Abigail
Amanda no pudo ir a recogerme al aeropuerto así que me toco tomar una taxi a su casa, que está bastante alejada del centro, su familia es multimillonaria, de hecho son políticos en el Estado de Vermont, su rango no lo sé exactamente pero al llegar y ver su casa, es sumamente hermosa, es una casa victoriana hermosa que esa rodeada por un bosque, esto parece de cuento de hadas.
─ Señorita no quiero interrumpir su asombro pero hemos llegado ─ me dijo el taxista sacándome del trance por el asombro.
─ Si claro aquí tiene su dinero, déjese el cambio ─me dispuse a bajar las maletas y cerrar la puerta, luego dure otros dos minutos mirando la casa hasta que..
─ Abi, por fin llegaste, entra ya es tarde te vas a congelar con este frio─ me dijo mi loca amiga Amanda dándome un abrazo y llevándome adentro.
─ Amanda tu casa es .. Increíble ─ ella me miro y sonrió ─ Si es algo grande y linda—me respondió — Sabes ya cenamos pero, vamos a la cocina te preparo algo de comer, debes tener hambre.
─ Sí, muero de hambre ─ le dije abrazándola mientras nos dirigíamos a la cocina.
Ella me preparo un sándwich de jamón, queso, tomate y lechuga que sabe que me encantan.
─ Bueno listo aquí está tu cena ─ Me dijo poniendo un plato con el sándwich frente a mí ─ Rayos, deje mi celular en mi habitación y quería enseñarte los vestidos que escogí para el baile de navidad.
─ Bueno, ve por él, no me va a pasar nada sola ─ le dije.
─ Ok, ya vengo no te muevas de aquí, te podrías perder en la casa.
─ Si no soy una niña de 5 años, pero está bien ve y yo no me muevo de aquí.
Me quede sola en la enorme cocina de la casa, las encimeras blancas, es todo tan limpio. Cuando de pronto escuche la puerta a mis espaldas abrirse y rápido volteé para ver quién era. Entonces lo vi, un hombre alto, con un traje azul oscuro que se ajustaba perfecto a su cuerpo tonificado, sus ojos eran claros, sus labios gruesos, su nariz perfilada, su cabello y barba tenía uno que otro cabello plateado que junto con las líneas de expresión en su rostro solo denotaban madures, eso lo hacía verse tan sexy.
Estoy segura de que su primera impresión de mi fue, espantosa llegas entras a tu casa encuentras a una extraña en tu cocina que se te queda viendo como idiota con la boca abierta.─ Buenas noches, disculpa que te moleste pero, te importaría hacerme algo rápido para cenar ─ me dijo sin quitar la vista de su celular desde que entro, yo lo escuche pero todavía estaba perdida en su presencia ─ Señorita? ─ dijo el asiéndome reaccionar.
─ Eh si, disculpe pero es que yo no sé cocinar ─ dije sonriendo como idiota, como es que no se cocinar, definitivamente tendré que aprender.
─ ¿No sabes cocinar?, es enserio ─ al decirme eso no lucia muy contento.
─ Si, en serio pero, se hacer sándwich, son mi especialidad, le voy a preparar uno de inmediato ─ le dije mientras me levante de la silla y me dirigí hacia donde vi que Amanda guardo todo al prepararme mi sándwich.
─ No─ me dijo levantándose de la mesa ─ Voy a pedir algo a domicilio.
- No por favor - le dije, me acerque a él lo tome de los hombros por la espalda y prácticamente lo senté a la fuerza nuevo─ Quédese quieto que no duro nada preparándolo.
─ De acuerdo ─ me miro un poco extrañado.
─ Ok, eres alérgico a alguna de estas cosas ─ le dije los ingredientes que ya tenía en el mesón.
─ No ─ me respondió frio y cortante sin mirarme, le prepare el sándwich y me senté a su lado a terminar de comer el mío, odio el silencio incómodo y en esta ocasión era demasiado.
─ Mi nombre es Abigail ─ el me miro extrañado como diciendo a quien mierdas le importa tu nombre ─ Soy compañera de Amanda, las dos vamos a Yale ─ le dije tratando de hacer que su expresión cambiara, tal vez solo estaba confundido.
─ ¿No eres una empleada? ─ pregunto.
─ No, Amanda me invito a pasar la navidad con ella y.. ─ el corto mis palabras levantándose de la mesa, dejo el plato en el fregadero se acercó a mí y puso sus manos sobre la mesa inclinando un poco su cuerpo hacia mí ─ Lamento, pedirte que me hicieras algo de comer, discúlpame por favor ─ valla que es directo.
─ No es nada ─ le respondí.
─ Lo siento, pensé que eras del servicio ─ pude sentir que algo en el cambio hacia mí de un pronto a otro y no podía entender porque ─ Te agradezco el sándwich, no estaba tan mal ─ me acaba de decir que no estaba tan mal, pero si es lo mejor que se preparar.
─ Sabes que me confundas con una empleada de servicio no me ofende en lo absoluto pero, pídeme disculpas por decir que mi sándwich no estaba tan mal ─ le dije haciendo la seña de comillas con mis dedos.
Su expresión seguía helada y estaba a punto de responderme cuando Amanda entro a la cocina.
─ Tío ─ gritó ella, haciéndolo retroceder y tirándose en sus brazos ─ Por fin puedo verte, me hacías mucha falta.
─ Yo también te extrañe gritona ─ le dijo el dándole un beso en la frente y al fin mostrando una pequeña sonrisa.
─ Sabes que jamás te voy a perdonar por no ir a mi graduación, ¿verdad? ─ Le dijo ella levantando una ceja.
─ Lo siento, una vez más ─ le respondió el ─ Buenas noches, hoy tuve un largo día y quiero descansar ─ dijo mientras se acercaba a la puerta y cuando estaba a punto de salir─ Gracias por el sándwich ¿señorita?.. Disculpe pero no me dijo su apellido.
─ Williams, señor soy Abigail Williams ─ le dije mirándolo a los ojos aunque me resultaba intimidante, pero no podía dejar de mirarlo, algo en el me atraía.
─ Gracias y buenas noches señorita Williams ─ fue lo último que dijo, para luego salir de la cocina.
Me quede silencio durante unos minutos, solo mirando la puerta por la que él salió, hasta que Amanda me saco de ese trance con sus tontos comentarios ─ Si lo sé, mi tío suele causar ese tipo de reacción en las personas o bueno más que todo en las mujeres.
─ ¿Qué? De que estas hablando ─ le dije tratando de disimular que el en serio me había en ese estado.
─ Vamos, yo sé que te gusto, serias gay si no te hubiera atraído aunque sea un poco ─ definitivamente mi amiga está loca.
─ Cómo crees que me va a gustar si me lleva como 20 años, es demasiado mayor para mi gusto ─ claro que no me gusta me encanta si esta como actor de película súper sexy.
─ Es mi tío, pero tengo que aceptar que el hecho de que sea mayor solo lo hace más atractivo, que lo digan mis compañeras de secundaria que cada vez que el venía a mi casa todas decidían visitarme mágicamente solo para verlo ─ yo no las culpo seguramente habría sido igual a ellas.
─ Ok, enséñame los vestidos de los que me hablaste ─ le dije tratando de ya olvidarnos de su tío hermoso.
─ Uh, es cierto vamos te enseño tu cuarto y vemos los vestidos ─ salimos de la cocina y subimos las escaleras que están en la sala y dan al segundo y tercer piso de la casa, llegamos a un pasillo muy bien decorado, en este pasillo ahí dos puertas, una a cada lado.
─ Este va a ser tu cuarto mientras te quedes en casa ─ dijo mi amiga abriendo la puerta de la derecha ─ Ya está todo preparado, y en el baño tienes toallas y todo lo que necesites ─ me dio un pequeño recorrido por todo el cuarto y nos recostamos en la cama a ver las fotos de los vestidos.
Amanda me enseño muchos vestidos pero parecía que quería que yo lo enseñara todo─ Mira este ─ me dijo mostrándome uno rojo ajustado con la espalda descubierta casi hasta el trasero y una abertura a un lado que dejaba al descubierto una pierna.
─ Estás loca, yo no me voy a poner eso es demasiado sexy para mi gusto, lo siento pero no─ me hiso un puchero, y siguió pasando las fotos en su teléfono.
Al cabo de un rato estábamos quedándonos dormidas así que Amanda decidió irse a su habitación y yo me dedique a dormir.
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Mi Joven Obsesión
RomanceChristopher es un hombre de 38 años multimillonario, soltero, enfocado siempre en sus negocios y su carrera política. Abigail es una joven de 18 años, estudiante enfocada en la carrera de economía en la Universidad de Yale. Una joven y hombre que si...