Capítulo 27: El golpe de la oscuridad

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Una semana después.

<Soryja>

Mi primera semana trabajando como un alforja transcurrió.

Irkir personalmente me dio un recorrido por el enorme edificio donde se realizaban papeleos y demás gestiones administrativas. También me llevó a la villa, un lugar enorme con varias casas y jardines donde vivían los más importantes del grupo. Ahí mismo se encontraba la biblioteca exclusiva de los alforjas, la cual albergaba más de dos mil libros antiguos. Gran parte de la historia de la humanidad y de los demonios se encontraba encerrado ahí. La iglesia les había dado la concesión exclusiva de trascribir esos manuscritos y por eso ellos eran los protectores de tan enorme colección.

Por supuesto, los libros más importantes estaban en Roidan, a manos del Papa.

Irkir me mostró la biblioteca en la cual tenía libre acceso. Desconocía si lo hacía para asegurarse que solo me había unido para espiarlos o qué, pero, de igual manera no iba a desaprovechar la oportunidad de conocer más acerca de la antigua historia del mundo bajo nosotros.

Para mi sorpresa, mi nuevo hogar ahora era dentro de la villa. La Quinta Estrella—nombre de tan exclusivo lugar—se encontraba a las afueras de la ciudad, en medio del bosque por un camino empedrado.

Aun me sentía extraño de no llegar a mi antiguo lugar de trabajo a saludar a todos. Acostumbrarme llevaría tiempo. Ahora mi centro de trabajo era en una sala cercana a la biblioteca. Tenía computadoras de la última generación, mapas virtuales y todo lo que podías ver en películas de acción y ciencia ficción. Era todo un sueño, aunque yo prefería usar mis habituales piedras. Eran más confiables.

En cuanto llegué, Irkir me presentó al grupo que trabajaría para mí. Eran cuatro en total. Tres chicas y un hombre, todos jóvenes. Llegar a un nuevo lugar y ser "jefe" no era cualquier cosa. No me consideraba un jefe dentro de los anélidos. También tenía un equipo, pero los veía como una familia.

Claramente aquí sería muy diferente. La jerarquía de puestos era muy importante con los alforjas.

Tenía muchas ganas de hablar con Renhia, pero me contuve en ir a buscarlo. Aun no era tiempo de hacerlo.

Salí de la sala de localización, admirando el cielo azul. Una ventisca cayó sobre la ciudad y todo estaba enterrado bajo la nieve. Saqué mi celular, abriendo la agenda. Vi el nombre de Ignes: de nuevo me contuve en hablarle.

Suspiré desganado. Eso era lo que más me iba a costar. Estar lejos de Ignes.

—Es difícil, ¿no?

—¿Hmm?

Una chica de cabello castaño claro peinado en dos trenzas y grandes anteojos redondos color rojo se puso frente a mí. Ella trabajaba conmigo y si no mal recuerdo su nombre era Birka. Aun me estaba aprendido sus nombres.

—Acoplarte a un nuevo trabajo—dijo—. Es tonto no saber quién eres y en donde trabajabas antes.

—¿Sabes quién soy?

Ella asintió.

—Por supuesto. Quizá no deba decirlo, pero fue por ti que quise ser un rastreador, aunque claro, nunca tendré tu habilidad innata—se acomodó los lentes—. Tú y aquel chico son las estrellas de los anélidos. Bueno, tú eras.

—¿Aquel chico?

—El verdugo carmesí. Es bien sabido que eran un equipo. Él cazando y tú diciéndole donde debía ir. ¿Por qué decidiste venir a trabajar con los alforjas?

La pregunta que por mucho tiempo me perseguiría con los miembros de este grupo.

—Fueron muchas razones.

-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora