Amablemente al término de nuestra plática, Agnet nos regresó al lugar de donde nos sacó. Estando en la recepción del hotel, decidimos pasar la noche ahí. La tormenta seguía azotando con podería y ni un loco se atrevería a manejar en esas condiciones.
Tuvimos suerte de conseguir hospedaje pues varios viajeros se habían quedado atrapados en la tormenta, tomando casi todas las habitaciones. La que pudimos tomar era una habitación sencilla.
Una vez en el dormitorio logré comunicarme con Mishkel. Ellos también pasaban la noche en un hotel, solo que a varios kilómetros de distancia. Si las condiciones climáticas estaban mejor para mañana, saldrían temprano a Roidan.
Puse el celular en el buró del lado izquierdo de la cama. Nievke tomó asiento en la orilla del colchón. Estaba dubitativa.
—Aquel demonio que apareció en casa de Ignes, ¿quién es? ¿Es cómo Agnet?
—Si te refieres a poder, es difícil compararlos. Ambos son de diferente raza y Agnet cuenta con un título alto. Helkferonth es líder de una de las tantas legiones de otro goetia.
Lo cual me hacía preguntarme donde estaba. Que no se haya presentado aún no debía significar una victoria. Seguramente estaba nivelando su energía para presentarse ante nosotros. Él es un demonio de alto nivel, a comparación de Blasferoth, otro que no ha aparecido aún.
—Entiendo—hizo una pausa. Eran demasiadas cosas que deliberar—... Parece un sueño que con un conjuro pueda ser capaz de librarme de Ingel. Aunque él no está de acuerdo con eso. Dice que sería una tonta en creerle a Agnet.
—Obviamente dirá eso. A pesar de que es una forma de liberarse, estaría encerrado en un objeto. Eso no es libertad, mucho menos para un demonio que ha estado encerrado por tantos años.
Suspiró. Me senté a su lado, tomando su mano entre la mía.
—¿Es la única forma que existe?
—No lo sé, pero suena más atractiva que matarte.
Rio, mirándome. Era impresionante como su mirada lo decía todo. Sus ojos eran demasiado expresivos.
—¿Qué vamos a hacer, Renhia? ¿Haremos lo que nos dijo? Sinceramente no sé si sea buena idea confiar en ella—hizo una mueca.
—Pienso lo mismo que tú. No sé si debas hacerlo. No sé si funcionará o si tendrá algún punto negativo. Temo que sea algo peligroso y que en realidad quiera fregarnos de alguna forma—admití.
—Que complicado... Hacerlo significaría ir a otro lugar, ¿verdad?
—Si. Tendríamos que dar vuelta.
—Y dejar a los chicos solos—indicó, como si eso fuera lo que más le preocupaba de todo esto.
—Ellos sabrán hacerse cargo, no te preocupes por eso—mordió sus labios, volviendo a sumergirse en sus pensamientos. Lo dicho por Agnet se escuchaba como una propuesta atractiva, una la cual no debía tomarse tan a la ligera—. Oye, sé que es difícil, pero no te estreses por eso. Cualquiera que sea tu decisión te apoyaré.
—¿En serio?
—Por supuesto, después de todo eres tú quien te someterás a ese conjuro. Depende de ti completamente.
—Ok...
Acaricié su mejilla. Su rostro se iluminó.
—Gracias por estar a mi lado, Renhia. No sé qué haría estando sola.
—Puedes estar segura que estaré a tu lado en todo momento.
Me sorprendía bastante el cambio que habíamos tenido. El cambio en nuestra relación. Recordaba lo que le dije la primera vez que la llevé a mi apartamento. Si huía o la capturaban no era mi problema, pero ahora era todo lo contrario. No podía... no quería perderla de vista. Quería protegerla de todos.
ESTÁS LEYENDO
-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21
ParanormalRenhia van Hilmmerd, conocido por todos como el Verdugo Carmesí es el mejor cazador de demonios que existe, sin embargo carga con una maldición que pinta su piel, acortando su vida lentamente. Por 15 años ha estado en busca del causante de su maldic...