Capítulo 47: El nuevo mundo

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Cruzamos la calle en cuanto los carros dejaron de pasar. Subimos las escaleras hacia la entrada, la cual era unas pesadas y enormes puertas de madera. A los lados dos altos pilares con un cuervo de piedra de un lado y un gato del otro nos dieron la bienvenida. La luz del interior estaba prendida.

Las meigas y brujas son seres nocturnos, así que habíamos llegado a buena hora. Empujé una de las puertas, accediendo al lugar. Varias personas—en su mayoría mujeres—caminaban de un lado a otro. Junto a ellos diversos animales rondaban. La decoración por dentro era de un tono caoba. Todo era de madera. En el piso una larga alfombra antigua decoraba y a unos metros, justo enfrente de nosotros había otra serie de escaleras que daban a otra puerta grande. Debajo de las escaleras había otras puertas y a los lados, dos pasillos más. En el lobby donde estábamos varias lámparas iluminaban el sitio. Las paredes exhibían cuadros de gente desconocida—para mí—y algunos bustos de animales y más gente extraña.

—Hola, buenas noches—una chica saludó en cuanto ingresamos—. Bienvenidos al Sindicato de Magia número uno, el Aquelarre de la Magia Oculta y la Hechicería. ¿En qué les podemos ayudar?

¿Sindicato de Magia? Claramente desconocía mucho sobre las meigas y brujas.

La chica de estatura alta, piel muy blanca—tenía pecas—, ojos verdes y cabello largo cobrizo aguardó por nuestra pregunta. Usaba un vestido corto verde oscuro de mangas largas. Me percaté que en su hombro izquierdo traía una rana.

—Buenas noches. Venimos buscando a...

—Irnka di Valgellen-Rozk—dijo Nievke por mí.

—Oh. La señora Irnka está ocupada por el momento. ¿Tienen cita? —preguntó. Bien, quedaba claro que era su secretaria.

—No.

—Ya veo. Bueno, la señora Irnka es una persona con muchos asuntos que atender y sin cita me temo que no puede verlos. Lo siento.

—Solo será una pregunta. ¿No puedes hacer que nos vea por unos minutos? No nos tardaremos nada.

—Lo siento, pero a la señora Irnka no le gusta que la interrumpan—volvió a decir la pelirroja—. Con su permiso.

Dio la vuelta.

—Nos envió Agnet, la súcubo—indiqué, haciendo que la mujer volteara. Eso la sorprendió y llenó de curiosidad.

—¿La doncella de las espinas? —inquirió—. ¿De dónde vienen?

—Helkerieth.

—La ciudad de los demonios, entiendo. Disculpen, avisaré a la se...

—¡Maldita sea, mamá, deja de joderme la existencia! ¡Ya no te aguanto!

Se escuchó del piso de arriba. Una joven chica de cabello castaño salió de la habitación, bajando las escaleras con velocidad para dejar el recinto. Usaba un vestido corto, unas medias y botas, todo en color negro.

—¡Urka! —salió una mujer de aspecto joven y cabello largo tras la chica, más no la siguió—. Maldita niña. ¡Brikka, ven aquí!

—¡Si, señora! —obedeció la pelirroja—. Esperen aquí.

La pelirroja se fue, atendiendo el llamado de la otra mujer que regresó dentro. Resoplé. Estaba cansado, ese era un hecho.

—¿Viste que traía una rana en su hombro? ¿Por qué tenía uno? — Nievke musitó fisgona.

—Supongo que ha de ser su familiar.

—¿Familiar?

—En el mundo de las brujas y meigas, estos son protectores. Todos animales.

-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora