《Mas que un simple Juego》II POSTEMPORADA II #Wattpad

"Tragedia"

Sus cuerpo exigía salvajemente aire, su vista comenzaba a desaparecer, y sus fuerzas a debilitarse. Agradeció que decidió hacerse crecer las uñas, aquellas que ayudaron a safarse cuando se clavaron en la piel de las manos del pelirosa, provocándole un dolor que lo obligó a soltarla.

Ella cayó de rodillas al suelo, tosiendo con fuerza, el color natural de su piel volvió poco a poco, y con ayuda del árbol se levantó con mucho esfuerzo.

Aún le dolía el cuello por la presión que ese hombre ejerció en ella.

- ¡Estás enfermo! - Gritó mirándolo como si fuera un criminal - ¡Alejate de mi! ¡No quiero estar un segundo más contigo cerca! - retrocedió cuando él comenzó acercarse de nuevo, sin importarle las heridas en la piel de sus manos.

- No me importa como, pero juro que te irás - Él la acorralo con un movimiento rápido, agarrando sus muñecas para quedar cara a cara con ella - No dejaré que mi hija vuelva a verte.

- Me iré.. - Susurró bajo - P-Por favor no me lastimes... - Sintió sus dedos en la piel de su rostro - N-No...

- Hace años, te fuiste - Ella tembló - Te largaste sin pensar en el dolor que nuestra hija viviría..

- Ella está feliz, me comentó lo feliz que era contigo - Mintió - Déjame, por favor no me toques - Él bajó la mano a su muslo, donde buscó en los bolsillos traseros de su pantalón la caja de cigarrillos que ella guardaba.

- ¡Por esto! - Se lo enseñó con toda la crueldad posible - ¡Por esta mierda dejaste a tu hija! ¡La abandonaste por esta porquería, por tus ambiciones! ¡Por tu adicción!

- ¡No! - Gritó cuando le abrió la chaqueta, dejando ver su escote - ¡No me hagas nada! - Él arrancó el collar que colgaba de su cuello.

- ¡No dejaré que te largues así como así! - la lanzó al frío y duro suelo, donde gimio de dolor.

- Q-que harás... - Ella vio como él se acercó apretando sus puños.

- ¡No vales la pena!- Ella cerró los ojos cuando le tiró la caja de cigarrillos cerca del rostro con despreció - ¡Me das asco!

Ella sintió un alivio, aunque luego lo miró con odio, la había humillado. Se levantó rápidamente y se lanzó a él cuando le dio la espalda para volver al coche.

Él pensaba dejarla ahí, en la nada a unos treinta kilómetros alejados de la ciudad.

- ¡Suelta! - Ella lo había envuelto con sus piernas por detrás mientras rodeaba su cuello con los brazos, dirigiendo sus dientes a su oreja - ¡Argh, Bájate! - Gritó por la fuerte mordida que le estaba dando.

Ella lo soltó cuando sintió los dientes de él en su muñeca, cayendo de trasero en el suelo. El pelirosa se llevó la mano al oído, asegurándose de que ella no lo haya herido gravemente. No había sangre, gracias al cielo. Miró a la rubia y en un parpadeo sintió su cuerpo caer al suelo de espalda, ella se había puesto encima de él para ahorcarlo como el lo había hecho con ella.

- ¡Te odio! ¡Por que no te mueres de una maldita vez! ¡Siempre me cagas la vida! - Gritó furiosa.

El sol ya se estaba escondiendo, iba anochecer y ella sólo pensaba en matarlo de una vez por todas, lo odiaba como nunca. Su sangre hervía en ira, su cuerpo sacaba energías sólo para terminar con la vida de ese hombre.

Natsu no se dejó vencer, levantó la mano y agarró los mechones rubios de la rubia para tirarla a un costado y ponerse de nuevo encima de ella.

- ¡Estás loca! - Lucy se movía bruscamente para sacarlo de encima - ¡Te entregué mi corazón, te amaba como un estúpido y eso no te importó!

- ¡Me obligabas a hacer cosas que no quería! ¡Me separaste del hombre que amaba! ¡Jamás te amaría, nunca lo hice y nunca lo haré!

- ¡Eras mía, mi esposa con una mierda! ¡Era a mi a quién tenías que amar!

- ¡Te odio! ¡A ti, a esa niña, a todos!

- ¡Mi hija fue lo único bueno que hiciste en tu miserable vida! - Levantó la parte superior del cuerpo delgado de la rubia con las manos en su chaqueta de cuero - ¡Amai, nuestra hija, es lo único que valió la pena tener de nuestra relación!

- ¡Te equivocas! ¡Me arrepiento de tenerla, la hubiera abortado en cuanto me enteré! ¡Sin importar que fuera necesario sacarla pedazo a pedazo!

Él pelirosa enloqueció, la furia lo cego con lo último y cuando se dio cuenta, ya la había abofeteado con fuerza.

Lucy dejó de moverse con el hilo de sangre cayendo de sus labios.

- ¿Lucy? - Natsu abrió los ojos asustado, ella no respondía - ¡Lucy! - La comenzó a mover, la rubia no reaccionaba - ¡Lucy por lo que más quieras, abre los ojos!

Se quitó de encima y la levantó en sus brazos con intenciones de llevarla a un hospital, aunque la vida jugó en su contra cuando metió la llave en el volante para que nada sucediera.

El coche no funcionaba.

- ¡No! - Gritó desesperado - ¡Funciona chatarra inútil!

Miró los asientos traseros, la rubia seguía sin abrir los ojos. Abrió la puerta y se trasladó a la parte trasera, la agarró entre sus brazos, y la movió con cuidado.

- Lucy - la llamó, pero ella seguía inconsciente - Lucy abre los ojos, por favor - La miró con temor, ella no reaccionaba y el auto no estaba disponible para llevarla a un hospital.

Se quiso golpear así mismo al recordar que tenía su teléfono, lo sacó de su bolsillo y miró la pantalla, sin señal.

- ¡Mierda! - Natsu estaba por perder el control, guardó el teléfono y volvió dar palmaditas en las mejillas de la rubia.

Sintió algo extraño entre sus dedos, en su mano entera, se fijó mejor en su extremidad y sus ojos se abrieron de golpe, con mucho horror.

- Lucy... - hundió su rostro en la cavidad de su cuello y hombro, entre su cabello corto y suave - L-Lucy... perdóname..

Sintió sus ojos húmedos, pocas veces lloraba, y esa era una de ellas. Se sentía culpable, muy culpable luego de ver y sentir la sangre de la joven en su propia piel.

Sin haberse dado cuenta, el golpe había provocado que su cabeza se impacte duramente contra el suelo, y ahora, tenía una abertura la cual sangraba.

- Te pondrás bien - Susurró mirando su rostro - Yo no quería hacerte daño, jamás podría ponerte un dedo.. - Sólo veía la piel pálida y los ojos cerrados de la rubia, inconsciente - Lucy, te prometo que no te alejare. Tú, yo y nuestra hija, los tres seremos una familia. Tú volverás a ser mi adoración, tú y nuestra bebé...

La presión en su pecho lo estaba matando, ya no quería verla así, como muerta, ella no estaba muerta, no podía estarlo, no quería que lo estuviera...

No...

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Continuará****