23: Me encanta...

2.1K 196 8
                                    


23


-¿Señor? – llamo Kagome mientras era jalada por el brazo sano de su jefe, la había llevado por los pasillos de la casa, en dirección a las habitaciones - ¿Señoooooooooor? – canturreo.

-No sabes lo que te he extrañado – Inuyasha entró a su habitación y al cerrar la puerta apoyo a Kagome en ella con él a centímetros del roce de sus labios y cuerpo.

-Pero señor, han pasado solo unas pocas muchas horas – con sonrisa burlona le respondió mirando con sus ojos iluminados traviesamente- Además, siempre llevamos separados varias horas al día cuando cada uno termina el trabajo – se encogió de hombros e hizo un mohín aniñado y desinteresado.

-Pero esas, todas esas veces te he dejado ir porque en esos momentos no te abrazaba y menos besaba, pero ahora que lo hice no quiero parar – e Inuyasha le robo un pico.

-Señor por favor, no me besuquee en frente de su hijo – con una sonrisa traviesa lo alejo un poco con sus manos en el pecho de su jefe peli plata.

-Pero Kagome – gimoteo como un niño y dirigió una corta mirada a su hijo –Esta dormido...– y le robo otro pico que está vez se profundizo por iniciativa de Kagome.

-¡Señor no me besuquee! – murmuro entre besos con una sonrisa en los labios.

-¡Pero si eres tú la que me está besuqueando! Yo no hago nada – Inuyasha puso en alto sus brazos con sus labios estirados mientras Kagome lo besaba sosteniendo el rostro de él con sus pequeñas manos.

-Pero usted...debería de hacer...algo...para detenerme...señor.

-Pero es que...no quiero que... te detengas.

A cada beso suspiraban, a cada caricia por encima de la ropa se estremecían, al simple toque de sus pieles desnudas una corriente placentera los invadía. El sentimiento y las sensaciones mutuas que sentían eran palabras silenciosas del quererse con intensidad.

-Señor...- murmuro Kagome con su respiración entrecortada, los besos a ambos lo dejaron jadeantes.

-Como que me encantas – murmuro Inuyasha acariciando con su nariz y su respiración el rostro de Kagome, quien suspiraba ante tal acción.

-Pensé que le gustaba señor...- sonrió con diversión.

-"Me encantas" es algo más intenso y es lo que siento por ti – Inuyasha la abrazó por la cintura, metiendo sus manos por debajo de la blusa de la azabache, sintiendo la piel suave y ardiente de ella.

-Entonces...usted también me encanta señor – enredo sus dedos en la cabellera del peli plata, masajeando su cuero cabelludo con delicadeza.

Ambos se miraron fijamente, lanzándose miradas nada furtivas, el orgullo en estos momentos se había esfumado enseñando sus verdaderos sentimientos a través de sus acciones y de sus miradas que brillaban inmediatamente al ver a la otra persona poseedora de sus sentimientos.

Un movimiento casi desapercibido para otros pero para ellos no, les llamo la atención. Ambos giraron sus cabezas en dirección a la cama de la habitación y Daichi rodeado de almohadones a su alrededor para que no se cayera, se le escuchó balbucear y se notaba desde lejos como sus dos pequeños brazos se agitaban en el aire.

-Bababa baaa baaba... apurrrr – ambos al escucharlos sonrieron y con sus manos entrelazadas se acercaron al pequeño Taisho.

-¿Cuánto ha dormido?

-Lo suficiente como para que no pegue un ojo señor – Inuyasha la miro con reproche y una ceja arqueada – Lo siento Inuyasha... ¡Pero ya le dije! Es la costumbre – se encogió de hombros.

ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora