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Ocho meses
-Bueno... al parecer la nieve no llegó este año – informo Inu No con un suspiro.
Los Taisho's junto con Kagome, se encontraban de pie admirando el hermoso paisaje verde. Al parecer el invierno no había llegado a Cachi, una capital y un pueblo del país en el que vivían.
Para llegar allí, tomaron un vuelo de dos horas hasta una provincia del país, en cuanto llegaron almorzaron y rentaron una camioneta familiar el cual los llevaría a su real destino... claro, después de manejar por más de cuatro horas.
-Lo siento, creo que aún no podrás ver la nieve – le susurro Inuyasha a Kagome, quien estaba a su lado.
-Inuyasha, ya vi la nieve, lo que dijiste hace una semana fue invención tuya – le mascullo en un susurro igual.
-Ah, sí, cierto – con nerviosismo le sonrió Inuyasha, su hijo ya estaba dormido en sus brazos.
El viaje había sido largo, duradero y cansador. Ya eran las siete de la tarde y aún faltaba como media hora para poder llegar al pueblo, solo habían bajado un rato a estirar las piernas e Inu No a hacer tronar todos sus huesos, la posición del conductor ya le estaba cansando.
-¡Todos adentró! – exclamo el patriarca.
-Sí...-murmuraron todos completamente cansados, y con flojera todos subieron a la camioneta familiar.
Ya no tenían ganas ni de cantar otra canción. Solo querían llegar ¡Ya, ya, ya!
La camioneta emprendió su marcha, a los diez minutos Izayoi y Rin dormían apoyada una contra la otra, Sesshomaru empezaba a cabecear, pero no se dormía, acompañaba a su padre.
-Tengo sueño Kagome...- Inuyasha parpadeaba con sus ojos cansados.
-Duerma un rato...
-No me trates de usted – reprocho Inuyasha en un murmuro.
-De apoco me estoy acostumbrando Inuyasha – con una sonrisa le respondió – Duerme.
-¿Tú no tienes sueño?
-Tengo, pero me es imposible dormir en esta posición, así que se me esfuma – miro a Daichi, profundamente dormido en la silla de seguridad para autos.
-¿Puedo...apoyarme en ti? – pregunto, aunque ya lo había hecho, cosa que hizo sonreír con gracia a la azabache.
-Ya lo hizo – Inuyasha lanzó un quejido al volver a presenciar el formalismo con él – Lo siento Inuyasha...- murmuro.
Inuyasha sonrió apoyado en el hombro derecho de Kagome, completamente cómodo, más cómodo que en su propia cama creería. Completamente relajado y aspirando el aroma exquisito de la azabache.
-Te quiero Kagome...
-Señor... - murmuro en tono sorpresivo y reprochoso, Inuyasha sonrió con los ojos cerrados y se acomodó mejor al cuerpo de la azabache, Kagome también se acomodó para estar cómoda y darle comodidad a su jefe.
°°°
-¡Al fin! – la exclamación de Inu No en el interior del coche despertó a todos sobresaltándolos, incluido a Sesshomaru quien se había dormido sin darse cuenta.
-¡Viejo, se más delicado! – mascullo Inuyasha despertándose con molestia. Él y Kagome lo miraron mal y después ambos miraron al pequeño Daichi, quien tenía el sueño pesado y no se había despertado con el grito del mayor.
-¡Ups! Lo siento – dijo desabrochándose el cinturón y mirando hacia atrás – Llegamos pichones – le sonrío a todos paternalmente, con una mirada molestos por el acto bruto de la manera en que el mayor los despertó – Eh... eh, bajemos – nervioso bajo del coche, estirándose.
Sesshomaru bajo y abrió la puerta corrediza de la parte de atrás, Rin fue la que siguió abrazando a su esposo, seguida de Izayoi quien se unió a su esposo, mirando la gran casa en la que se hospedarían ya con las luces encendidas y el gran patio delantero alumbrado, con una pequeña fuente en el medio y un camino de piedras que indicaba el camino hasta la entrada.
-Uau, es... es hermosa la casa – murmuro Kagome aun en el interior de la camioneta junto con Inuyasha y Daichi, aun dormido.
-Te va a gustar todo – le prometió, sacó la silla y se bajó de la camioneta - ¿Vamos?
-Vamos – Kagome agarro su pequeña mochila y bajo de la camioneta cerrando la puerta de la camioneta y empezando a caminar junto con Inuyasha en medio de la oscuridad, solo teniendo como iluminación la luz de la luna y la luz del interior de la casa.
Kagome caminaba al lado del peli plata, casi pegada a él mientras mirada con los ojos bien abiertos a su oscuridad alrededor. A pesar de que Kagome había vivido en lo alto de un cerro en su niñez y adolescencia, a causa de un altercado desde siempre le tuvo miedo a la oscuridad y a los ruidos extraños de los árboles hacían a causa del viento en la noche.
-¿Estás bien? – Inuyasha notó la actitud de la azabache, deteniéndose en el medio del patio y jardín delantero, a pasos de la entrada.
-Hay... hay algo que no he dicho...- tembló en su lugar y se calmo en cuanto Inuyasha puso una mano en su hombro, haciéndose notar, Kagome mira las luces ámbar de sus ojos, luces que la calmaron.
-¿Qué no me has dicho?
-Le tengo miedo a la oscuridad. No te burles – se tensó y volvió a mirar a sus costados – Sé que he vivido en la cima de un cerro, pero... siempre le tuve miedo, odio el sonido de las hojas cuando se mueven con el viento en la noche, le dan un toque tétrico – tembló en su lugar al imaginarse.
-Oh valla – Inuyasha se preocupó – Eso no lo sabía de ti.
-No lo saben mucho, mi familia...y ahora tú – dejo de temblar en cuanto Inuyasha puso su mano en un costado del rostro de la azabache- Señor...
-Inuyasha – le corrigió susurrándole contra sus labios.
-Inuyasha...
-Tranquila, estaré contigo todas las noches – Kagome asintió tres veces más tranquila – Ahora entremos, Daichi se despertará ¡Y ruego a Dios que se duerma antes del amanecer! – Kagome se carcajeo y ahora siendo guiada por Inuyasha con una mano en su hombro.
°°°
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¡Nos leemos!

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ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏ
FanfictionInuxKag (¬¬) PADRE SOLTERO Inuyasha Taisho, un hombre exitoso y con un hijo. Es un genio cuando se trata de cerrar tratos con exitosos empresarios, o con nuevas ideas para el progreso de sus corporaciones, también es muy bueno con los números ¡Oh...