Capítulo 26: Acústico

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El sol brillaba intenso frente a mi rostro. El deslumbrante resplandor lastimaba mis ojos, no obstante, el sentir que me rodeaba era placentero.

De la nada comenzó a nevar. Sorpresivamente el frío no presentó problema para mí. Eso me gustó.

Alcé mi vista al cielo, sin nada en mis pensamientos más que la admiración hacia el azul del firmamento. Esta calma era como un sueño. La cortina blanca cayó sobre mí, suspendiéndose a ratos en el aire.

—Te has convertido en un excelente hombre, tal y como lo imaginé— expresó una voz dulce y suave. Bajé mi mirada. A mi lado se encontraba una chica de aspecto amigable.

—Saria...—pronuncié boquiabierto. Mi hermana mostraba sus 22 años eternos y aquella sonrisa llena de vida. Realmente era una niña para el mundo que le tocó vivir. Saria amaba el invierno, quizá por eso estábamos bajo este.

—Has crecido demasiado, Renhia.

—No me digas... ¿estoy muerto?

—No. Aún no—sonrió de lo más hermosa. Como la extrañaba. Me hacía tanta falta—. No has cambiado en nada. Sigues siendo justo como aquel pequeño hermano menor que dejé de ver hace años.

—Dudo mucho que sea así—mascullé apenado. Avergonzado por todas mis actitudes. Ella negó.

—Lo es—el silencio nos envolvió por unos minutos. Volverla a ver era como regresar al pasado cuando aún estaba a mi lado. Era desgarrador saber la verdad—. Estoy orgullosa de ti, en serio.

Resoplé.

—Por favor. No soy nada como lo deseabas. Estoy más jodido que antes.

—Sí, lo estás, pero eres un buen hombre. Decente, respetable. Que nos haya tocado tal destino no nos hace una basura, Renhia.

—¿Por qué estás aquí, Saria? ¿Por qué puedo verte?

—Siempre has tenido este don. Recuerdo cuando me decías en medio de la noche sobre los fantasmas que te visitaban. Me daba mucho miedo, pero saber que habías nacido con tal don me hacía feliz. Eras capaz de ver lo que muchos deseamos, aunque tu destino te encaminó a una ruta llena de espinas.

—No recuerdo eso.

—Eras muy pequeño. Sabes, siempre has sido alguien tenaz. Alguien cuyos presentimientos son lo más importante... Una vez más tienes que hacer caso de estos, Renhia. Si sientes que algo va mal, que algo está raro, que alguien no es quien dicen ser, créelo. Es parte de tu don, hermano.

—¿Por qué me dices eso? —cuestioné.

—Eres muy inteligente, siempre lo has sido, pero la mayoría de las veces te dejas cegar por malos sentimientos. Esta vez no debe ser así. Trata de comprenderla. Ella no ha hecho nada malo como para que tenga que aceptar tu odio. Ella no es tu enemigo, nunca lo ha sido. Sé lo que pasa por tu cabeza y no estás equivocado, solo tienes que aceptarlo. Ella te necesita más que nadie en el mundo, Renhia. Pronto encontrarás las respuestas a todo y comprenderás mejor todo. Verás que nada es como te lo muestran.

Una ventisca proveniente de la nada arreció salvajemente. Cerré mis ojos por protección. Me sentí pesado. Al abrir los ojos de nuevo, la oscuridad me rodeaba. Parpadeé unas cuantas veces, acostumbrándome a la oscuridad.

Saria ya no estaba aquí. Me miré dentro de un cuarto lleno de engranes y relojes, todos funcionando a la perfección. Tomé una bocanada de aire.

—Tu hermana sabe lo que dice.

Di la vuelta, viendo al alto ángel detrás de mí.

—Andrel...

—Saria imploró demasiado por venir a verte. Debes grabarte sus palabras y no hacer que se moleste por haberse presentado ante ti sin que le hagas caso. No es nada fácil que una oportunidad se presente así para un muerto o para un humano, especialmente para ti.

-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora