28. Más allá del bosque

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  Jeff y yo nos adentramos en el frío bosque y seguimos el camino que marcaba el hilo rojo. Realmente estaba siendo de mucha ayuda, ya que el bosque estaba lleno de neblina y apenas podíamos ver en donde estábamos; no había visto a Sebastián por ningún lugar y su cabaña parecía estar desierta y realmente lo prefería así, ya que solo era generador de problemas.

—Hace bastante frío— dije con un hilo de voz y Jeff solo asintió mientras tomaba con fuerza mi mano. Todo había marchado de maravilla después de que habíamos hablado en el callejón y en Olsen, Jeff parecía más tranquilo y una persona nueva, aunque su pelo seguía peinado hacia atrás.

Estábamos ahí por mi celular, ya que no podía comprarme otro y porque de no recuperarlo tendría que inventar una excusa mejor para salvarme de la riña de mi madre; no sabía nada de Dylan, ese día no habíamos asistido a la escuela porque aquello era menos importante, después de todo, Jeff y yo estábamos juntos.

—¿Crees que esto se detenga algún día?— pregunté en un susurro fuerte. Jeff guardó silencio por un momento y luego rodeó mis hombros con su brazo, parecía estar buscando la respuesta a aquella pregunta y su silencio me confirmaba que no estaba seguro de su respuesta.

—Solo espero que podamos marcharnos a la universidad sin ver atrás— y en ese momento un fuerte empujón nos hizo caer al suelo.

Cuando me di cuenta, Dan estaba sobre Jeff y lo golpeaba seguidamente con todas sus fuerzas. Jeff no podía defenderse porque seguía aturdido por el golpe que se había dado al caer contra el suelo.

—¡Detente, vas a matarlo!— grité, pero Dan solo soltó una risa siniestra que me hizo asustarme de verdad. No quería morir ahí, tenía muchos planes y si moría me quedaría en Rushville por siempre.

—¿No crees que es lo que se merece, Elizabeth?— me miró con sus ojos desorbitados y se me heló la sangre—. Solo se la pasa fingiendo que no sabe nada, pero es su culpa que Tinny haya desaparecido.

—¿De que estás hablando?— pregunté confundida.

—¿No te lo dijo?— miró a Jeff y este intentó escupir un poco de sangre—. El día que Tinny desapareció, Jeff fue el último en verla y se que tuvo que discutir con él para que Tinny se adentrara en el bosque.

—Estás… confundiendo las cosas— susurró Jeff—, solo estás celoso porque ella se acostaba conmigo y no contigo.

El puño de Dan se estrelló contra el rostro de Jeff y este solo se rio como un loco. Quizá todos estaban perdiendo la cabeza, pero yo no podía dejar que lo matará a golpes, no si yo sería la siguiente, así que busqué desesperadamente algo para defenderme y como única salida vi una roca afilada que me serviría para golpear a Dan.

Ni siquiera me detuve a pensar en lo que estaba haciendo, los nervios me dominaban y esa parte de mi me decía que aquello era necesario, pero no solo era eso, yo quería hacerlo y sabía que no se me culparía de nada porque sería defensa propia. Sabía que mis pensamientos estaban yendo más lejos que nunca, ya que estaba disfrazando el deseo de herir a las personas con una tonta excusa.

Golpeé tan fuerte al pelirrojo que calló inconsciente sobre el suelo. Jeff apenas pudo levantarse y mi respiración estaba tan agitada que tuve que apretar los puños para controlarme; no quería delatarme, pero algo me decía que Jeff ya sabía todo de mi, algo me informaba que aquel chico de risos sabía el nivel de maldad que guardaba en mi interior.

—¿Estás bien?— preguntó mientras se limpiaba la sangre que emanaba de su nariz y labio. Estaba muy despeinado y Dan seguía sin moverse.

—¿Está muerto?— pregunté en un murmullo. No quería cometer otro crimen, no quería revelar el monstruo que llevaba dentro.

Rushville ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora