Capítulo 18: El ataque sorpresa

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—¡Renhia, me arde!

Esperé y de pronto me hallé harto de la situación. Odiaba no entender nada. Quería matarlo, no obstante, algo me detenía.

Tuve que tomar una decisión rápida. Bajé el arma, acercándome.

—¡Renhia! ¿Qué fue lo que pasó? Loring me dijo que viniera—volteé. Era Mishkel. Había corrido. Se notaba la agitación en su respirar—... ¿Qué hiciste?

Miré una de las heridas que le provoqué a Nievke. Tal y como lo había dicho Frenya, las balas retrasaban la auto curación de los demonios y eso era lo que provocaba tanto ardor. La chica no dejaba de moverse, llorando desesperada.

Guardé la pistola.

—Llévame con Leida. —la cargué. La chica empezó a hiperventilar. Si seguía así sería cuestión de tiempo para que muriera.

—Renhia, sabes que no puedo hacer eso.

—¡Mishkel, por favor! Solo ella la puede ayudar.

No hubo tiempo de pensarlo. Solo chisteó, sin comprender nada, pero acatando mis órdenes.

—¡Mierda, ok!

Rodeamos al edificio, subiendo al auto. Perdía mucha sangre y eso hacía que su respiración fuera un lío. Temblaba demasiado. Mishkel manejó presuroso. La lluvia cayó de nuevo ahora más intensa. Tras un largo recorrido arribamos al círculo diamante. Me bajé del auto, yendo hasta el consultorio de Leida, luchando por aguantar hasta mi destino. Me sentía débil tras tanto golpe y tanta pérdida de sangre. Mis piernas me pesaban, más no me detuve. Entré en el edificio, tocando como loco la puerta. Leida vivía en la parte trasera de su consultorio.

La wiccan tardó en abrir.

—¿Renhia? ¿Qué pasa? Ya no es hora de consulta—salió la chica con una toalla rosa en la cabeza. Vestía su pijama. Acababa de salir de ducharse.

—Necesito tu ayuda—esbocé, entrando en el apartamento sin esperar su autorización. Leida cerró la puerta, viéndome extrañada.

—¿Quién es ella?

—Leida...

La chica puso cara de pocos amigos, frunciendo el entrecejo.

—No puedo hacerlo. ¿Cómo fuiste capaz de traerla aquí? ¡Es un demonio!

Los demonios no podían entrar en esta zona. Estaba prohibido, pero en estas instancias lo prohibido me valía madres.

—¡Lo sé! Sé perfectamente lo que es, pero necesito tu ayuda. Eres la única que puede hacerlo. No puedo permitir que muera.

—Renhia, lo que me pides es demasiado. ¿Cómo puede un cazador como tu pedirme tal cosa? ¿Estás loco?

—¡Lo estoy, por eso te lo estoy pidiendo! Estoy hasta el puto cuello de problemas, pero lo que quiero es que la salves. La necesito con vida, por favor. Es el único favor que te estoy pidiendo, Leida.

La chica suspiró no muy contenta con mi petición. La puerta retumbó. Leida abrió casi de inmediato, entrando Mishkel.

—Así que vienen juntos....

—Sé que parece una locura, pero haz lo que dice Renhia. Por favor.

—Mierda....

La wiccan tomó la mano de Nievke, checando su pulso.

—No falta mucho para que muera. No sé si pueda hacer algo por ella.

—Vamos, eres una maldita wiccan. Las brujas y los demonios hacen sus fechorías juntos, como si no lo supiera.

-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora