Capítulo 41

  Acontece en la tranquila ciudad de Morioh. Han pasado unos días luego de la tremenda decepción amorosa y violenta escena protagonizada por el joven de las cicatrices en el rostro y la ex pareja de la madre de Josuke. Exactamente era sábado por la mañana, poco antes de que el sol se pusiera en el punto de las doce del mediodía. 

-Aún no hemos pintado, ¿vamos? - Preguntó Tomoko. 

-¿Ya tiene ánimos? 

-Necesito hacerlo. 

  El chico, que después de lo ocurrido y a pesar de las peticiones de la mujer de dejarla sola puesto necesitaba pensar, no lo hizo y acudió todos y cada uno de los días a su hogar, probablemente con la intención de no dejarla mucho tiempo en soledad, y claro, por la costumbre de estar allí y lo agradable de su compañía. Incluso si lucía y se transmitía tan triste. Colocó una de sus rasposas manos sobre el hombro de Tomoko, y le sonrió mostrando los dientes. 

-Vamos entonces. 

 Debido a la distancia fue relativamente fácil el trasladar las herramientas necesarias y todas las cosas que habían acudido a comprar días antes. Okuyasu por su parte se encargó de llevar la mayoría de las cosas, y el totalidad de las de gran peso. El cubo de pintura de veinte litros que habían comprado, así como la escalera que Tomoko guardaba en su garaje, dejándolos en la deteriorada casa del menor en diferentes viajes. 

-¿por donde te gustará empezar? - Preguntó la mujer, que limpiaba el sudor sobre su frente, enseguida de que ambos hubiesen ordenado todas las herramientas por dentro de la casa justo a un lado de la puerta. 

-Yo no sé de estas cosas, usted es el ama de casa. 

-Mmm… Tienes razón, ¡mira este lugar! ¡Por lo menos deberías limpiarlo más seguido! - Exclamó volviendo a su rol de jefa de familia. 

-Mire doña, es mi casa… 

-¡Te voy a jalar las orejas! Recuerda que te estoy ayudando… - Y la mujer se calló, como en muchas otras ocasiones en que decidía de momento ser comprensiva con el muchacho.

 Ahora que habían hablado y deseaba comprender su situación, guardaba silencio de reprenderlo. Incluso sentía compasión verdadera al saber el modo de vida que llevaba y la manera en la que se había criado, que después de todo no conoció en todo el tiempo de amistad con su hijo. Por otra parte, el haberse vuelto tan cercanos en la soledad de ser sólo dos, le hacía sentir la libertad de darle un buen jalón de orejas, total y se educaba mejor, llegó a pensar. 

-Lo siento, Tomoko. Se me escapó. Me gusta su ayuda. - Confesó, abochornado. 

-Está bien, está bien. Sólo cuida tu boca. - Suspiró. - Veamos… quizá te motivaría mucho ver primero tu habitación en buen estado. 

-¿Motivar? - Preguntó, confundido. - Usted es la que necesita la motivación. 

-Espero me sirva, entonces. Sólo hagámoslo. 

  

  El adolescente dirigía miradas ocasionales hacia la mujer sobre los peldaños de esa escalera metálica. Daba pinceladas sin mucho cuidado en las esquinas, tratándose el mismo color blanco puro como el mármol. No recordaba cómo era la cálida compañía de una mujer mayor hasta que empezaron estas vacaciones. Se remontaba a pensar en cómo habría sido llevar una vida normal siendo criado por su madre en caso de que ella no falleciese, sin embargo sacudía su cabeza al pensar en ello puesto le resultaba extraño, el conocía su situación y tenía claro que, no la miraba en lo absoluto como una figura maternal. Tenía su templanza, sí, pero desde siempre le atrajo de otra manera. Su corazón dejó de latir tristemente por alguien que no quería recordar, y volvía a acelerarse por la mamá de su mejor amigo.