9. Quizá en otro mundo ...

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Lo seguí rápidamente porque ambos íbamos en la misma clase y quería preguntarle más porque estaba segura que él sabía más de lo que me estaba diciendo y no iba a permitir que se fuera sin decirme todo.

—Ryan espera— se giró para mirarme y pude notar confusión en su rostro.

Nuestras conversaciones matutinas habían sido en el primer y segundo año y después de eso solo nos saludábamos de largo, lo que significaba que ya no había tanta confianza como antes; además ambos habíamos cambiado, él más que yo, ya que se notaba que había pasado el verano ejercitándose y podía decir que hasta se había vuelto más guapo, pero necesitaba volver a ser como antes, necesitaba que él volviera a confiar en mí.

—Si necesitas algo solo dilo— parecía molesto y yo no sabía cuál era el motivo, pero quería averiguarlo y quizá lograr que se hiciera mi amigo de nuevo.

Jeff Hardy pasó a nuestro lado y nos lanzó una mirada fría. Vaya que aquel chico si era extraño, aunque pensé que quizá estaba recordando viejos tiempos.

—Solo quería preguntarte si puedo sentarme contigo en Química— sonreí y eso lo desconcertó aún más, pero supongo que trató de disimular un poco, ya que después de unos minutos sonrió con nerviosismo; su rostro había cambiado bastante, se veía más maduro, más alto y más sexy, en realidad no recordaba al antiguo Ryan porque este era más atractivo e interesante.

—Claro que puedes sentarte conmigo— me miró con nerviosismo y yo solo volví a sonreír y seguí caminando.

—Entiendo que te resulte extraño todo esto, pero creí que aún te agradaba— solo estaba fingiendo y eso se me daba muy bien en situaciones como esas. Yo sabía que aún le agradaba, pero necesitaba una buena excusa para juntarme con él.

—Me agradas Elizabeth, es solo que hacía mucho tiempo que no hablábamos algo más que solo saludos— soltó una risita cuando dijo eso y nos sentamos al lado de la ventana. Íbamos en parejas y los demás ya estaban entrando y poco a poco, el salón se iba llenando de estudiantes.

—Si lo lamento, pero la muerte de mi padre hizo que me alejara de muchas personas— en aquello no mentía y supongo que él lo sabía porque solo asintió. En realidad, no recordaba exactamente la última vez que habíamos hablado en realidad, sabía que en cuarto o quinto grado había asistido al baile de invierno con él, pero solo había sido como amigos y porque ninguno de los dos tenía con quién ir.

Hablamos poco durante la clase porque la mayoría del tiempo estaba prestando atención a lo que decía el profesor, pero había momentos en los que me distraía su manera de tomar nota sobre el tema, él solo fruncía un poco el entrecejo y anotaba los datos más importantes; desde esa perspectiva se veía más guapo y deseable, me imaginaba que muchas chicas iban detrás de él, no como Dylan, pero con lo bien que se veía después del verano, cualquier chica inteligente, se fijaría en el sexy chico que se había convertido.

—¿Elizabeth? Ya sonó la campana— me dijo sonriendo. Sabía que me había pillado observándolo y me sentí extraña durante un momento, pero no lo suficiente como para darme cuenta que algo empezaba a cambiar en mí.

—Lo siento—me puse de pie y recogí mis cosas. Ryan se apresuró a salir y yo fui tras él porque aún no había logrado que me dijera todo lo que sabía. Me sonrió mientras caminaba a su lado y pude notar las miradas de muchos estudiantes en nosotros, pero eso no me importaba porque él era mi amigo y a muchos de los que nos miraban ni siquiera los conocía.

—¿Puedo sacarte una fotografía?— me preguntó mientras caminábamos por pasillo.

—Claro— dije sonriendo.

Rushville ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora