Capítulo 20

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A la mañana siguiente, Tomy y yo bajamos a desayunar, fijándonos en un papel que había encima de la mesa. Era de nuestros padres, que habían salido a hacer senderismo y que no volverían hasta la tarde.

Tomy y yo nos sentamos a disfrutar de un delicioso desayuno.

- ¿Y qué vamos a hacer hoy?. –Me pregunta Tomy-.

- No sé, ¿a ti que te apetece?.

- Podríamos salir a montar.

- Bueno, pero hace tiempo que no cojo un caballo, así que poco a poco.

- ¿Y las chicas?.

- Supongo que estarán por bajar. Cuando he salido del baño, Mia entraba.

- ¿Crees que nos acompañarán?.

- No sé, cuando bajen les preguntas. Oye, ¿Cómo estás?. Desde lo de Pilar que te he dejado un poco abandonado.

- ¿Sabes que el otro día se lió con uno del Insti?.

- Si, no te lo quería decir.

- Ya, bueno, supongo que tengo que superarlo.

- ¿Sabes la mejor manera de superarlo?, saliendo con chicas. Esta noche vamos al pueblo y buscamos algún pub, tienes que divertirte un poco.

- Gracias Pablo, por venir. -Me dice mientras oímos a las chicas bajar y viniendo hacia nosotros-.

- Buenos días, -les digo con una sonrisa-, nuestros padres han salido y no vuelven hasta la tarde. –Les explico mientras se sientan y Mia me devuelve el saludo-.

- Pablo y yo, -les dice Tomás-, hemos pensado en salir a montar un poco, ¿os apetece?.

- Sí, hace años que no montamos, pero será divertido, ¿no Marizza?. –Le pregunta Mia-.

- Si tú lo dices. –Contesta poniéndose una tostada en la boca-.

Va a ser un día largo.

- Bueno pues, si está decidido vamos a ponernos las botas y vamos para allá. –Les digo-.

- Primero, yo voy a desayunar con calma, si tantas ganas tienes, ya puedes ir yendo. –Me contesta Marizza-.

Definitivamente, va a ser un día muy largo.

...............

Salimos al paso con los caballos por un sendero que bordea el lago. Yo voy al lado de Tomás y Pablo y Mia detrás, hablando entretenidos.

Es una ruta preciosa y el lago es enorme. Siempre me ha gustado la naturaleza, tiene algo de salvaje que me atrae, encojo un poco la cabeza en los hombros porque hace un aire helado y me dispongo a disfrutar del paseo.

Tomás es un chico simpático. No lo conozco mucho porque siempre está con Pablo y yo no me acerco a su grupito.

Es guapo, aunque no es de mi estilo, tiene buen cuerpo y es vergonzoso. Hace diez minutos que quiere hablar conmigo y no sabe cómo. Al final le voy a tener que echar un cable.

- Ha sido buena idea, esta de salir a montar.

- Si, -me dice con voz de aliviado por iniciar la conversación-, hasta que mi madre no me dijo que os había invitado mi único consuelo era saber que aquí había caballos y podría montarlos cada día. Tú tampoco montas nada mal.

- Bueno, mi madre, de pequeñas nos apuntó a todo lo apuntable y con el tiempo fuimos descartando cosas. Pero montar, solo hace dos años que Mia y yo no montamos.

Al otro lado del océanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora