18
Maldita vejiga suya que se negaba a seguir aguantando sus necesidades de hacer pis.
Eran las cuatro de la mañana y hasta ahora no había podido dormir nada de nada, el viento meciendo las ramas de los árboles la tensaba y le traía malos recuerdos, con la lámpara prendida a su lado con la intensión de tranquilizarla, algo que claramente no funcionaba.
Se puso de pie con sus cros blancos y con la linterna de su celular prendida salió sigilosamente de la habitación y mascullo entre dientes, todas, todas ¡Completamente todas las luces estaban apagadas!
Un escalofrió corrió por su espalda, al ver el pasillo oscuro aun con la linterna alumbrando el camino. Con su orgullo esfumado y con sus temores en primer lugar, camino hasta la habitación del peli plata y no golpeo simplemente entró y apagó la linterna de su celular al ver la lámpara encendida también.
Camino hasta él y sonrió por un momento olvidando su temor al verlo por segunda vez dormido, con su rostro relajado, Daichi estaba a su lado con una remera manga larga y con su pijama enteriza puesto solo hasta su estómago arrimado al lado de su padre.
-Señ...emm, Inuyasha – lo llamo y le pico con el dedo en su costado – Inuyasha – lo removió.
-¿Mmm? – gimió adormilado entreabriendo los ojos – ¿Kagome? – se reincorporo lentamente con sueño.
-Acompáñeme – le susurro con cara de perrito.
-¿Qué? ¿A dónde? – parpadeo confundido muchas veces hasta saber que no estaba en unos de sus tantos sueños extraños.
-Al baño.
-¿Al... al baño? – confundido y con otra idea en la mente se volteó a ella.
-Apúrese, ya no aguanto – literalmente, Kagome apretaba sus muslos. Inuyasha se puso de pie descalza y fue detrás de Kagome, quien casi ya iba saltando.
-Ey, es por aquí – Inuyasha la tomo de la mano jaloneándola hacia él llevándola por el pasillo correcto.
-Es que, con la oscuridad no sé en donde estoy – se excusó Kagome, dieron unos casi veinte pasos para llegar a la puerta del baño – No te vayas – pidió Kagome antes de cerrar la puerta del baño.
-No lo haré, ahora, dame tu celular – Kagome sin rechistar se lo entrego y cerró la puerta del baño.
Inuyasha sonrió con ternura mirando el celular encendido el cual tenía una aplicación de linterna en la pantalla principal, se apoyó contra la pared de enfrente a la puerta del baño a la espera de la salida de la hermosa azabache.
Tres minutos cortos pasaron y la luz del interior del baño lo alumbro al ser la puerta abierta y miro detenidamente a Kagome, dando un paso largo hacía la azabache, miro su rostro detenidamente.
-No dormiste – Kagome no sabía si aquello sonó a pregunta o afirmación, pero lo sonrió con disculpa.
-No puedo, simplemente no puedo.
-Ven, dormirás conmigo – la jaloneo nuevamente de la mano y empezó a caminar por los oscuros pasillos.
-¿Qué? No, no.
-Que dormirás conmigo dije – demando – Además, ya dormimos juntos, los tres, juntos – le recordó la primera vez que se quedó como niñera en su mansión – Vamos, hay que dormir son las cuatro y treinta y así sean vacaciones nos levantamos temprano – le susurro con los ojos en blanco "ordenes de mamá".
°°°
-Solo acuéstate, mira, Daichi te dejo lugar – Kagome sonrío y con confianza se recostó del otro lado vació de la cama e Inuyasha hizo lo mismo, mientras con una sábana tapaba a su hijo y a Kagome junto con él.
Se recostó del lado izquierdo y miro a Kagome, quien también estaba de lado mirándolo sin expresiones, solo lo miraba y él igual, solo la miraba. Ambos se apreciaban en silencio.
-¿Qué te ha pasado para que le tengas miedo de esta manera a la noche en el campo? – Inuyasha quería saber más de ella, incluido sus temores.
-Cuando tenía 7 años, con mis primos jugamos en el campo, como cualquier otro día, a las escondidas. Uno de mis primos contaba mientras que yo y los demás nos escondíamos. Era muy buena en ese juego, siempre ganaba o salvaba. Pero ese día, jugamos muy cerca de la hora en la que anochece y yo decidí esconderme esa vez mucho mejor, adentrándome a los árboles. No me encontraban, era muy noche y yo estaba sentada en el suelo mientras lloraba en silencio, la sombra de los árboles en la noche y el viento mover las ramas me asustaban. No sé el tiempo que habrá pasado, pero mi mamá me encontró junto con mis tíos y algunos oficiales, desde ese día tengo este miedo.
-Dame tu mano – Inuyasha estiro su brazo con su mano abierta dejándola en medió del colchón, por debajo de los pies de su hijo.
-¿Qué?
-Dámela – volvió a pedir Inuyasha tranquilo, Kagome le tendió su mano e Inuyasha entrelazo los dedos, sintiendo ambos un poderoso cosquilleo- Voy a permanecer a tú lado, así que, duerme tranquila.
°°°
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¡Nos leemos!
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ᴘᴀᴅʀᴇ ꜱᴏʟᴛᴇʀᴏ
FanfictionInuxKag (¬¬) PADRE SOLTERO Inuyasha Taisho, un hombre exitoso y con un hijo. Es un genio cuando se trata de cerrar tratos con exitosos empresarios, o con nuevas ideas para el progreso de sus corporaciones, también es muy bueno con los números ¡Oh...