El corazón me latía demasiado rápido. Aun podía sentir los labios de Renhia sobre los míos, dulces y gentiles. Fue justo como siempre lo imaginé.
Yo quería seguí saboreando sus besos, pero Renhia dijo que era suficiente. Tuve que aceptarlo. No quería que pensara que era una pervertida, a comparación del amo de Damgial. Ingel no tardó nada en lanzarme su letanía sobre lo estúpida que era y como debía presionar a Renhia para que me diera lo que quería, aunque claro, el demonio quería que fuera más allá de lo que yo deseaba.
Lo ignoré lo mejor que pude.
Gingel llegó. A tiempo de que pudiera concentrarme en algo más que en acallar a Ingel.
—¿Cómo estuvo todo? —preguntó el cazador con mejor control de sus emociones que yo. Yo tardé en recomponerme. Me sentía muy caliente por dentro.
—Bien, en lo que cabe. Tenemos a tres exploradores que nos ayudarán. Dos de Filger y uno de Karvinya. Mañana en la tarde saldremos a Roidan. Filger nos consiguió la estancia con un amigo suyo. Es el párroco de esa iglesia.
—Eso es bueno.
—Ijsey no irá. Él tendrá todo listo aquí para resguardar en un lugar seguro a Naipheen. Obviamente la pregunta del día fue porque no irás con nosotros —comentó Gingel.
—Iremos—expresé. Renhia opinó diferente.
—Lo estoy pensando. Todavía no digo que si—me miró reservado. No hice más comentarios al respecto.
—Está bien, ya somos bastantes. Iremos dos grupos. Uno será el que haga la extracción y otro el que se encargue de traerlo acá.
—¿Estudiaron bien todo?
El ángel asintió.
ϮϮϮ
Convencer a Renhia de ir con ellos no fue tarea fácil. Quizá estaba siendo insensata, pero mi cabeza no podía dejar de pensar en esos experimentos. Personalmente no recordaba nada de lo que me hicieron cuando era pequeña y en gran medida lo agradecía, pero recrear en mi fuero interno lo que pasé, ser tratada solo como un objeto de experimentación era demasiado para cualquiera. Si lo hubiera pedido lo entendería, pero no fue así. Vivir con las consecuencias otorgadas por un tercero era desalmado. El temor que infringí en mi familia, el odio de otros y dejar de ser humano para convertirme en un ser en busca de sangre eran cosas que siempre me marcarían más allá que portar heridas en mi físico.
Todo parecía un sueño, el peor de todos y lo que más detestaba era que no podía despertar de este. Si estaba sola con Renhia todo era mágico, pero inmediatamente regresaba al mundo real y dolía. Dolía saber que tenía muchos problemas a los que enfrentarme cuando lo único que quería era vivir libre y disfrutando de lo que Renhia me regalaba.
Ignes se comunicó con él. Sin mucho indagar sabía que seguía molesta, ahora porque el chico no los acompañaría. En cierta medida la entendía. Sacar a ese sujeto de la cárcel era principalmente porque tenía que ver con lo que me hicieron, así que obviamente ella, quien más me odiaba, no deseaba ayudar. Si lo hacía era porque Renhia estaba dentro, no por otra cosa.
—Está enojada porque está enculada con Renhia y tú, un sucio demonio, se lo está robando. Ya puedo ver la cara que pondrá cuando se entere que te estarás follando al cazador que tanto ha cuidado.
—¿Qué?
—Oh, vamos, no puedes ser tan idiota. Ignes está enamorada de él, por eso te recalca que él te odia más que nadie. Es simple.
¿Ignes enamorada de Renhia? Así que esa era una parte por la que deseaba alejarlo de mí. Sacudí mi cabeza. No importaba, no me iba a separar de él. Nos queríamos y eso era lo único que interesaba. Nunca le haría daño a él.
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-Envase de Oro- #1 El tiempo de la crisálida© /COMPLETA✓✓✓/ +21
FantastiqueRenhia van Hilmmerd, conocido por todos como el Verdugo Carmesí es el mejor cazador de demonios que existe, sin embargo carga con una maldición que pinta su piel, acortando su vida lentamente. Por 15 años ha estado en busca del causante de su maldic...