Han ido pasando las semanas y Mia y yo ya nos vamos acostumbrando a las rutinas de los profes, los horarios, los compañeros.
La verdad, es una buena clase, Mia y yo hemos tenido suerte, menos tres o cuatro los demás son buena gente, niños de papá y un poco egoístas muchos de ellos, pero en el fondo buena gente.
Ya estamos a viernes. Ayer Mia me puso la cabeza como un bombo por la ropa que llevaría hoy, total, para ponerse la falda y la camisa que me dijo desde el principio. Estos días, entre su grupito de amigas y Manuel, en el insti, sólo nos hemos visto en clase.
Yo me he hecho muy amiga de Luján y de Laura, otra chica de clase muy simpática aunque un poco seria, yo le digo que se tiene que relajar, que ya vendrá el tiempo para avinagrarnos el carácter.
Con Simón nos llamamos y nos vemos alguna tarde. Aun no hemos podido quedar ningún finde ya que le van saliendo trabajitos de bodas y no los puede rechazar.
Y con Pablo... bueno..., sigue todo igual, desde el lunes que tuvimos la discusión en la mesa no nos hablamos, el me dijo que no iba a decir nada de Simón, pero no le creo. Los únicos momentos realmente incómodos son los viajecitos en coche del insti a casa y de casa al insti, pero bueno, con Mia en medio es más soportable.
Y aquí estamos ahora, ella y yo apoyadas en el coche, esperando a que venga Pablo para irnos a casa.
Lo vemos salir del insti despidiéndose de una chica. Siempre está con una, al parecer es el chico popular que se las lleva todas. Uff, solo le falta esto para ser más engreído.
Viene hacia nosotras cuando veo que lo intercepta un hombre y se ponen a hablar. ¿Quién será?.
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- Hola papá, ¿qué haces aquí?. –Pregunto molesto. No me gusta que aparezca por el insti sin avisar-.
- Hola hijo. Esta noche tengo una cena de negocios y quiero que vengas.
- Esta noche he quedado. Y para decirme esto me podrías haber llamado por teléfono.
- He venido a pagar las cuotas y a informarte que esta noche vas a venir a cenar conmigo. Si quieres puedes traerte a una amiguita, pero que no me avergüence.
- Ya, como siempre, tú mandas y yo ordeno.
- Tómatelo como quieras. A las ocho te quiero en casa. –Y dicho esto se dirige a la entrada del insti-.
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Levanta la vista y nos ve esperándolo en el coche. Se dirige hacia nosotras mientras saca las llaves de su bolsillo.
- Mia, hazme un favor, pregúntale quien era ese hombre. – Le susurro-.
- ¿Por?.
- Tú pregúntaselo.
- Hola Pablo, ¿y ese hombre quien era?. –Le pregunta Mia cuando él llega hasta nosotras-.
- Mi padre. Subid al coche que nos vamos. –Nos dice en tono serio-.
Me giro a Mia y le hago un gesto con la mano dándole a entender que le siga preguntando más cosas mientras nos subimos al coche.
- Vaya, ¿y qué quería?.
- Esta noche tiene una cena de negocios y quiere que lo acompañe.
- Uy, por tu tono, no estás muy contento. ¿En qué trabaja tú padre?.
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Al otro lado del océano
RomancePablo Bustamante es un chico de padres divorciados viviendo en Buenos Aires. Marizza Colucci es una chica con un padre viudo y una hermana insufrible viviendo en Madrid. Sus padres un día se conocen y a partir de ese momento sus vidas cambiarán par...