5.Danza entre los muertos.

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  Un segundo de silencio que pareció durar un año, sólo podía escuchar mi respiración y mis latidos acelerados; hacía frío y todo ese aspecto viejo y deteriorado y eso me hacía sentir triste y la presión en mi pecho no me dejaba respirar con tranquilidad.

—¿No piensas ayudarla? — frente a mí se encontraba la peor escena que habría deseado ver en mis sueños; Tinny estaba sobre el suelo frío y parecía estarse ahogando con su propia sangre. Se movía de una manera extraña, como si quisiera impedir su propia muerte y yo no podía ayudarla porque estaba completamente paralizada.

  Mis piernas no reaccionaban de ninguna manera y quería ayudarla, al menos quería evitar que muriera o que ya no siguiera ahogándose con su propia sangre; observé la sombra que estaba junto a mí y me di cuenta que su rostro parecía ser de madera y tenía extrañas grietas como si alguna vez alguien hubiera intentado rasgarlo, su cuerpo parecía estar hecho de humo, como si apenas empezara a tomar forma, su rostro era de madera, sí, pero yo podía sentir sus emociones y lo que percibía era ansiedad y deseo de venganza, todo era más confuso y quería huir porque aquello me afectaba mucho psicológicamente y no quería terminar en un hospital psiquiátrico.

—Eso hacen las personas como tú ¿lo sabías verdad? — intenté girarme para mirarlo, pero lo único que logré fue caer sobre mi espalda baja.

Empecé a arrastrarme y logré llegar hasta donde Tinny se encontraba; me miró de una manera extraña, era esa sensación que aparece cuando sientes que tu alma abandona tu cuerpo. Tinny moría y yo lo único que hacía era observar como su alma abandonaba su cuerpo y se convertía en materia inerte, pero no se supone que esas cosas sucedan todos los días, así que rara vez sabes que hacer—. Abandonan a sus compañeros y los dejan a su suerte.

—No la conozco— dije en un susurro. Tenía la necesidad de aclarar que nunca me había agradado, pero si lo decía sonaría muy cruel y no era una mala persona o al menos eso creía.

—Eso ya lo sé— su rostro extraño me observó fijamente y yo solo bajé la mirada—, pero ¿eres tan mala para dejarla morir?

—Nunca dejaría morir a alguien— dije tratando de convencerme, sin embargo, no podía cerrar la boca, aún quería decir lo que pensaba—. Dejaría que muriera solo si lo merece.

—Sabia que dirías eso.

  Observé para todos los rincones de aquel lugar y me di cuenta que empezaba a llenarse de humo, como si el lugar empezara a quemarse, pero no había fuego, así que no podía confirmar si aquello era real. El olor a quemado fue apareciendo lentamente y empecé a sentirme sofocada, deseaba salir de ahí y no encontraba la manera.

—Mira sus ojos.

  Aquella cosa me tomó por el cuello y me obligó a mirar a Tinny que estaba completamente inmóvil. La sangre aún salía de su boca y seguía mirándome de esa forma extraña, como si yo hubiera sido la culpable de su muerte. El aire empezaba a desaparecer y podía sentir como el humo invadía mis pulmones y la sensación era de muerte.

—Ya quiero despertar— dije con un hilo de voz, pero no podía hacerlo porque aquella cosa aún me tenía tomada del cuello y Tinny aún me observaba con sus ojos fríos y muertos— ¡Ya quiero despertar!

—La pesadilla empieza allá afuera.

  No entendía a qué se refería, solo quería despertar lo más rápido posible, pero esa cosa me tenía atrapada y tampoco podía moverme, así que no podía huir de ahí.

  Empecé a gritar lo más fuerte que podía y cuando me di cuenta mamá estaba intentando calmarme. Había una enfermera que me tenía tomada de los brazos y otra que intentaba ponerme un sedante; no quería volver a dormir porque de esa forma volvería a tener pesadillas y ya había estado mucho tiempo en aquella fábrica siniestra. Empecé a forcejear para poder zafarme de su agarre y lo logré. En el siguiente minuto estaba corriendo hacia mi casa lo más rápido posible para que nadie lograra alcanzarme.

Rushville ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora