Al día siguiente me despierto tarde.
Intento levantarme de la cama, despacio, aunque no puedo reprimir un gemido de dolor al intentar incorporarme.
Ya de pié, salgo del cuarto y voy a la habitación de Tomás y compruebo que aún está dormido.
Vuelvo al cuarto, cojo el móvil y los calmantes que me recetaron y bajo a la cocina a por algo de comer.
Cojo un plátano y una manzana y me siento en la mesa de la cocina.
Después de comerme el plátano y de tragarme un calmante, le doy un mordisco a la manzana mientras cojo el móvil.
Compruebo con sorpresa que tengo unas cuantas llamadas perdidas de Marizza de ayer y un mensaje a las once de la noche.
Lo leo y me quedo atónito. No esperaba esto. Sé que le dije a mi madre que no dijera nada, pero no pensé en las consecuencias. Ahora Marizza se piensa que soy...
- ¿Algo interesante en el móvil?.
- ... ¿Qué?.
- Que si hay algo interesante en el móvil. Como lo miras tan fijamente.
- No..., nada, comprobaba si había mensajes.
- Ayer te perdiste una buena fiesta. –Dice Tomy abriendo la nevera y sacando un yogurt-.
- ¿Había mucha gente?.
- Si, estaban todos. Me ligué a una chica que estaba buenísima.
- ¿Viste a Mia y Marizza?.
- Sí. Estaban con sus chicos. Marizza me preguntó por ti.
- ¿A sí?..., ¿y qué le dijiste?.
- Nada, que estabas en casa de una "amiguita" y que no ibas a aparecer en toda la noche.
- ¿Eso le dijiste?. –Le digo molesto-.
- Si. Era lo más creíble.
- Ya. –Digo entre dientes-.
- Tienes la cara como un mapa, menos mal que es fin de semana y por lo menos te vas a poder recuperar un poco, pero, ¿y el lunes?.
- No voy a ir a clase. Ya llamaré a mi madre para que llame a Dunof diciéndole que esta semana no voy a ir. Si no te importa me quedaré aquí.
- Claro que no. Así tengo compañía. Venga, vamos al sofá, te tumbas y miramos un rato la tele.
- Llamo a mi madre y voy. Ayer al final no la llamé y debe estar preocupada.
Tomás se levanta de la mesa y se va de la cocina dejándome solo.
.......................
- Hijo. Menos mal que has llamado. Estaba preocupada.
- Tranquila, mamá, estoy bien. ¿Puedes hablar?.
- Sí, estoy en la habitación, sola.
- Bien. Fui a ver a papá y arreglé las cosas con él. A partir del lunes las cosas ya estarán solucionadas. Si no es así, me lo dices, pero estoy seguro que el lunes ya estará todo arreglado.
- ¿Pero cómo lo has hecho?.
- Tranquila, está todo bajo control. A partir de ahora no nos va a molestar más. Una cosa, no le digas nada a Franco que he sido yo quien ha arreglado las cosas.
- Pero hijo, ¿porqué?.
- Bueno, Franco es un hombre que tiene su orgullo, tú misma lo dijiste, y prefiero que piense que ha sido él y sus abogados quien han solucionado todo y no el hijo de su novia.

ESTÁS LEYENDO
Al otro lado del océano
Storie d'amorePablo Bustamante es un chico de padres divorciados viviendo en Buenos Aires. Marizza Colucci es una chica con un padre viudo y una hermana insufrible viviendo en Madrid. Sus padres un día se conocen y a partir de ese momento sus vidas cambiarán par...