ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏ

12: Aprovechar.

12

Siete meses

-De Kagome – volteo los ojos graciosa - ¡Se va a casar! –exclamo alegórica – Aunque me hubiera gustado que algunos de mis hijos se casará con ella, Sesshomaru ya no puede pero tú... pensé alguna posibilidad ya que era tu secretaria y trabajan muy juntos pero al parecer entre ustedes solo hay amistad – suspiro su madre en desconsuelo.

-Ella...-

Inuyasha dejó de mover el coche de su hijo, quedándose en blanco, choqueado por la noticia de su madre, aunque no sabría se era verídica o simple chismerío de viejas, pero sea verdad o mentira, aquella noticia le dio directo en su corazón en donde se albergaban sentimientos muy fuertes por la hermosa azabache.

-¿Inuyasha? ¡Hijo! – llamo su madre al verlo en silencio.

-Como... ¿Cómo es que se te ocurrió tal barbaridad mamá? – reprochó negando la noticia alocada de su madre con una sonrisa forzada.

-¡Hey! No se me ocurrió, su madre me lo ha dicho – Inuyasha la miro con su ceño fruncido esperando más explicación – He cursado junto a su madre el secundario y fuimos amigas, no somos tan unidas como antes pero mantenemos el contacto hijo – le explico - ¿Quieres que te cuente más?

-Por favor – ni lo pensó cuando respondió, solo quería saber si era cierta tal información.

-Bueno – su madre totalmente ajena a los sentimientos de su hijo continuo – Me ha contado que su hija ha ido a su casa por estos feriados, pero no para visitarla sino para buscar al hombre que se le había propuso ¡Hace como dos años! Y al parecer, Kagome le fue a dar su respuesta – con alegría por la hija de su amiga término el relato - ¡Tal vez pronto haya boda!

-Boda... casada... ella... yo no... - empezó a balbucear palabras sin sentido confundiendo a su madre.

-¿Hijo estás bien? – realmente preocupada se inclinó hacia él.

-Sí, solo... ¿Puedes cuidar a Daichi? – se puso de pie, dándole la espalda a su madre y mirando para todos sus lados.

-Claro que sí.

-Está bien, en... en una hora le toca la mamadera – su madre asintió aun cuando Inuyasha no la pudo ver.

Se adentró al interior y subió a su habitación cerrando la puerta, la noticia le había caído como balde agua helada, dejándolo de piedra y temblando de furia al imaginarse a la azabache en brazos de otro caminando al altar hacía un hombre que no era él... momento.

¿Tan fuerte eran sus sentimientos por ella que hasta pensaba estar él de pie en altar esperándola? Al parecer sí, al parecer si la amaba.

°°°

Al último día del feriado la llamo, quería saber si la azabache ya había vuelto de haber visitado a su madre, porque sí, para él ¡Ella había ido a visitar a su madre, no a aceptar la propuesta de casarse de un hombre!

Le marcó como cinco veces a su celular, pero ella no contestaba, al parecer no entraba la llamada en el pueblo en donde ella solía vivir. Ahora que lo recordaba, ella le dijo que era un muy buen lugar para desconectarse, ya que su casa quedaba a las alturas de un cerro, en donde no entraba la red para celular o internet.

Valla que se ha zafado de mi riña, pensó Inuyasha apretando su celular entre sus manos. La esperaría mañana en la oficina y más vale que le comentará algo al respecto.

°°°

-Buenos días señor – Kagome lo recibió con una sonrisa profesional y sin ningún brillo burlón en sus ojos. Inuyasha la miro de arriba abajo, implacable y hermosa como siempre pensó.

-Buenos días Kagome – le siguió el rollo de seriedad y pasó a su oficina con la silla de su hijo en manos, pero está vez, no fue seguido por la azabache, algo que lo extraño y alertó.

Dejo la puerta abierta para ver si su secretaria se acercaba a los segundos, pero nada, dejo a su hijo amarrado a la silla en el suelo y miro con disimulo por la puerta semi abierta a su secretaria. Kagome estaba sentada en su escritorio con la cabeza hacia abajo, pensando y haciendo expresiones con su rostro.

Se debatía entre un "Sí y un No" la conocía perfectamente.

Dejó que siguiera pensando pero dejo su puerta semi abierta, la esperaría el tiempo que fuera necesario. Tomo a su hijo en brazos y lo miro.

-Bueno, al parecer mamá está pensando seria...- se calló en cuanto pensó en lo que había dicho, su hijo lo miro sorprendido y él igual – Acaso dije... ¿Mamá? – asustado pronuncio aquella palabra.

-Ohoh – le balbuceo su hijo – Bababaaa

-Ay no... ay no – asustadizo empezó a caminar por la oficina de un lado a otro junto a su hijo, estirándose el cabello y desajustando su corbata – No, no, no, no, no ¡No! – mascullo no tan fuerte – Esto no tiene que estar pasando... ella no... ella no, ella se va a casar...- murmuro dolido.

-Bababaaa – sollozo su hijo arrugando sus labios, dándole una iniciativa de su llanto por venir.

-¡Es que ella no puede hijo! No me quiere...- y su hijo lloro, cerrando sus ojos y volviendo sus mejillas rojas – Hijo...

-¿Señor está todo bien? ¿Daichi está bien? – Kagome se adentró cerrando la puerta detrás de ella con una patada y se acercó a su jefe y al pequeño - ¿Qué le pasa señor? – Daichi al escuchar su voz se calmó, paro su llanto y parpadeo para visualizarla mejor.

-Está... ahora ya se calmó – y él entendía el por qué su hijo se había tranquilizado – Toma – le tendió al bebé.

-¿Ah? Eh, sí...- y ella lo tomo de los brazos de su jefe, mientras que él no dejaba de observar su mano izquierda en busca de algún objeto intruso en unos de sus dedos – Hola cariño – le hablo a Daichi - ¿Me extrañaste?

-Baba baaaa – balbuceo.

-Kagome...- Inuyasha se acercó aún más y tomo su mano entre las suyas. El único impedimento de estar más cerca físicamente, era su hijo en medio.

-¿Sí, señor? – Kagome miro aquellas iris ámbar que últimamente, los tenia presente en maravillosos sueños de los cuales no quería despertar.

-Te extrañe – en la mano izquierda no había ningún intruso metálico, tal y como en la derecha – Yo te extrañe mucho – no había nada y no desaprovecharía esto. 

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¡Nos leemos!