"Celos"

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Natsu miró desconfiado a la rubia, ella estaba acostando a su hija, le contaba un cuento sobre una niña que podía hablar con los animales y su hija escuchaba con los ojos flojos, apuntó de dormirse.

- Mi niña.. - Lucy le dio un beso cuando la pequeña se durmió abrazando ese peluche que nunca soltaba - Cariño, mi pequeña bebé, te amo no sabes cuanto.

- Tiene tus ojos - Larcade sonrió, mirando a la niña sorprendido por lo tierna que era.

Lástima que algunas veces tenía un carácter como el culo, al igual que su madre en el pasado.

- No la dejaré, Larcade - Lucy acarició la mejilla de Amai - Juro que siempre estará conmigo, no renunciare por nada del mundo a ella.

- Comprendo, yo no dejaré que nadie las lastime - La rubia se levantó - Hice un juramento, y pobre de quién se atreva a poner sus manos en ustedes dos.

- Gracias, tú si eres honesto conmigo.

- Quiero llevarte a un lugar - Lucy abrió los ojos curiosa - Un lugar que te encantaba, siempre íbamos para olvidarnos de los problemas.

- Bueno, supongo que no será tan malo - Se animó - Deja que me cambié de ropa.

- Claro - Larcade le entregó la mochila de viaje que colgaba en su espalda - No demores.

La rubia asintió y el rubio salió de la habitación.

Afuera, se detuvo cuando se topó con el pelirosa, ese hombre que lo miraba con ganas de matarlo. Larcade ni se inmutó en devolverle la mirada, iba a continuar, de no ser porque él se interpuso otra vez en su camino, desafiante.

- Mira, riquillo - Habló serio - Si no te parto el rostro como bien te tienes merecido, es porque eres el hermano de mi mejor amigo que en paz descansa.

- No hables de él - advirtió - Nadie tiene derecho a hablar de mi hermano, nadie, ¿escuchas? - Se enfadó mucho - Quiero que te largues de mi casa, que dejes de buscar a Lucy y que no te vuelvas a acercar a mi hija, ellas no te necesitan.

- Primero muerto a dejar a Lucy con alguien como tú - lo miró con asco - Ella te odiaba, y con razón después de todo lo que le has hecho.

- Todo lo que hice fue por su bien - Natsu temblaba de ira.

- Te gusta, te gusta mucho desde que te casaste con ella, y te jodio como nunca que ella se enamore de tu hermanito en vez de ti - le recordó haciendo que él le de un golpe en la cara.

- ¡Alejate de Lucy! - Gritó furioso.

- Tú alejate de Lucy - Larcade levantó la mirada sombrío - Lucy es mi pareja, hemos estado juntos por años. Y tú hija no es un impedimento para que sigamos así, yo adoro a Amai como si fuera de mi propia sangre.

- Si tú me alejas de Lucy, o de Amai, mis mujeres. Juro que te mataré - Amenazó.

- ¿Que está pasando? - Lucy salió de la habitación.

Vestía una falda ajustada negra y una polera de hombros descubiertos con mangas largas. Se acercó molesta a los dos hombres y los miró interrogadora.

- No vas a salir - Se sintió asfixiada al oír al pelirosa.

- ¿Tengo que pedirte permiso? - Le dijo molesta - Mira, yo hago lo que quiero. Ya dormi a mi hija y tengo todo el derecho del mundo para rehacer mi vida.

- ¿Estás saliendo con este? - Natsu sentía que sus manos iban a sangrar de tanto que apretaba sus puños.

- Centrate en Lisanna, ella espera un hijo, se más consciente y cuida de tu mujer - Habló fría la rubia - Conmigo no intentes nada más. Ya sé todo, y créeme que ahora si estoy segura de que mi lugar no está al lado tuyo, y nunca será así.

- Lucy... - La vio alejarse con ese tipo.

La rubia estaba molesta, le han mentido y a pesar de eso no lo había agarrado a golpes como hubiera hecho la Lucy de antes. Ella ahora sólo pensaba en su hija, el resto del mundo no le importaba en absoluto.

- Lisanna - Natsu entró a la habitación, la Albina estaba frente al espejo peinando su corta cabellera.

- Natsu - sonrió mientras corría a darle un abrazo - Natsu... - Susurró en su cuello - Mi amor cuanto te extrañé...

- Liss - Él sonrió, fingió hacerlo para no quitarle aquella sonrisa - ¿Cómo estás?

- Estamos bien - Ella se alejó y dirigió la mano del pelirosa a su vientre - Nuestro bebé y yo estamos bien, lo estamos porque tú ahora estás con nosotros.

- Bien - Natsu sonrió y acarició su vientre - Te seré sincero, no tenía en mis planes tener otro hijo. Pero si sucedió prometo que nunca lo haré a un lado, es mi hijo y daré mi vida si es necesario para que nunca le pase algo malo.

- Te amo, Natsu...

...

Lucy miró el lugar con el ceño fruncido, estaban frente a un territorio donde muchos jóvenes se iban por el mal camino. Larcade soltó una carcajada cuando ella se detuvo en la puerta, la tomó de la mano y entraron.

- ¡Qué sorpresa! - Un chico se les acercó, un moreno que estaba con una mujer de cabellos morados - ¡Mira, Kinana! ¡Lucy está de vuelta!

- ¡Lucy! - La mujer corrió a abrazarla - ¡Amiga estaba tan preocupada!

- Yo... - Larcade las separó y le contó a su amiga el desafortunado accidente que sufrió la Rubia.

- Comprendo, pero no nos pondremos tristes, ¿Verdad? - La mujer agarró la botella y le sirvió un poco a la rubia, quién levantó las manos para negarse a beberlo - Vamos, sólo será una copa, tú bebias una o dos.

- Pero Larcade dijo...

- Lucy, beber una o dos no te hará nada malo - el rubio sonrió.

Lucy asintió insegura, agarró la copa y miró el contenido, se veía bien. Se lo llevó a la boca y dejó que el líquido resbalara por su garganta, quemandola. Luego soltó un quejido ya que era extraño, observó al rubio hacer lo mismo y luego como la agarró de la mano para llevarla al centro del lugar, donde la fiesta se ponía más buena.

- No, Larcade no...- Él la estaba obligando a Bailar - me da vergüenza...

- Lucy, tú te alocabas, aún sin chupete siempre disfrutabas la música sacudiendo tu cuerpo - La rubia sonrió, tímida mientras hacía un esfuerzo para no ser la aburrida de la fiesta.

La fresa.

Lástima que sin darse cuenta, sintió más ganas de beber, quería seguir sintiendo ese sabor en su boca, caer en su cuerpo. Larcade muchas veces le dijo que no siguiera, que se detuviera ya que estaba extendiéndose, pero ella cada vez oía menos y quería disfrutar más.

- Lucy - ellos estaban en una habitación, oscura que no tenía ni cama ni muebles, era un espacio vacío - Lucy, no estás cuerda.

- Que importa.. - Ella besó su cuello, sintiendo sus bragas húmedas - Quiero estar contigo, quiero que me hagas tuya...

- Luego te sentirás muy mal, ya te ha pasado - La rubia seguía negando y riendo como si fuera algo estúpido - Lucy...

- No me importa nada...

- Lucy, te arrepentirás.

- No hables - lo besó haciendo que la espalda del chico toque el frío suelo - sólo actúa...

- Con un demonio, por lo menos lo intenté - maldijo dando un giro poniéndola debajo suyo, sintiendo como su miembro empujaba por encima de la braga de la rubia.

La besó, la acarició y mordió.

La habitación fue hogar de besos, gritos y gemidos.

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Continuará***

《Mas que un simple Juego》II POSTEMPORADA II #WattpadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora