Capítulo 15: Adiós fantasía

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    «¿Por qué fue tan brusco?»

    Estaba sentada en la orilla de la cama, viendo hacia el suelo con el ceño fruncido. Estaba desnuda, su ropa estaba regada en la habitación. En ese momento no tenía interés por vestirse. Mantenía una mano sobre su vientre mientras continuaba pensando.

    «No lo entiendo.»

    Pasó su otra mano por su cuello y acarició, masajeando un poco.

    Aún dolía.

    Empezaba a sentir asco.

    Y de verdad no lo entendía. Apenas la semana pasada todo estaba bien, habían salido casi todos los días a desayunar o a pasear, Jasper la estaba consintiendo mucho.

    La estaba tratando como a una princesa.

    Y ahora todo había cambiado drásticamente. La noche anterior le había gritado frente a Peridot por una pequeña torpeza, había dejado caer un objeto de vidrio.

    Y esa mañana la había despertado de mala gana y se la había llevado a su habitación solo para satisfacerse.

    Satisfacerse únicamente a él mismo porque Lapis Lazuli había tenido que dejar ir su mente a otro lado por lo desagradable y doloroso que había sido.

    Al principio lo quiso detener, le había dicho que parara, que ya era suficiente, pero terminó aceptando cuando supo que no podría con su fuerza física.

    Tenía marcas en el cuello y mordidas en los hombros. La constante sensación de que no estaba bien continuaba en ella.

    «Simplemente se siente mal.»

    Escuchó que la puerta se abrió y volteó rápidamente, se había alterado con facilidad. Jasper había entrado a la habitación mientras secaba su cabello con una pequeña toalla.

    —¿Por qué aún no te vistes?

    —No lo sé —regresó su vista al suelo.

    —¿Qué te pasa?

    La ojiazul había tragado saliva, sentía su pecho comprimirse y ganas de vomitar por los nervios.

    —Eres tan exagerada —le dijo con mucho desagrado—. No te preocupes por las marcas, se irán rápido.

    —No es tanto por eso —murmuró.

    —¿Entonces por qué?

    Lapis suspiró y quiso levantarse por su cuenta, pero terminó de pie cuando Jasper la tomó de una muñeca y la alzó.

    —Sólo vístete y sal de aquí, el solo hecho de verte así me deprime a mí también.

    —Suéltame...

    El joven lo hizo y después de dirigió a buscar algo en un mueble. La ojiazul comenzó a recoger su ropa con prisa mientras sentía que las ganas de llorar aumentaban. Cuando se puso su ropa interior salió de esa habitación y se dirigió a la suya, apenas entró se tiró en la cama y comenzó a llorar.

    «Es un mal sueño.»

    Seguía sin entenderlo.

    ¿Por qué aquel chico había cambiado de la noche a la mañana? ¿A aso todo lo demás había sido un engaño, una cara distinta y más bien falsa?

    «¿Por qué me está tratando así?»

    Sollozó y se encogió más, las lágrimas empapaban su rostro y el colchón.

Sin hogar | LapidotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora