Capítulo 40: Ritual

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Opté por dejar al grupo concentrado en el nuevo plan e ir a ver a Nievke. El dolor de cabeza me estaba matando.

Entré en la habitación sin hacer mucho ruido. La chica estaba sentada viendo su mano derecha la cual estaba vendada.

—¿Cómo te sientes?

Su estado físico estaba mucho mejor. Los moretones bajaron su tonalidad.

—Adormilada.

—Es por la anestesia.

Detrás de mi entró Filger. El padre venía cargado de una maleta negra.

—Hola. Creo que es la primera vez que nos vemos desde que se le dio la tarea a Renhia de cuidarte. Soy Filger.

—Hola.

—Renhia me dijo que habías pedido un exorcista. Aquí me tienes.

La mirada de la chica se iluminó. El padre cerró la puerta, poniendo el seguro para tener más privacidad. La verdad no quería que le hiciera el exorcismo tan pronto. Acababa de salir de una operación, pero Nievke estaba ansiosa así que no repliqué ante su deseo.

—¿Tu eres uno?

—Si. También soy un padre. Aunque eso se ve en mi vestimenta—rio—Quieres que te realice un exorcismo, ¿cierto?

—Si... Sé que Renhia dijo que no servirá de nada, pero aun así....

—Entiendo. Es normal tener dudas y es bueno que quieras resolverlas. Es cierto que puede que no funcione. Renhia sabe muy bien al respecto sobre cómo se genera y se desarrolla una posesión y sinceramente no es tu caso. Pero, lo haremos porque así lo pediste. Aun así, debes saber que puede generar nuevas heridas en tu piel.

—Ok.

—Bien. Supongo que eso es todo. Renhia me ayudará ya que los demás están ocupados. ¿Está bien contigo? —me preguntó.

—Supongo que si—nunca había asistido a un exorcismo. Si encontraba a alguien poseído simplemente le hablaba a Soryja y él mandaba a un exorcista—en este caso a Karvinya—pero nunca tuve que ayudar en uno así que no sabía bien lo que tenía que hacer.

Lidiar con poseídos me daba pereza porque los demonios se escondían en los cuerpos de las víctimas y mis métodos no aplicaban para su tipo. Hacerlos añicos y desangrarlos era más mi trabajo preferido.

—Bueno, entonces empezaremos con la ceremonia—sonrió el padre, generando confianza en la chica.

Filger dio la vuelta, colocando la maleta en el suelo. De su interior sacó un libro de pasta negra, un crucifijo de plata y un pequeño frasco de vidrio lleno agua bendita. Volteé a verlo, acercándome a él.

—¿Tengo que amarrarla? —pregunté con voz baja, desconociendo los métodos del padre.

—¿Quieres hacerlo?

—No sé, por eso te pregunto. Es lo que normalmente se hace, ¿no?

—Sí, casi siempre. Hmm—el chico lo pensó un poco—... No, así está bien. No creo que nos vaya a dar muchos problemas, además, no quiero lastimarla.

—Como digas. Tu eres el experto en esto.

No estaba seguro de que fuera a ser un intento de exorcismo tranquilo. Conocía muy bien al demonio, lamentablemente y era todo menos tranquilo.

Confíe en que todo saldría bien.

Filger tomó un gis blanco, escribiendo unos símbolos en el piso. Luego, abrió el frasco de vidrio, poniéndose frente a la cama, donde Nievke lo miraba con atención.

-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora